El corazón y el cerebro son fundamentales para el funcionamiento del cuerpo y de la vida. Necesarios para canciones y poemas, pero también para estudios cada día más sorprendentes. Uno de los más recientes se realizó en Estados Unidos. Allí, los investigadores concluyeron que el ritmo de los latidos está relacionado con la sensación del presente que experimentan las personas.
“Se pensaba que la experiencia del tiempo solo pasaba en el cerebro, pero a través de la investigación encontramos que el corazón tiene una influencia en cómo trabaja el cerebro, cada latido es usado por el cerebro y condiciona esa experiencia del paso del tiempo”, afirmó en entrevista con La W, Adam K. Anderson, líder investigador.
Es decir, que el corazón tiene una influencia en cómo trabaja el cerebro. Es decir, que empieza a latir de manera distinta y condiciona la experiencia del paso del tiempo. “Cada vez que se da el latido, el tiempo se contrae y se expande, el corazón termina siendo el guardián del tiempo”, añadió Anderson.
Ahora, por estudios anteriores, se sabía que el cerebro si influencia el ritmo cardiaco, pero ahora se descubre cómo también el corazón influye en el cerebro. Ambos órganos están en comunicación y los latidos predicen la experiencia del tiempo. En este punto, aclara el investigador, que el tiempo entendido como el momento presente y no referido al concepto tradicional del paso de los minutos y segundos.
“Examinamos la interacción entre la dinámica cardíaca de grano fino y la experiencia momentánea de intervalos de subsegundos. Los participantes realizaron una tarea de bisección temporal para tonos breves (80–188ms) sincronizados con el corazón. Desarrollamos un Modelo de Difusión de Deriva cardíaca (cDDM) que incorporó dinámicas de frecuencia cardíaca contemporáneas en el modelo de decisión temporal. Los resultados revelaron la existencia de arrugas temporales —dilatación o contracción de intervalos cortos— en sincronía con la dinámica cardíaca”, escribieron en el documento del estudio.
Más técnicamente encontraron que “una frecuencia cardíaca anterior al estímulo más baja, se asoció con un sesgo inicial en la codificación de la duración del estímulo a nivel de milisegundos como más larga, lo que concuerda con la facilitación de la ingesta sensorial. Al mismo tiempo, una frecuencia cardíaca previa al estímulo más alta ayudó a juicios temporales más consistentes y rápidos a través de una acumulación de evidencia más eficiente”, se detalla en la investigación.
Además, una mayor velocidad de desaceleración cardíaca posterior al estímulo, un marcador corporal de atención, se asoció con una mayor acumulación de evidencia sensorial temporal en el cDDM. Estos hallazgos sugieren un papel único de la dinámica cardíaca en la experiencia momentánea del tiempo.
Respecto al grupo estudiado para llegar a esta conclusión, informaron que estaba integrado por 45 participantes, de entre 18 y 21 años, sin antecedentes cardiacos, que fueron conectados a medidores que calculan el ritmo del corazón.
“Usamos el corazón para controlar las imágenes que le mostrábamos a las personas, esa técnica nos mostraba cómo después de un latido se terminaba experimentando la percepción del tiempo... A un latido más largo, percepción más larga del tiempo y al contrario, a un latido más corto, percepción más corta del tiempo”, se señaló.
Este hallazgo plantea nuevas preguntas sobre la relación de la respiración, el ritmo cardíaco y el cerebro, porque por lo que se ha ido estudiando, se sabe que hay una interesante relación. Justo, confirmó el profesor de la Universidad de Cornell, hay otros investigadores están revisando el tema.
También concluyeron en el texto del estudio Wrinkles in subsecond time perception are synchronized to the heart que con esta nueva investigación se abre una nueva vía metodológica para averiguar más sobre el papel del corazón en la percepción del tiempo y el juicio perceptivo.
Finalmente, otro estudio estadounidense, publicado a comienzos de este mes, va en la línea de la investigación ya mencionada y confirma que directamente la percepción del paso del tiempo puede estar distorsionada.
“Las experiencias emocionales, particularmente la excitación, pueden contraer o expandir la duración experimentada a través de sus interacciones con los mecanismos de procesamiento atencional y sensorial”, explican en la publicación del estudio.