“Es uno solo. Está condenado a mirar el partido de lejos. Sin moverse de la meta, aguarda a solas, entre los tres palos, su fusilamiento (...) Él no hace goles, está ahí para impedir que se hagan”. Esta es la definición que sobre el arquero o guardameta escribió el gran Eduardo Galeano, uno de los autores latinoamericanos más prolíficos cuando de fútbol se trata.

Y aunque, según Galeano, “el goleador hace alegrías mientras el guardameta las deshace”, la ciencia tiene claro que en la cancha el arquero es una de las figuras más inteligentes.

René Higuita haciendo El Escorpión en un partido amistoso ante Inglaterra. | Foto: EMPICS Sport

Y enumera varias razones. Una de ellas es que los porteros de fútbol tienen que tomar decisiones en caliente, en fracciones de segundo, basadas en información incompleta, para impedir el gol. Por lo que un estudio señala que estos jugadores presentan diferencias fundamentales en su forma de percibir el mundo y procesar la información multisensioral.

Los hallazgos de esta investigación los recoge este lunes Current Biology, una publicación especializada según la cual los autores del estudio analizaron la capacidad de los porteros frente a la forma en que procesan la información de los sentidos frente a otros jugadores y personas no futbolistas.

El equipo de investigadores, encabezado por Michael Quinn, de la Universidad de la Ciudad de Dublin, ahora psicólogo y portero profesional retirado, señaló que puede ser la primera vez que se documentan pruebas científicas de esa capacidad de los guardametas.

Es que los arqueros deben tomar miles de decisiones muy rápidas basadas en información sensorial limitada o incompleta. Y esto llevó al equipo a construir una hipótesis que indica que poseen una mayor capacidad para combinar la información de los distintos sentidos. Un factor que fue confirmado por los resultados.

El arquero español Unai Simon detiene un tiro penal del croata Bruno Petkovic durante una tanda de penales al final del partido de fútbol final de la Liga de las Naciones entre Croacia y España en el estadio De Kuip en Róterdam, Países Bajos, el domingo 18 de junio de 2023. España ganó 5- 4 en una tanda de penaltis después de que el partido terminara empatado 0-0. (Foto AP/Peter Dejong) | Foto: Copyright 2023 The Associated Press. All rights reserved

Los investigadores reclutaron a 60 voluntarios, incluidos porteros profesionales, otros jugadores profesionales y controles de la misma edad que no jugaban al fútbol.

Buscaron diferencias en lo que se conoce como ventanas de vinculación temporal, es decir, la ventana de tiempo dentro de la cual las señales de los diferentes sentidos probablemente se fusionen o integren perceptualmente.

En cada prueba, a los participantes se les presentó una o dos imágenes (estímulos visuales) en una pantalla, que podían presentarse junto con uno, dos o ningún pitido (estímulo auditivo). Esos estímulos se presentaron con diferentes períodos de tiempo entre ellos.

Los ensayos con un destello y dos pitidos conducían generalmente a la percepción errónea de dos destellos, lo que demuestra que los estímulos auditivos y visuales se han integrado. Esa percepción errónea disminuye a medida que aumenta el tiempo entre estímulos, lo que permitió a los investigadores medir la amplitud de la ventana de enlace temporal de una persona, ya que cuando ese periodo es más estrecho indica un procesamiento multisensorial más eficaz.

Iker Casillas, portero español ya retirado.

Las pruebas mostraron que, en general, los porteros presentaban marcadas diferencias en su capacidad de procesamiento multisensorial, pues esa ventana era más estrecha que la de otros jugadores y los no futbolistas, lo que indicaba una estimación más precisa y rápida de la sincronización de las señales audiovisuales.

Otra diferencia es que los porteros integraban menos los destellos y los pitidos, lo que sugiere que no mostraban tanta interacción entre la información visual y la auditiva.

Los investigadores consideran que estas diferencias se derivan de la naturaleza de la posición de portero, en la que prima la toma rápida de decisiones, a menudo basadas en información sensorial parcial o incompleta que llega en diferentes momentos. Por ejemplo, observan cómo se mueve el balón en el aire y también utilizan el sonido del golpe.

Tras una exposición repetida a esos escenarios, los porteros pueden empezar a procesar las señales sensoriales por separado en lugar de combinarlas.

El equipo estudiará si otros jugadores con posiciones especializadas pueden mostrar diferencias perceptivas. Además, quieren dilucidar si esa capacidad deriva de los entrenamientos desde una edad temprana o si es inherente y atrae a los jóvenes que la tienen a la posición de portero.