El cáncer es una enfermedad que puede afectar prácticamente cualquier parte del cuerpo, pues tiene efectos directamente en las célula y hace que estas se reproduzcan de forma descontrolada. Si bien hay algunos tipos de diagnósticos oncológicos que han sido considerados como “silenciosos” a raíz de que no provocan mayores cambios en el organismo en sus etapas tempranas, hay algunas recomendaciones que pueden ayudar a detectarlos.
Las autoridades sanitarias y las instituciones de salud han resaltado la importancia de identificar algunos síntomas a tiempo para realizar diagnósticos oportunos, lo que a la larga es uno de los factores más determinantes para lograr que los pacientes accedan a un tratamiento efectivo.
“El cáncer puede causar muchos síntomas, pero estos síntomas son causados con más frecuencia por enfermedades, lesiones, tumores benignos o por otros problemas. Si se tienen síntomas que no mejoran después de unas cuantas semanas, es necesario ver al doctor para que los problemas puedan ser diagnosticados y tratados tan pronto como sea posible. Con frecuencia, el cáncer no causa dolor, por lo que no se debe esperar a sentir dolor para ver al doctor”, recomienda el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
Los síntomas, por supuesto, pueden variar mucho dependiendo de cada tipo de cáncer y del lugar del cuerpo en el cual se han empezado a acumular las células malignas. Eso sí, uno de los indicios más comunes es que hay cambios en la función, el aspecto o la sensación de algunos órganos o partes del cuerpo.
Por ejemplo, las personas que desarrollan cáncer de seno pueden sentir bultos o masas sólidas en las mamas o bajo el brazo, que antes no se encontraban ahí. También pueden percibir “cambios o descargas en los pezones, piel roja, escamosa, sumida, o con hoyos y que da comezón”, según señala el Instituto Nacional del Cáncer estadounidense.
También pueden ser motivo de consulta algunos cambios a la hora de ir al baño, como presentar sangre en el excremento o la orina, modificaciones en los hábitos intestinales y problemas o dolor al orinar.
Algo similar puede suceder con la alimentación. Si una persona sufre dolores y molestias después de comer como acidez o indigestión persistentes, problemas para deglutir, dolor de estómago frecuente, cambios en el apetito, náuseas o vómitos, es importante que asista a una consulta médica. Lo mismo si presenta un aumento o un bajón de peso repentinos que no tienen una razón aparente.
También hay que tener cuidado con síntomas persistentes como la tos que no desparece con los días, el cansancio o la fatiga extremos, la fiebre y los sudores nocturnos y la aparición de bultos extraños en cualquier parte del cuerpo.
También hay otros síntomas menos frecuentes como la aparición de hemorragias o moretones que no tienen una causa clara y la presencia de parches blancos o rojos en la lengua o la boca.
En cuanto a los tumores cerebrales, los síntomas suelen ser más específicos. Los pacientes que padecen esta patología oncológica pueden presentar dolores de cabeza, sobre todo en las mañanas. La intensidad de estas molestias, por lo general, aumenta con el tiempo.
También pueden sufrir otras molestias como convulsiones, cambios en la vista o dificultades para ver, problemas para hablar, confusión e incluso parálisis facial.
De otro lado, pueden ser indicios de cáncer de piel la aparición de lunares nuevos o cambios en lunares que ya existen, la irritación anormal y que no sana con facilidad.
Además, algunas personas pueden presentar ictericia, es decir, que la piel y la parte blanca de los ojos adquieren un tono amarillento. Este síntoma puede ser indicio de múltiples afecciones que se presentan en el hígado (entre las cuales se encuentra el cáncer) y que generan una acumulación anormal de bilirrubina en la sangre.