La reforma a la salud se ha convertido en uno de los temas más controversiales de los últimos meses en Colombia. Ha enfrentado, como los asuntos políticos, altos intereses y radicales creencias. Ha puesto a tambalear al gobierno de Gustavo Petro y fue la chispa para acabar con la coalición en el Congreso; también generó la salida prematura del exministro de Educación Alejandro Gaviria, y el inesperado cambio de quien lideró, desde el comienzo, la idea del proyecto de ley, la exministra de Salud Carolina Corcho.
Es un asunto de Estado, es una necesidad, coinciden desde distintos sectores, para el país. Pero la cuestión ha involucrado todo tipo de acusaciones y repercusiones. Se han dado debates y audiencias públicas de alto nivel, pero también se han escuchado argumentos que denigran el objetivo de analizar y aprobar el mejor texto posible.
En medio del caótico intercambio de ideas y el afanado proceso de aprobar en la Comisión Séptima el texto de 139 artículos, las redes sociales se han convertido en la tarima perfecta para los líderes de opinión que apoyan o están en contra del texto.
Entre ellos está el exdirector de Epidemiología y Demografía del Ministerio de Salud, Julián Fernández. Él es actualmente investigador del Departamento de Salud Internacional de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins.
A través de su perfil en Twitter ha dedicado bastantes trinos para apoyar con estudios y resultados sus argumentos en contra del Proyecto de Ley 339. También cuestionó en su momento la gestión de la exministra Corcho.
Ahora, este 19 de mayo, luego de la aprobación del 85 % del texto en la Comisión Séptima de la Cámara, se refirió a lo que le ha sucedido por exponer su opinión.
“El costo que muchos académicos asumimos al criticar la reforma no es solamente la estigmatización, sino el ser vetados de otros procesos, ya que algunos no saben diferenciar la crítica de un nivel con la cooperación. Pero los que no dependemos de ellos, no podemos callar”, comenzó relatando.
En el mismo hilo de Twitter contó que no callar ha tenido sus consecuencias.
“Por ejemplo, ya me pidieron dar un paso al costado en dos proyectos de cooperación técnica, para no molestarlos a ellos. Eso no afecta mi carrera académica mucho, pero incluso si lo hiciera, lo que está pasando es más grave para la sociedad que nuestros intereses personales”, expresó.
“Pero este es un llamado a los que me han dicho y saben que esta reforma tiene muchos problemas, incluso quienes piensan que algunas partes son buenas y viables. Entiendo algunos, su posición no les permite hablar, pero otros sí, y callan por conveniencia propia. No está bien callar”, concluyó.
“Esta reforma profundizará los problemas que pretende resolver”: críticos del proyecto de ley
La reforma a la salud cierra esta tercera semana de mayo con 117 de 139 artículos aprobados en la Comisión Séptima de la Cámara. La celebración por parte de quienes defienden el proyecto contrasta con las preocupantes críticas de quienes nunca han visto viable lo que se formula.
Por ejemplo, el doctor Ramón Abel Castaño expresó que “esta reforma profundizará los problemas que pretende resolver”.
Ello porque elimina la función de compra y de gestión de riesgo, “elimina controles previos y concurrentes, lo que desbordará el gasto y llevará a más deudas con IPS, más barreras de acceso para pacientes, y más inequidades. Lamentable”, afirmó en un trino.
El doctor Castaño publicó hacia marzo el libro Reforma a la salud, ¿si o no? Allí ahonda en por qué la propuesta del Gobierno no va a resolver los problemas que pretende resolver.
Especifica cinco razones:
- La concepción del derecho a la salud como fundamental autónomo.
- La forma como se organizan los servicios de atención curativa.
- Las capacidades de las entidades territoriales.
- Las herramientas para hacer que los recursos del sector no se agoten a mitad de camino.
- La dificultad para cerrar las brechas materia de equidad más allá de lo que puede lograr el sector salud.