“Un 20 por ciento de los profesionales de la salud tiene una enfermedad que compromete su salud mental. De ellos hacen parte los residentes y, claro, el personal en formación. Y creo que esto está infradiagnosticado. Un estudio de 2022, hecho específicamente en residentes de cirugía, indica que un 18 por ciento de residentes ha sufrido acoso sexual y otro 23 por ciento, acoso laboral. Se sabe que uno de cada cuatro residentes en el país tiene alguna queja y ha manifestado haber sufrido de acoso”.
Quien lo cuenta es Leonel Vega Useche, médico epidemiólogo, residente de anestesiología y candidato a magíster en educación para profesionales de la salud. Una de las voces líderes de la Asociación Nacional de Internos y Residentes (Anir), que reúne a unos 800 asociados en las diferentes seccionales del país. Además de Bogotá, la entidad está presente en la región Caribe, en Antioquia, en Valle, en el Eje Cafetero y en Santander.
En diálogo con SEMANA, Vega hace un llamado urgente para evitar que repitan casos tan dolorosos como el de la doctora Catalina Gutiérrez Zuluaga, residente de cirugía de la Universidad Javeriana, quien la semana pasada se quitó la vida, según ella debido al maltrato de que se sentía víctima en la institución.
SEMANA: ¿Cómo recibieron ustedes la muerte de su colega, la doctora Catalina Gutiérrez?
Leonel Vega Useche: Con profunda tristeza. Porque se han hecho esfuerzos por desarrollar diferentes estrategias para prevenir estos casos y mejorar la salud mental de los profesionales de la salud. Pero, no han sido suficientes. Y no se han acogido todas las medidas necesarias para que este tipo situaciones no sigan ocurriendo.
SEMANA: ¿Qué tipo de seguimiento hacen ustedes a los casos en los que los residentes e internos denuncian maltrato o acoso?
L.V.: En los más de 60 años de trabajo de la asociación, uno de sus papeles ha sido acompañar a quienes han sentido vulnerados sus derechos y cuando en diferentes ocasiones han recibido maltrato. En varias ocasiones hemos recogido esas denuncias y llevado ante los entes gubernamentales. Y abogamos internamente a veces con los residentes ante las directivas del caso. En este momento no hay cifras consolidadas al respecto.
SEMANA: Uno de los temas que ha salido a relucir tras la muerte de su colega, es la alta incidencia de las enfermedades de salud mental en el personal de salud...
L.V.: Es que en el mundo, el cuatro por ciento de las personas tiene enfermedades mentales. Y esto aumenta cinco veces en los profesionales de la salud. En otras palabras, un 20 por ciento de estos profesionales tiene una enfermedad que compromete su salud mental. De ellos hacen parte los residentes y, claro, el personal en formación. Y la verdad, creo que esto está infradiagnosticado. Un estudio de 2022, hecho específicamente en residentes de cirugía, informa que cerca del 18 por ciento de los residentes ha sufrido acoso sexual y otro 23 por ciento, acoso laboral. Se sabe que uno de cada cuatro residentes en el país tiene alguna queja y ha manifestado haber sufrido de acoso.
SEMANA: ¿Cómo entender que exista, según muchas denuncias que se han conocido esta semana de médicos de distintas especialidades, una cultura sistemática de maltrato en los procesos de formación?
L.V.: Ha ocurrido sistemáticamente en el país desde hace décadas. Y es bueno que esto esté saliendo a la luz, se hagan visibles las denuncias y se haya despertado la solidaridad de la sociedad. Siempre se ha normalizado y no solo en nuestra carrera, sino en muchas instituciones donde existen estructuras de poder y jerárquicas. Este es un país donde se ha normalizado el abuso, el maltrato. Y es muy desafortunado escuchar, y lo he escuchado después de la muerte de la doctora Catalina, que estas acciones se justifican en la idea de que en el pasado ese maltrato era peor. Que en el pasado entraban un viernes a hacer su rotación, a su proceso de formación asistencial, y duraban hasta el día lunes. Es irresponsable que pongan turnos de 60 horas de ejemplo. Eso no debería estar normalizado.
SEMANA: Muchos profesores tienen la tesis de que ahora enfrentan una generación menos tolerable a las exigencias. ¿Qué opina de eso?
L.V.: Yo mismo lo he escuchado: hablan de una generación de cristal. Y eso no resuelve problema, ni logrará que se reduzcan la deserciones de las residencias, como viene pasando. Es en los programas de formación quirúrgica en el país donde se presenta una mayor tasa de deserción. Nadie niega que somos generaciones diferentes, pero el respeto no tiene que ver con que seas de una generación o de otra. Es irresponsable que esas personas que tienen a su cargo la formación de nuevos especialistas justifiquen sus acciones porque en el pasado a ellos también los maltrataron. Y solo en manos de ellos está hacer los cambios que se requieren para que se respeten los derechos de quienes vamos en el futuro a atender la salud en el país.
SEMANA: Varios de esos mismos profesores argumentan en publicaciones que se han conocido en redes sociales que si se relajan en la forma en la que tratan a sus estudiantes, eso puede redundar en la calidad de la formación que reciben...
L.V.: No estoy de acuerdo. Se está confundiendo la calidad de la educación y las exigencias, que por supuesto son inherentes a la profesión, con el maltrato y el abuso y la sobrecarga de responsabilidades. Aquí hay un gran problema: muchas de estas personas encargadas de la formación no son docentes. Claro, son grandes especialistas en sus distintas áreas, pero no tienen formación en docencia. Y por ello no saben transmitirlo de la manera adecuada. Entonces si se habla de calidad, debería pensarse en la calidad, en términos de docencias, que muchos de esos profesores tienen. Y hay que tener en cuenta algo: cuando el personal entra en una residencia, pese a que somos médicos graduados, nos convertimos inmediatamente en estudiantes de nuevo. Pero, curiosamente ya no nos ven como estudiantes, solo como mano de obra de bajo costo para las instituciones.
SEMANA: En el caso de la doctora Catalina Gutiérrez, ¿se sabe si ella hizo alguna denuncia de malos tratos o de acoso?
L.V.: Hasta ahora solo hay especulaciones. Y no hay un documento formal al respecto. Y la familia nos ha pedido respeto por su luto y su dolor.
SEMANA: El decano de la facultad de medicina de la Javeriana asegura que el suicidio no es prevenible. ¿Qué le responde?
L.V.: La muerte de la doctora Catalina sí pudo prevenirse. Es paradójico que el doctor Carlos Gómez haga esa afirmación cuando él es médico psiquiatra. Y más que nadie debería reconocer la importancia de cuidar la salud mental. Así como nosotros los médicos vemos que las enfermedades no transmisibles como diabetes, hipertensión o eventos cardiovasculares como prevenibles, las enfermedades de salud mental, que también son crónicas y no transmisibles, se pueden prevenir. Y es por eso que en los países desarrollados se han implementado medidas de salud pública para su diagnóstico y tratamiento.