Del nuevo año han pasado 15 días y ya se pueden hacer balances certeros de la época más comercial y emotiva de 2022, diciembre y su navidad. Aunque no todo puede relacionarse con aumentos de ventas y celebraciones, porque mientras en unas familias departían, en otras extrañaban a sus seres queridos. Para este caso, aquellos que fallecieron intoxicados con alcohol adulterado.

Confirmó en las últimas horas, el Instituto Nacional de Salud (INS) que 40 personas murieron en el país por esta causa. En comparación al reporte anterior, el aumento es altísimo, pues, entre diciembre de 2021 y enero de 2022 no se registró ninguna intoxicación y menos alguna muerte por esta causa.

Vigilancia intensificada del Instituto Nacional de Salud, diciembre 2022 y enero 2023. | Foto: Instituto Nacional de Salud.

En detalle, el reporte del INS confirmó el reporte de 54 intoxicaciones en total. Por entidades territoriales, 50 reportes se relacionaron con Bogotá y cuatro con Soacha.

La mayoría de afectados (38 personas) fueron hombres. Los 16 casos restantes corresponden a mujeres. Por edades, fueron más frecuentes los reportes en personas de 50 a 59 años. Le siguen los de 60 a 69 años con una cantidad similar y en menor proporción el rango etario de 40 a 49 años y 70 a 79 años.

Fabrica de Licores de Cundinamarca | Foto: Nicolas Linares Revista Semana

El trago amargo que causa el licor adulterado: historias de víctimas que ha dejado a su paso

A Elkin Umberto Giraldo no le sorprende la cifra, para el 16 de diciembre de 2022 Bogotá sumaba 27 muertes por consumo de licor adulterado. Él mismo, un avezado transportador que recorre desde hace décadas las carreteras del norte de Antioquia, es un sobreviviente que milagrosamente escapó de morir una noche cuando un trago de mal sabor le produjo un aparatoso accidente de tránsito.

La historia sucedió en el municipio de Sonsón, en donde, según cuenta Elkin, 12 años atrás –por los días en que sintió la muerte tan cerca– se ubicaba una popular cantina, Chupadero, a la que acudían decenas de transportadores como él.

“Esa noche llegué al sitio porque ponían buena salsa y pedí un ron de una marca que ya estaba acostumbrado a tomar. Y desde el primer trago le sentí un sabor maluco. En esa época uno no sospechaba que se pudiera tratar de trago adulterado. Me quedé un rato más, porque me empecé a sentir maluco y cogí mi carro y me fui. A los 80 metros de haber arrancado, me estrellé contra un poste de energía, que partió el carro en dos. Yo no me acuerdo de nada”, cuenta Elkin Umberto, que horas después despertó en un hospital, donde pasó varios días recuperándose de una severa intoxicación.

La Policía Metropolitana de Bogotá incautó más de 3.600 botellas de licor adulterado en la localidad de Los Mártires, en el centro de la capital del país. | Foto: Policía Metropolitana de Bogotá

Sería en ese hospital en donde despertó conectado a una sonda y una doctora le daría una dosis de realidad que Elkin no olvidará: lo que él creía que eran simples tragos de ron, eran en realidad de metanol, un tipo de alcohol que no es apto para el consumo del ser humano, pues tiene un uso industrial. “Después de eso, quedé con debilidad en el cuerpo por más de tres meses. Vomitaba sangre y no podía incluso trabajar porque me dolía el cuerpo de una forma impresionante”, relata Elkin, que toda su vida ha practicado deporte y se considera un hombre de buena salud.

“La doctora me dijo que había tenido suerte y no se explica cómo no terminé ciego. Que otra hubiera sido la historia si me hubiera quedado dormido con ese trago adentro. De alguna forma, ese accidente que tuve en el carro fue lo que me salvó la vida y me tiene contando el cuento”, narra Elkin.

A centenares de kilómetros de allí, en Bogotá, Eudis Yesid Bermúdez no tuvo la misma suerte. A comienzos de este mes de diciembre, sentado en su propia casa, compartiendo unos tragos con los suyos, de un momento a otro se vio en la necesidad de pedirles auxilio a sus vecinos, pues se estaba quedando ciego y se sentía con dificultad para respirar.

De 44 años, oriundo del Caribe y radicado desde hace siete en la capital del país, este vendedor de helados compró la bebida en una tienda del barrio San Agustín, de la localidad Rafael Uribe Uribe, tal como lo relata su primo Juan Manuel Palomino. “Después de un examen se dieron cuenta de que él había consumido metanol y que por eso le dio un paro cardiorrespiratorio”, cuenta el familiar.