La Inteligencia Artificial (IA) está penetrando todos los entornos de la vida cotidiana. Desde que comenzó su auge en todo el mundo, ya se advierten varios usos en sectores como las empresas, la banca, la industria de los videojuegos, la educación y hasta en la medicina.
Como se sabe, la IA es una combinación de algoritmos y datos desarrollados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades o al menos muy similares a las que posee el ser humano.
En la medicina, sus grandes usos se relacionan con diagnósticos más completos y hasta para detectar ciertas patologías que no se pueden apreciar con facilidad a través de estudios convencionales.
En los últimos años, se conocen cada vez más nuevos aportes de la inteligencia artificial (IA) en este campo, especialmente para mejorar los resultados de salud y las experiencias de los pacientes. De ahí que gracias a los avances recientes en las ciencias de la computación y de la informática, la IA se está convirtiendo rápidamente en parte integral de la atención médica moderna.
En ese sentido, los algoritmos de IA y otras aplicaciones están siendo usados para ayudar a los profesionales médicos en entornos clínicos y en investigaciones en curso.
Actualmente, las funciones más comunes de la IA tienen que ver con el apoyo a la toma de decisiones clínicas y el análisis de imágenes. Con ello, se apoya la toma de decisiones clínicas que ayudan a los proveedores a tomar decisiones sobre tratamientos, medicamentos, salud mental y otras necesidades del paciente, brindándoles un acceso rápido a la información o a investigaciones que son relevantes.
No es buena si está en las manos equivocadas
Para la Organización Mundial de la Salud, OMS, la inteligencia artificial ya es una realidad en el campo sanitario en todo el mundo y con ella pueden lograrse “progresos muy positivos”, afirmó este viernes uno de los principales responsables del organismo internacional, quien sin embargo también advirtió de sus peligros.
“Ya se está usando la IA para detectar indicios de epidemias en el mundo, o para ver cómo responde una población a eventos sanitarios, con el fin de entender mejor sus reacciones”, subrayó en la rueda de prensa semanal de la OMS el director de Emergencias Sanitarias del organismo, Michael Ryan.
También se utiliza para determinar ciertos factores en materia genética y genómica, para identificar moléculas que puedan más tarde ser usadas en antivirales o antibióticos, o incluso para ayudar en diagnósticos clínicos sencillos, añadió el experto irlandés.
“Es una poderosa herramienta para el futuro de la salud, pero como toda herramienta, en las manos equivocadas, o sin las necesarias regulaciones, puede utilizarse mal, de forma deliberada o involuntaria”, advirtió Ryan.
“Se necesita discutir esta realidad en los próximos meses o años, y para ello hay que reunir expertos de todo el mundo con el fin de buscar maneras de asegurar que una herramienta tan poderosa se utilice correctamente, mitigando posibles usos que puedan perjudicar a la salud”, enfatizó el experto.
Ryan hizo estas declaraciones semanas después de que la propia OMS alertara sobre el posible uso de herramientas conversacionales basadas en IA como ChatGPT como reemplazo de consultas médicas, subrayando que ello podría “generar y difundir desinformación”.
“Debemos interactuar con el sistema sanitario en estos casos en lugar de utilizar productos con inteligencia artificial que no están específicamente diseñados para ejercer como trabajadores de la salud”, agregó Ryan a este respecto.
Ryan, director de Emergencias Sanitarias de la OMS, comparó esta tendencia con el frecuente uso de internet para informarse sobre enfermedades y otras cuestiones sanitarias, y señaló que “puede estimular a la gente a acceder al sistema de salud, pero también puede llegar a infundir temor”.