Haga cuentas: si más del 20 % de su ingesta diaria de calorías corresponde a alimentos ultraprocesados, ¡preocúpese! pues tiene un riesgo alto de sufrir de deterioro cognitivo.

Esa cantidad equivaldría a unas 400 calorías en una dieta de 2.000 calorías al día. Para ilustrarlo con un ejemplo, piense que un menú de una hamburguesa con queso normal y una porción de papas fritas pequeñas de McDonald’s contiene en total 530 calorías, más de una cuarta parte de lo que se aconseja cada día.

Según un reciente estudio publicado en la revista académica JAMA Neurology, el área del cerebro involucrado en el funcionamiento ejecutivo ––la capacidad de procesar información y tomar decisiones–– resulta especialmente afectada con este tipo de alimentación.

Así las cosas, las personas que participaron de esta investigación y que comían la mayor cantidad de alimentos ultraprocesados presentaban una tasa de deterioro de la función ejecutiva un 25 % más rápida y una tasa de deterioro cognitivo general un 28 % más rápida en comparación con los que ingerían en menor cantidad ese tipo de comida.

“Aunque se trata de un estudio de asociación, no diseñado para demostrar la relación causa-efecto, hay una serie de elementos que refuerzan la idea de que cierta aceleración del deterioro cognitivo puede atribuirse a los alimentos ultraprocesados”, afirma el Dr. David Katz, especialista en medicina preventiva y de estilo de vida y en nutrición, citado por CNN.

“El tamaño de la muestra es considerable, y el seguimiento, amplio. Aunque carece de pruebas, es lo bastante sólido como para concluir que los alimentos ultraprocesados probablemente son malos para el cerebro”, añade el experto.

El estudio hizo un seguimiento de más de 10.000 brasileños durante 10 años. Algo más de la mitad de los participantes en el estudio eran mujeres, de raza blanca o con estudios universitarios, y la edad media era de 51 años.

Al principio y al final del estudio se realizaron pruebas cognitivas, que incluían el recuerdo inmediato y diferido de palabras, el reconocimiento de palabras y la fluidez verbal, y se preguntó a los participantes sobre su dieta.

El resultado es preocupante toda vez que el 58 % de las calorías consumidas por los ciudadanos estadounidenses, el 56,8 % de las consumidas por los ciudadanos británicos y el 48% de las ingeridas por los canadienses proceden de alimentos ultraprocesados.

La investigación apunta a que los alimentos ultraprocesados se definen como “formulaciones industriales de sustancias alimentarias (aceites, grasas, azúcares, almidón y proteínas aisladas) que contienen poco o nada de alimentos enteros y suelen incluir saborizantes, colorantes, emulsionantes y otros aditivos cosméticos.

Además del impacto en la función cognitiva, los productos ultraprocesados, como pizzas congeladas y hamburguesas, aumentan el riesgo de obesidad, problemas cardiacos y circulatorios, diabetes y cáncer.

Esto se debe, en buena medida, a que los alimentos ultraprocesados suelen tener un alto contenido en azúcar, sal y grasa, y todos ellos favorecen la inflamación en todo el organismo, que es la mayor amenaza para el envejecimiento saludable del cuerpo y el cerebro.

A comer más frutas y verduras

La Organización Mundial de la Salud recomienda la ingesta diaria de al menos 400 gramos diarios de frutas y verduras para mantener un peso saludable.

“Se estima que la ingesta insuficiente de frutas y verduras es la causa de alrededor del 14 % de las muertes por cáncer gastrointestinal en todo el mundo, del 11 % de las muertes por cardiopatías isquémicas y del 9 % de las muertes por accidentes cerebrovasculares”, indica, por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Es que las frutas y verduras previenen todas las formas de malnutrición (desnutrición, deficiencia de micronutrientes, sobrepeso y obesidad) y ayudan a reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles como la diabetes, obesidad y cáncer. Según la FAO, junto con la malnutrición, las dietas poco saludables se encuentran entre los diez principales factores de riesgo de enfermedades a nivel mundial.