Los dolores paralizantes en el pecho, que incluso, vienen acompañados de dolores en las extremidades, entre otras molestias, pueden ser identificados inicialmente con un infarto de miocardio, sin embargo, esta situación no siempre está relacionado con un fallo del corazón, sino que puede ser el resultado de otras afecciones.

Según explicó el médico Manel Sabaté, cardiólogo que hace parte de Instituto Cardiovascular del Hospital Clínic, recoge el portal especializado Clínic Barcelona, hay al menos 4 situaciones más que pueden ser confundidas con un infarto por la similitud en las dolencias presentadas, entre los que se encuentran: trastorno de ansiedad, dolor muscular en el pecho, reflujo esofágico o consumo de drogas.

Algunos factores de riesgo que incrementan la probabilidad de presentar un infarto, dentro de los que se encuentran la hipertensión, altos niveles de colesterol, tabaquismo, | Foto: Getty Images

“El dolor en la zona del corazón, cuando está causado por un infarto, se caracteriza porque da sensación de opresión en el pecho, se nota como una losa que aprieta. Esta molestia va hacia el cuello e incluso hacia los brazos. Se trata de un dolor que no puede pasar desapercibido, por eso, muy a menudo las personas que lo sufren piensan que se van a morir.”, explicó el doctor para el portal citado.

Entre tanto, la ansiedad, uno de los trastornos que podría provocar un dolor similar al del infarto, tiene síntomas como la dificultad para respirar, dolor en el pecho o palpitaciones cardiacas aceleradas, mismos que pueden confundirse con el fallo del órgano, pero lejos del diagnóstico fatídico, en casos graves pueden llevar al punto de un ataque de pánico que incluya convulsiones, mareo y sensación de ahogo.

El trastorno de ansiedad puede ser controlado y tratado a largo plazo por especialistas médicos y psicológicos. De acuerdo con la entidad de salud Sanitas, lo primero que se debe hacer para ayudar a alguien que sufre un ataque de ansiedad es ayudarla a intentar calmarse y normalizar la respiración inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Luego, verificar con el pulso, que el ritmo cardíaco vaya disminuyendo a la normalidad.

Por su parte, la diferencia entre un dolor muscular del pecho y una afección directa de un infarto proviene de la intensidad de la molestia, y su concentración, puesto que, según la Clínic Barcelona, cuando se habla de una afección del corazón la sensación brota aun cuando la persona se encuentra quieta. Por su parte, el dolor muscular solo aparece cuando el sujeto se toca la zona afectada o cuando hace un movimiento

Los hombres y las mujeres tienen las mismas probabilidades de tener un infarto. | Foto: Getty Images

El consumo de drogas también puede llegar a provocar este tipo de dolores en el pecho, pero este se relaciona con una cardiopatía isquémica, según explicó el doctor Sabaté, indicando que, muchos de los jóvenes que llegan a urgencias con síntomas de infarto son cuestionados sobre el consumo de sustancias psicoactivas.

“El dolor de la cardiopatía isquémica no siempre tiene estas características tan típicas, sobre todo en mujeres, personas mayores y pacientes diabéticos. En algunos casos, puede manifestarse en forma de dolor en la parte alta del abdomen, o como falta de aire.”, explicó el médico.

El infarto

Un infarto se presenta cuando un órgano tiene muerte de sus células, también llamado necrosis. A pesar de que dicha situación se puede presentar en cualquier órgano, el corazón es uno de los que se ven afectados con mayor frecuencia, así lo describe la Fundación Española del Corazón.

“Es la necrosis (o muerte de las células) de un órgano o parte de él por falta de riego sanguíneo debido a una obstrucción o estenosis (estrechez) de la arteria correspondiente. Comúnmente llamamos infarto al infarto agudo de miocardio (músculo cardíaco) pero le puede ocurrir a cualquier órgano”, explica.

Un infarto puede llegar a provocarse en el estómago | Foto: Getty Images

Las arterias coronarias se pueden hacer estrechas por diversas razones, pero es un coágulo de sangre el causante principal de esta situación. También se puede presentar debido a la aterosclerosis, que se traduce en la acumulación de grasas en las paredes de las arterias.

Existen unos factores de riesgo que incrementan la probabilidad de presentar un infarto, dentro de los que se encuentran la hipertensión, altos niveles de colesterol, tabaquismo, obesidad, sedentarismo y la edad avanzada.