El cuerpo habla y no necesariamente por la boca. Los síntomas visibles como deterioro en la piel y los que se sienten como cansancio o fatiga siempre tienen respuesta en algo que está sucediendo en el organismo. Una enfermedad, una intoxicación o la deficiencia de alguna vitamina están detrás de las alertas del sistema.
Por ejemplo, específicamente cuando se presenta piel seca, problemas en los ojos o un debilitado sistema inmune podría estar faltando vitamina A.
La vitamina A, conocida también como retinol, “es esencial para la formación de la púrpura visual en la retina, la cual permite ver en la oscuridad. El betacaroteno, precursor de la vitamina A que se encuentra en los vegetales, tiene propiedades antioxidantes, lo cual significa que protege a las células contra el daño tóxico diario de la oxidación”, explica Medline Plus.
Además, el portal Business Insider explica que este nutriente forma parte del grupo de vitaminas liposolubles, aquellas que se pueden disolver en las grasas. “Se absorben en presencia de lípidos y se guardan en el hígado, los tejidos grasos y los músculos hasta su excreción”, señalan.
¿Dónde se encuentra la vitamina A?
Está presente en muchos alimentos, como el hígado, las zanahorias, el brócoli, la mantequilla, la col rizada, la espinaca, la calabaza, algunos quesos, el huevo, el albaricoque, el melón y la leche. Otras fuentes son los alimentos ricos en betacaroteno.
Como suplemento, esta vitamina beneficia principalmente a las personas que llevan una mala alimentación o una dieta limitada, o que tienen un trastorno que aumenta la necesidad de tomar vitamina A, como enfermedades pancreáticas, enfermedades oculares o sarampión.
Cantidad recomendada
Según la Clínica Mayo, la cantidad diaria recomendada de vitamina A es de 900 microgramos (mcg) para los hombres adultos y de 700 mcg para las mujeres adultas.
La institución también señala que el exceso de vitamina A puede ser nocivo. Incluso una única dosis alta (más de 200.000 mcg) puede provocar: náuseas, vómito, vértigo y visión borrosa.
El National Institutes of Health señaló en uno de sus estudios que en Estados Unidos la mayoría de las personas ingieren suficiente vitamina A de los alimentos que consumen y la deficiencia de vitamina A es poco común. Sin embargo, algunas tienen mayores inconvenientes para obtener suficiente vitamina A:
- Los bebés prematuros, que suelen tener bajos niveles de vitamina A en su primer año de vida.
- Los bebés, niños de corta edad, mujeres embarazadas y mujeres en período de lactancia en los países en desarrollo.
- Las personas con fibrosis quística.
Con base en su investigación, estas serían las dosis que debería consumir una persona diariamente:
Para conocer si hay un déficit de esta vitamina se debe prestar atención a los síntomas y realizar un examen ocular, específicamente en el caso de la visión. A través de esta prueba se puede diagnosticar si el paciente necesita un tratamiento para aumentar la presencia de vitamina A en su organismo.
Los tratamientos para esta deficiencia se enfocan en adquirir el nutriente a través de una alimentación balanceada y con suplementos que tengan este componente. Aunque los suplementos con vitamina A ayudan a revertir los efectos causados en los ojos como la ceguera nocturna, la pérdida de visión, causada por la cicatrización por úlceras de córnea, es irreversible, señala la Academia Estadounidense de Oftafmología. Por eso, la prevención y la atención temprana es importante para evitar mayores afectaciones en la salud.
Los expertos recomiendan que antes de que la persona empiece a suplementarse consulte con su médico de cabecera, que conoce la debida historia clínica de cada paciente, para que este brinde una mejor orientación.