Colombia tiene al 15 % de las mujeres, niñas y adolescentes que no cuentan con condiciones adecuadas e higiénicas para llevar a cabo su menstruación de forma libre y segura. De ahí los datos obtenidos en una encuesta de Pulso Social de octubre de 2022 realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), donde dejaron en evidencia los riesgos a los que se ven expuestas para vivir correctamente el ciclo menstrual.

Toallas, tampones, copas menstruales o ropa interior adecuada, en ocasiones son reemplazados por trapos, calcetines, papel higiénico servilletas, telas y hasta ropa vieja ante la necesidad de reemplazar los productos básicos de gestión menstrual, a los cuales no pueden acceder 45.000 mujeres, en el caso de Colombia.

Sin duda, las preocupantes cifras dejan en evidencia una problemática social que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es denominado como ‘pobreza menstrual’, término que es definido como “la incapacidad de permitirse productos para la higiene íntima femenina”.

Se estima que son más de 500 millones de mujeres y niñas, de acuerdo con cifras del Banco Mundial, que no tienen acceso a productos e instalaciones adecuadas durante su ciclo menstrual, vulnerando su dignidad y derecho fundamental a tener una adecuada salud e higiene menstrual. Esto, en muchas ocasiones, impide el libre desarrollo de las actividades que demanda el día a día.

'Pobreza menstrual', término que es definido como “la incapacidad de permitirse productos para la higiene íntima femenina” | Foto: Copyright Dazeley

Mes a mes, este problema de sanidad da cuenta de las situaciones de estrés, vulnerabilidad, exclusión y miedo que viven algunas mujeres, al no contar con los recursos y los medios adecuados y necesarios para menstruar con dignidad y sin preocupaciones.

A lo anterior, se suma la falta de difusión y enseñanza sobre educación en salud e higiene menstrual, imposibilitando y haciendo un inadecuado manejo de los desechos, además de la dificultad para acceder al agua potable y los sistemas de saneamiento que dificultan la posibilidad de gestionar el período, de acuerdo con Naciones Unidas

Las copas menstruales son ideales, ya que son biodegradables.

Por ejemplo, según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2023 del Dane, el 7,9 % de las mujeres que participaron dijeron haber experimentado obstáculos para hacer uso de un baño cercano, privado y aseado en el que pudieran limpiarse. A lo anterior, se suma que 3,2 millones de personas se encuentran sin acceso o con un acceso inadecuado a agua limpia y segura tanto para la higiene personal, así como para su consumo.

En otro informe realizado por el Dane, ‘Menstruación en Colombia’, el tema sobre el ciclo menstrual sigue siendo un tabú entre los familiares y algunos sitios públicas. El 45 % de las jóvenes no sabe o no responde sobre dónde proviene el sangrado menstrual, y un 34 % señalaron no tener conocimiento del período antes de su primer flujo.

El 45 % de las jóvenes no sabe o no responde sobre dónde proviene el sangrado menstrual.

Las tareas pendientes no solo incluyen el cierre de brechas, sino también la promoción de la educación y el reconocimiento de la menstruación desde la mirada de los derechos sexuales y reproductivos, alejados de cualquier estigma o rechazo. Para Luz Marina Araque, directora de la Asociación Colombiana de Endometriosis e Infertilidad (Asocoen), el fortalecimiento de la equidad de género vista desde la desigualdad y la pobreza es necesaria para garantizar la salud y dignidad menstrual “a mujeres y personas menstruantes en cárceles, zonas rurales, y en condición de migración y desplazamiento”.