La salud física depende, en gran medida, de lo que se consume. No obstante, no es solamente qué se come o qué se bebe, sino cómo y cuanto. Y es que la Organización Mundial de la Salud ya ha descrito la gran importancia que tiene la alimentación en el cuidado personal.
“Llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales”, menciona la entidad internacional.
No en tanto, como se dijo antes, lo que se toma es igual de importante que lo se que come. La hidratación correcta es indispensable. Una cantidad de agua razonable le dará al cuerpo nutrientes esenciales.
Sin embargo, existen otras bebidas tales como las gaseosas o los jugos, los cuales además de ser un factor hidratante o refrescante, también sirve de acompañante para los alimentos. Con esto también hay que tener gran cuidado.
Y es que por el aumento constante de las temperaturas, específicamente en las costas, las personas acostumbran a colocar hielo en lo que beben. De hecho, en algunas partes del mundo tal situación es más común de lo que debería.
Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Hielo Alimentario, España, por dar un ejemplo, se encuentra “muy por encima de los países occidentales, a excepción de Estados Unidos, que es el principal consumidor a nivel mundial”.
En Colombia, por la variedad de los pisos térmicos y las irregularidades en el clima, la situación no es muy diferente.
Con todo, realmente la costumbre de colocar hielo no es más que eso, una tradición para que lo que se beba esté más frío, pero no es para nada indispensable. De hecho, lejos de serlo, puede representarle un gran peligro a la salud.
La razón de tal riesgo con las bebidas con hielo radica en que es posible que los cubos de agua congelada contengan microorganismos extraños y una alta cantidad de bacterias fecales.
El periódico británico The Guardian publicó en 2017 un estudio hecho en tres grandes compañías de café (Starbucks, Costa y Caffé Nero) y al analizar su hielo se dieron cuenta que en el 30% de este en las primeras dos compañías había gérmenes que viven en el excremento. Mientras tanto, en la tercera la situación se daba con el 70%.
Asimismo, de acuerdo con un artículo de The Business Insider ese mismo fenómeno se repite en las grandes cadenas de restaurantes de comidas rápidas, tales como McDonald’s, KFC o Burger King, por lo que expertos afirman que “sin duda me lo pensaría dos veces en tomar algo que pueda tener esos niveles de infección fecal detectable”, como reseña el diario El Confidencial.
La presencia de tales cuerpos infecciosos puede producir que el consumir contraiga graves enfermedades, además de ser la puerta de entrada a virus como los de la Salmonella, el E. Coli, la hepatitis o el norovirus.
Estos son solo algunos de los casos de los males biológicos que son capaces de vivir en las bajas temperaturas de las máquinas de hielo, contrario a lo que se cree.
De hecho, ni siquiera el alcohol sumado con el frío harán con que estas bacterias mueran. Conforme a lo que enseña un estudio de Annals of Microbiology, 52 cepas de gérmenes analizadas mostraron que eran capaces de mantenerse con vida aún en las bebidas alcohólicas frías, siendo el whisky la única excepción.