El suicidio es un fenómeno social que incluye en su totalidad a la salud mental y se convirtió en un problema de salud pública, al que gran parte de los gobiernos en todo el mundo, han fijado su atención, por lo que han implementado planes de prevención.
De acuerdo con cifras de la Organización Panamericana de la Salud, las mujeres intentan suicidarse, más que los hombres, pero son más los hombres que se suicidan que las damas; esto constituye cerca del “el 79 % de todas las muertes por suicidio en las Américas”.
De acuerdo con un reporte del Dane, las defunciones por suicidio, de 2015 a 2022, fueron: “En el análisis por sexo se evidencia una tendencia de mayor crecimiento de los suicidios en hombres que en mujeres, por ejemplo, en el año 2021 los suicidios de hombres superan en 5,3 % el valor registrado en 2019, mientras que en mujeres se evidencia una reducción del -0,9 %”.
El diario El Tiempo registra afirmaciones de la directora del Dane, Piedad Urdinola Contreras, quien asegura que “los hombres son más renuentes a buscar ayuda. Otra variable que influye es su inexpresión emocional; se les enseña a no mostrar sentimientos y actuar bajo una racionalidad que los puede llevar a límites peligrosos. Igualmente, son más propensos al consumo del alcohol y abuso de sustancias, condición que aumenta la impulsividad en momentos de crisis”.
“Las mujeres son más propensas a desarrollar depresión, ansiedad y otros trastornos, que en sus estados más graves llevan a quienes los padecen al punto de atentar contra su vida. De hecho, ellas tocan más este límite”, indica el medio citado.
En ese sentido, Andrea Zamora, psiquiatra en TeKer Salud, explica que “con este escenario, deben priorizarse las consultas con equipos psicosociales como psicología, psiquiatría, trabajo social y terapia ocupacional, que permita hacerle frente a esta problemática global, no solo para el tratamiento oportuno, sino para una prevención y promoción de la salud mental; la bandera que debemos defender son las acciones tempranas ante temas que hemos estigmatizado y normalizado durante años”.
Así, Jenny Carolina López -citada por ET-, psiquiatra, investigadora y docente universitaria, afirma que “entre el 70 y 80 % de los suicidios se debe a trastornos mentales. Sin embargo, existe un estigma sobre acudir a servicios de salud mental porque socialmente se considera como una debilidad, sobre todo en nuestro país y en el caso de los hombres”.
“La mayoría de ellos no solamente consultan menos, sino que rara vez buscan ayuda con su red de apoyo: amigos y familiares cercanos. Tampoco hablan de sus emociones porque existe una carga de género que los obliga a mostrarse fuertes y racionales. Por esta razón, si tienen alguna condición psicológica, no la van a tratar, y esta va a evolucionar con mayores niveles de gravedad”, agrega la psiquiatra.
La experta afirma que muchas veces hay signos de alarma ignorados, o que no se conocen las intenciones; “la familia nos dice: ‘no sabíamos que estaba deprimido, él se veía que estaba normal, nunca nos dijo nada ni pidió ayuda’. Pero resulta que cuando se retrocede en el tiempo, a veces se constata que sí hubo señales; de ahí la importancia de conocer y crear conciencia sobre los factores de riesgo y de no minimizar ningún cambio de personalidad, aislamiento o llamado de ayuda”.
De igual manera, indica en el medio citado, que otro factor determinante es el económico: “Con respecto a hechos que afecten su economía, las rupturas amorosas o, incluso, el diagnóstico de enfermedades crónicas, los hombres tienen más prevalencia a cometer suicidio. El estereotipo de masculinidad produce que estas cargas de pérdida y solvencia, les afecten mucho más”.
Mientras que Luna Medina, directora de bienestar Universitario de Uninpahu, asegura que la mayoría de las personas que piensan en suicidarse realmente no quieren morir, lo que desean es liberarse de las circunstancias intolerables de su vida y del sufrimiento emocional, mental y físico que sienten.
Por su parte, Patrick Verhlst, psiquiatra citado por el medio mencionado, afirmó que el cerebro de los hombres opera en un “en modo de supervivencia hecho para perseguir, buscar y conseguir, y esto va muy ligado al manejo de la agresión. Así mismo, existe una asociación entre la cantidad de testosterona y los niveles de violencia; de ahí la brecha de género no solo en el suicidio, sino en todas las muertes no naturales”.
Y añadió: “Siempre se asocia el suicidio a la enfermedad mental, pero esto no es del todo cierto. Cada uno de los hechos debe contextualizarse. Algunos, principalmente los hombres, por no enfrentar consecuencias, vergüenza o exposición pública, toman la decisión de quitarse la vida. Igualmente, por la exaltación de una discusión acalorada o la impulsividad de un momento con alta carga emocional”.