La fatiga, el cansancio y la falta de energía son problemas que afectan a más del 60 por ciento de la población en Colombia, según recientes encuestas. En un mundo que avanza a un ritmo acelerado, muchos se enfrentan a la fatiga diaria, lo que impacta su calidad de vida y bienestar general. Los factores más comunes que contribuyen a este fenómeno incluyen el exceso de trabajo, el estrés, el tipo de alimentación y el descanso nocturno insuficiente, en síntesis los hábitos de vida que tenemos.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 80 por ciento de los adolescentes no realizan actividad física constante, lo que genera aumento de la grasa corporal, deterioro de la salud cardiometabólica, reducción de la duración del sueño y el comportamiento prosocial.
No solamente son los jóvenes quienes se ven afectados con esta situación, el 31 por ciento de los adultos, según estadísticas de la OMS, tienden a sufrir de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, por la no realización de actividad física.
Ante este panorama mundial, es urgente la necesidad de cambiar estos hábitos poco saludables que incrementan los cuadros de depresión y ansiedad, afectan la salud cerebral y el bienestar general y hace que el cuerpo se sienta falto de energía.
En ciudades como Bogotá, el 70 por ciento de las muertes están relacionadas con malos hábitos de vida, el 76 por ciento de los adultos y el 86 por ciento de los adolescentes son sedentarios, el 51 por ciento de las personas mayores de 18 años han fumado, y el 89 por ciento han consumido alcohol en algún momento de sus vidas. Estas estadísticas subrayan la urgente necesidad de abordar los hábitos de vida poco saludables que contribuyen a la falta de energía.
Según Fabián Medina, especialista en hábitos del ser y director de Investigación de Fit Health Nutrition, FHN, entre los hábitos que más contribuyen a la fatiga y falta de energía se encuentran: falta de sueño, sobreentrenamiento, sedentarismo, sobrecarga mental, mala hidratación, alimentación basada en ultraprocesados, estrés y emociones negativas, consumo de alcohol y tabaco y uso excesivo del celular.
“Estos factores, entre otros, pueden desajustar nuestro sistema, afectando tanto nuestra salud física como mental. Está claro que cambiar estos hábitos puede parecer desafiante, pero es posible, por eso, incorporar cambios positivos de manera gradual puede llevar a una mejora significativa en nuestra energía y bienestar”, asegura el experto.
Medina comparte algunas recomendaciones:
- Practicar técnicas de respiración consciente.
- Dormir lo suficiente.
- Gestionar el estrés y las emociones.
- Incluir la meditación y conexión con la naturaleza.
- Mantener una alimentación equilibrada y basada en alimentos reales.
“Una dieta rica en proteínas, verduras, nueces y grasas saludables, así como una correcta hidratación son fundamentales para mantener niveles óptimos de energía. Evitar los alimentos ultraprocesados es clave para preservar una microbiota intestinal saludable y asegurar una adecuada absorción de nutrientes”, agrega Medina.