Según los expertos, se considera prematuro un bebé nacido antes de que se hayan completado las 37 semanas de embarazo. Y, de acuerdo con la edad gestacional, un prematuro extremo es aquel que nace con menos de 28 semanas; muy prematuro, de 28 a 32 semanas; y prematuro entre moderado y tardío, de 32 a 37 semanas.
Los nacimientos prematuros obedecen a distintas razones. La mayoría de ellos ocurren espontáneamente, pero algunos se deben a razones médicas, como infecciones u otras complicaciones del embarazo, que requieren la inducción temprana del parto o un parto por cesárea.
Un estudio publicado este viernes por la revista especializada The Lancet revela que unos 13,4 millones de bebés, es decir, uno de cada diez en todo el planeta, nacen cada año antes de las 37 semanas de gestación. Esto equivale a 152 millones de niños en la última década.
La cifra es alta, advierten los autores detrás de esta investigación, que piden una mayor atención a los recién nacidos y a las madres gestantes para reducir los riesgos para la salud que corren estos menores que nacen antes de tiempo y sus altas tasas de mortalidad.
Hay que recordar que en 2019, aproximadamente 900.000 niños fallecieron como consecuencia de las complicaciones relacionadas con el parto prematuro. A nivel mundial, la prematuridad es la principal causa de defunción en los niños menores de cinco años.
Lo más grave, según la Organización Mundial de la Salud, OMS, a muchos de esos niños supervivientes les espera una vida de discapacidad, lo que incluye dificultades de aprendizaje y problemas visuales y auditivos.
El estudio, construido con cifras del año 2020, fue elaborado por expertos de la OMS, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
Los expertos recuerdan que el nacimiento prematuro es la primera causa de mortalidad infantil, por lo que las cifras evidencian una “necesidad urgente” de fortalecer el cuidado de los bebés nacidos en estas condiciones, pero también de mejorar la prevención en madres embarazadas, sobre todo en materia de su salud y de nutrición.
Entre los bebés prematuros, añade el estudio, aumentan los riesgos de las enfermedades graves, las discapacidades, los retrasos en el desarrollo e incluso problemas crónicos en su edad adulta tales como diabetes o dolencias cardiacas.
La investigación también subraya que ninguna región del mundo ha logrado reducir de modo significativo sus tasas de nacimientos prematuros en la última década, en la que el descenso anual medio ha sido únicamente cercano al 0,14 por ciento.
En ese sentido, un 65 por ciento de los nacimientos prematuros en el año estudiado se produjeron en el África subsahariana y el Asia Meridional, donde el 13 por ciento de los bebés nacen en estas condiciones, con tasas especialmente altas en países como Bangladés (16,2 por ciento), Malaui (14,5 por ciento) y Pakistán (14,3 por ciento).
También en algunos países desarrollados se dan tasas especialmente altas, particularmente en Estados Unidos (10 por ciento) y en Grecia (11,6 por ciento), indicó la investigación.
El estudio señala que la incidencia de nacimientos prematuros es más alta en el caso de madres adolescentes, con una mala nutrición, que sufran determinadas infecciones, o experimenten preeclampsia (una complicación del embarazo).
En los entornos de ingreso bajo, la mitad de los niños nacidos a las 32 semanas de gestación o antes de que se cumplan (es decir, con dos meses de antelación) mueren debido a la falta de medidas de atención viables y de bajo costo, como la aportación de calor, el apoyo a la lactancia materna y la atención básica para tratar infecciones y dificultades respiratorias. En los países de ingreso alto, casi todos esos niños sobreviven.
¿Qué hacer ante un embarazo prematuro?
La prevención de muertes y complicaciones derivadas del parto prematuro comienza con un embarazo saludable, indica la OMS. Las directrices del organismo relativas a la atención prenatal incluyen intervenciones clave para ayudar a prevenir los partos prematuros, como asesoramiento sobre una dieta saludable, una nutrición óptima o el consumo de tabaco y de sustancias, las mediciones fetales, incluido el uso temprano de ultrasonidos para ayudar a determinar la edad gestacional y detectar embarazos múltiples.
Además, un mínimo de ocho citas con profesionales de la salud a lo largo del embarazo —la primera, antes de la semana 12— a fin de determinar y controlar factores de riesgo, como las infecciones.
Si una mujer experimenta trabajo de parto prematuro o corre el riesgo de dar a luz prematuramente, existen tratamientos para ayudar a proteger al recién nacido prematuro de futuros trastornos neurológicos, así como de dificultades respiratorias e infecciones. Estos tratamientos incluyen esteroides prenatales y relajantes uterinos para retrasar el trabajo de parto y antibióticos contra la rotura prematura de membranas durante el trabajo de parto (RPMATP).
En 2022, la OMS también publicó nuevas recomendaciones sobre los cuidados de los lactantes prematuros, que se basan en evidencias recientes según las cuales intervenciones simples como el método de la madre canguro inmediatamente después del nacimiento, el inicio temprano de la lactancia materna, el uso de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) y la administración de medicamentos como la cafeína para tratar problemas respiratorios pueden reducir significativamente la mortalidad en los recién nacidos prematuros y con bajo peso al nacer.