La pandemia parece un capítulo lejano en la vida humana. Lo que fue el pan de cada día entre 2020 y 2021, hoy está bastante separado de la realidad. El tapabocas, confinamiento, coronavirus y el distanciamiento parecen ser asuntos del pasado.
Las medidas de salud, junto con el aporte de la ciudadanía y el esfuerzo de los servicios médicos, fueron los pilares para superar la pandemia. La vacunación es el resultado de ello, la cual llegó a gran parte de la población del país.
Sin embargo, todavía hay estragos del covid-19 presentes en Colombia. Si bien no son de igual magnitud que en el pasado, todavía obstáculos importantes en este asunto. En concreto, hay unos riesgos respecto a los menores de edad que no están vacunados y más cuando se han dado a conocer casos de variantes del virus.
Las complicaciones que pueden generarse por el coronavirus van más allá de una infección aguda de las vías respiratorias, ya que en niños pequeños las hospitalizaciones son más frecuentes. Además, y bajo las cifras de órganos internacionales, las muertes ocasionadas por esta condición son más altas en niños y niñas menores a un año que en cualquier otro grupo pediátrico.
Si un menor de edad se recupera por la infección, el riesgo no acaba ahí. Los expertos indican que cabe la posibilidad de que se vea expuesto a complicaciones a largo plazo; tales como síndromes inflamatorios responsables de afectar algunos sistemas vitales o el coronavirus prolongado (tres o más veces con la enfermedad sin darse cuenta).
Este panorama es a nivel mundial, tanto así que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) lanzó una preocupante alarma sobre esta situación. La razón es que uno de cada cinco niños no ha recibido toda la vacunación para afrontar la enfermedad, lo cual hace que sigan siendo población en alto riesgo.
Esto se traduce en una amenaza diaria por la que está pasando la población infantil, pues su sistema inmunológico no puede hacer frente a las diferentes complicaciones que genera el virus, siendo hasta 5 veces mayor la probabilidad de ser hospitalizados y hasta 10 veces más vulnerables de morir la misma.
¿Cuáles son los riesgos inminentes de no contar con el esquema completo de vacunación en esta población? El primero -como se mencionó atrás- es el covid-19 prolongado. Al no contar con las dosis suficientes, los niños pueden ser propensos a complicaciones a largo plazo. Es probable la presencia de síntomas como: cansancio, fiebre, dificultad para respirar, tos, dolor de pecho, taquicardia, dificultad para pensar, dolor muscular, entre otros.
Por otro lado, el contagio familiar es otra complicación asociada a la carencia de vacunación. Cuando los menores no cuentan con el esquema, el desarrollo del virus prolongado puede contagiarse fácilmente en su núcleo familiar y así extender una cadena de casos, algunos con síntomas y otros asintomáticos.
Otro punto importante radica en las relaciones sociales de los niños y niñas. El hecho de no asistir a actividades necesarias para su desarrollo, los mejores presentarán síntomas depresivos, de ansiedad y trastornos del sueño. En adición, no poder asistir de manera correcta a sus actividades educativas y sociales, se ha identificado trastornos por déficit de atención, hiperactividad, autismo y otros trastornos mentales generados por el aislamiento de la enfermedad.
Algunos menores con esta enfermedad pueden tener efectos negativos en el desarrollo de su sistema inmune, el cual está caracterizado por producir una inflamación descontrolada en todo el cuerpo que puede requerir hospitalización en unidades de cuidados intensivos.
Tomando en cuenta ese contexto, el Ministerio de Salud en Colombia se puso manos a la obra y autorizó el pasado 21 de junio la vacuna de Moderna en menores de edad que estén en el grupo etario de seis meses hasta dos años, once meses y 29 días.