El corazón es quizás el órgano más importante del cuerpo humano. De su buen funcionamiento dependen una gran cantidad de zonas del organismo. Tiene el tamaño de un puño y está compuesto por un tejido muscular. Su principal labor es la de bombear sangre a todas las partes del cuerpo.
Sin embargo, la frecuencia cardíaca o pulso es la manera más común para examinar en qué estado se encuentra el corazón, a partir del número de veces que late por minuto y el ritmo que mantiene en dicho proceso. Pero, este puede variar en función de factores como la edad, la temperatura, la condición física y las emociones, entre otros.
Una frecuencia cardíaca en reposo normal para los adultos oscila entre 60 y 100 latidos, precisa el instituto de investigación Mayo Clinic.
Generalmente, una frecuencia cardíaca más baja en reposo implica un mejor estado físico cardiovascular. Por ejemplo, un atleta bien entrenado y en reposo normal puede tenerla en cerca de 40 latidos por minuto, precisa la citada fuente.
La forma más fácil de verificar el pulso es colocando los dedos índice y del medio a cada lado del cuello, debajo del borde de la mandíbula. Se cuenta cuántas veces late el corazón en 60 segundos. Lo recomendable, dicen los expertos, es medir el pulso después de períodos de descanso prolongados, por ejemplo, en la mañana antes de levantarse.
Para mantener la frecuencia del corazón en estado normal, debe adquirir una dieta cardiaca, el cual hace énfasis en alimentos como verduras, cereales integrales, pescados grasos, entre otros. Estos nutrientes son beneficiosos para la salud de este órgano.
Alimentos que aceleran el ritmo cardiaco
- Carne roja y procesada: es una fuente de grasas saturadas. Según algunos estudios, reemplazar la carne roja o procesada con proteína vegetal como nueces, legumbres y productos de soya; puede reducir el riesgo de una enfermedad cardiaca.
- Alimentos y bebidas endulzados con azúcar: estos contienen azúcar añadida, especialmente las gaseosas y los líquidos energizantes. Limitar las calorías por azúcares añadidas, a no más del 10 % todos los días, ayudaría a una persona a mantener un peso moderado y evitar afectaciones en el corazón.
- Alimentos procesados: dichos productos contienen largas listas de ingredientes que son dañinas para el organismo, las cuales son: exceso de sal y de azúcar, grasas trans y saturadas, aditivos y colorantes comestibles.
- Carbohidratos refinados: estos carecen de fibra y pueden potencialmente causar un desequilibrio en el azúcar de la sangre. Con el tiempo, consumir muchos carbohidratos refinados puede causar resistencia a la insulina y aumento de peso, que son factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular.
- Alcohol: las bebidas alcohólicas deberían consumirse con moderación, ya que puede traer daños al sistema nervioso y el organismo.
- Sal: consumir en exceso la sal (sodio), puede aumentar la presión arterial y el riesgo cardiovascular. La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) indica que reducir la ingesta de sodio en 1.000 miligramos al día puede disminuir la presión arterial.
Así puede controlar el ritmo cardiaco
Según la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación española del Corazón, una de las estrategias para mantener controlado el ritmo cardíaco es practicando ejercicio físico de forma regular, ya que por cada dos semanas de entrenamiento aeróbico se consigue una reducción de la frecuencia cardíaca en reposo de un latido por minuto.
El ejercicio es esencial para tener un buen estado físico y cardiovascular, mantener un peso saludable y mejorar los factores de riesgo cardiovascular. La recomendación de estas instituciones es que todos los adultos realicen al menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada al día.
“Actualmente, también existen fármacos que son capaces de reducir la frecuencia cardiaca y se ha comprobado que son de utilidad para el tratamiento de ciertas enfermedades cardiovasculares”, precisan las mencionadas fuentes.