En promedio, una persona orina entre cuatro y siete veces al día. Aunque la frecuencia depende de factores como el insumo de líquidos, en otros casos se llega a un punto de retención urinaria que debe ser tratado a tiempo, para evitar desenlaces graves.
Explica el portal de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH) que, para que se pueda orinar, todos los componentes de las vías urinarias deben funcionar armónicamente.
“La orina normalmente fluye desde los riñones hasta la vejiga a través de los uréteres y sale por la uretra. Si se produce un bloqueo o estrechamiento en algún lugar a lo largo de las vías urinarias, es posible que la persona tenga dificultad para orinar y, si el bloqueo es grave, no pueda orinar del todo”, aseguran.
Así se puede gestionar la retención urinaria
Aunque hay diferentes causas, que más adelante se mencionan, la biblioteca virtual de NIH señala como soluciones desde procedimiento médicos más complejos hasta acciones que se podrían realizar en casa. En ese sentido, hay seis recomendaciones para una mujer que está detectando retención urinaria.
1. Fisioterapia
Podría ser una recomendación del médico, entendiendo que hay ejercicios enfocados en fortalecer el piso pélvico. La idea es que el fisioterapeuta enseñe y guíe los ejercicios para estirar y relajar los músculos tensos del piso pélvico. Como referencia se tienen los ejercicios de Kegel, que ayudan a que los músculos para desocupar la vejiga aumenten o sostengan su capacidad.
2. Entrenamiento de la vejiga
Esta sugerencia busca programar horarios de micción. Entonces se puede elegir entre orinar en momentos establecidos para que la vejiga no se llene o implementar la micción doble, es decir, esperar un tiempo luego de orinar e intentar de nuevo, buscando que la vejiga quede desocupada.
“El paciente debe tomar más tiempo en el baño para poder relajar y vaciar la vejiga completamente. Las mujeres deben tratar de relajar los músculos alrededor de la vejiga al orinar para facilitar la micción. Es mejor sentarse en el asiento del inodoro o ponerse en cuclillas. Inclinarse sobre el asiento del inodoro para evitar tocarlo y orinar prácticamente de pie no permite que los músculos se relajen completamente y puede hacer que la orina se quede en la vejiga”, detallan desde los Institutos Nacionales de Salud.
3. Mejorar hábitos de micción.
En este punto, los expertos de salud recomiendan ir al baño siempre que se tenga la necesidad, pues al retener la orina se desgastan los músculos de la vejiga.
4. Ser consciente del funcionamiento de la vejiga
La sugerencia se enfoca en estar atenta a las señales del cuerpo como la frecuencia de orinar. “Si se hace más fácil retener la micción y se alarga el tiempo entre micciones, la vejiga podría estirarse gradualmente”, indican.
También recomiendan consultar con el profesional de atención médica si se presentan algunas de las señales de retención urinaria. Dado que es posible evitar que la afección se agrave, si se recibe ayuda a tiempo.
5. Seguir la orden del médico en cuanto a la toma de fármacos
Los hombres con problemas de próstata, como hiperplasia prostática benigna (en inglés), deben tomar los medicamentos recetados por su profesional de atención médica y evitar los medicamentos que puedan causar retención urinaria, como descongestionantes y medicamentos antiinflamatorios no esteroides.
6. Modificar la dieta y el estilo de vida
Dado que algunas causas de la retención urinaria se relacionan con el funcionamiento del sistema digestivo, se aconseja consumir suficiente fibra en la dieta, tomar mucha agua y otros líquidos, y hacer actividad física con regularidad. Es decir, tener hábitos que garanticen un adecuado funcionamiento del resto de órganos y sistemas para que no terminen aumentando o generando más afectaciones.
Causas de la retención urinaria
En este caso hay una larga lista de razones por las que la vejiga puede estar funcionando de esta forma. Se incluyen músculos de la vejiga, débiles, cirugías, medicamentos, enfermedades neurológicas
Asimismo, obstrucción de la salida de la vejiga, como estenosis uretral o tejido cicatricial en el cuello de la vejiga, prolapso de los órganos pélvicos, incluso cistocele y rectocele, cálculos en las vías urinarias, estreñimiento, masas pélvicas, como tumores, fibromas, pólipos o coágulos no cancerosos o cancerosos, infecciones de las vías urinarias, enfermedades de transmisión sexual y trauma en la pelvis o la uretra