Un estilo de vida saludable puede compensar el impacto de la genética en más del 60 por ciento y añadir otros cinco años a su vida, según el primer estudio realizado por un grupo de científicos multidisciplinar sobre este tema, que publica la revista BMJ Evidence-Based Medicine y que fue recogido por el diario The Guardian.

Según esta investigación, está comprobado que algunas personas tienen una predisposición genética a vivir menos y que los factores relacionados con el estilo de vida, en particular el tabaquismo, el consumo de alcohol, la dieta y la actividad física, pueden influir en la longevidad.

Realizar actividad física aumenta la esperanza de vida. Foto: Getty, Andrew Zaeh | ZAEH, LLC. | Foto: Getty Images

Sin embargo, hasta ahora no se había realizado ninguna investigación para comprender hasta qué punto un estilo de vida saludable puede contrarrestar la genética.

Los hallazgos de este estudio apuntan a que un estilo de vida saludable podría compensar los efectos de los genes que acortan la vida en un 62 por ciento y agregar hasta cinco años a su vida.

“Este estudio aclara el papel fundamental de un estilo de vida saludable a la hora de mitigar el impacto de los factores genéticos en la reducción de la esperanza de vida”, concluyeron los investigadores. “Las políticas de salud pública para mejorar los estilos de vida saludables servirían como potentes complementos de la atención sanitaria convencional y mitigarían la influencia de los factores genéticos en la esperanza de vida humana”, agregan los líderes de esta investigación.

El estudio involucró a 353.742 personas del Biobanco del Reino Unido y mostró que aquellos con un alto riesgo genético de una vida más corta tienen un 21 por ciento más de riesgo de muerte prematura en comparación con aquellos con un bajo riesgo genético, independientemente de su estilo de vida.

La actividad física tiene múltiples beneficios para el organismo. | Foto: Thomas M. Barwick INC | Getty Images

Mientras tanto, las personas con estilos de vida poco saludables tienen un 78 por ciento más de posibilidades de muerte prematura, independientemente de su riesgo genético, tal como encontraron investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang en China y la Universidad de Edimburgo.

El estudio añadió que tener un estilo de vida poco saludable y genes de vida más cortos duplicaba con creces el riesgo de muerte prematura en comparación con personas con genes más afortunados y estilos de vida saludables.

Sin embargo, los investigadores descubrieron que las personas parecían tener cierto grado de control sobre lo que sucedía. El riesgo genético de una vida más corta o de una muerte prematura puede verse compensado por un estilo de vida favorable en un 62 por ciento, según descubrieron.

“Los participantes con alto riesgo genético podrían prolongar aproximadamente 5,22 años de esperanza de vida a los 40 años con un estilo de vida favorable”, subrayaron los investigadores.

Se descubrió además que la “combinación óptima de estilo de vida” para una vida más larga es “nunca fumar, actividad física regular, duración adecuada del sueño y dieta saludable”.

El estudio siguió a las personas durante un promedio de 13 años, tiempo durante el cual ocurrieron 24.239 muertes. Las personas se agruparon en tres categorías de esperanza de vida determinadas genéticamente: larga (20,1%), intermedia (60,1%) y corta (19,8%), y tres categorías de puntuación de estilo de vida: favorable (23,1%), intermedia (55,6%) y desfavorable (21,3%).

Una dieta saludable es indispensable para una buena salud. | Foto: Semana

Los investigadores utilizaron puntuaciones de riesgo poligénico para observar múltiples variantes genéticas y llegar a la predisposición genética general de una persona a una vida más larga o más corta. Otras puntuaciones analizaron si las personas fumaban, bebían alcohol, hacían ejercicio, la forma de su cuerpo, una dieta saludable y el sueño.

Matt Lambert, gerente de promoción e información de salud del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, dijo al respecto: “Esta nueva investigación muestra que, a pesar de los factores genéticos, llevar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta nutritiva equilibrada y mantenerse activo, puede ayudarnos a vivir más tiempo”.