De un momento a otro, la pandemia pasó de ser un capítulo del pasado para los humanos. Lo que fue el día a día por dos años, ahora quedó en el recuerdo. Uno de los momentos más recordados del confinamiento fue la vacunación, lo que permitió que el regreso a la normalidad volviera.

Con la pandemia dejada en el pasado, un grupo de investigadores centraron sus estudios en la vacunación, concretamente si el brazo donde se aplicó la vacunación tuvo alguna incidencia en la efectividad. Los resultados fueron sorprendentes y fueron presentados en el informe ‘Diferencias en las respuestas inmunitarias humorales y celulares específicas del SARS-CoV-2 después de la vacunación contralateral e ipsilateral contra la covid-19′.

“La pregunta parece tan banal, tan trivial, que a nadie antes se le había ocurrido plantearla”, inicia exponiendo Martina Sester, coautora del estudio, bióloga y jefa del departamento del Instituto de Medicina de Infecciones del Hospital Universitario de Saarland.

Las dosis individuales de los regímenes de vacunas de dosis doble se administran secuencialmente en el músculo deltoides, por lo que el reciente estudio puso su atención en los efectos inmunológicos entre ambos brazos.

Por un lado, los investigadores tomaron como muestra a 303 personas que recibieron la segunda dosis de la vacunación en el lado ipsilateral o contralateral. Durante dos semanas después de la inyección, se estudió a profundidad los efectos del fármaco.

El estudio se da casi cuatro años después del primer caso por coronavirus. | Foto: Libre de derechos

El primer gran resultado fue que, cumplido ese tiempo, el número de células T asesinas se redujo considerablemente en las personas que se aplicaron ambas dos en el mismo brazo. Cuando se cambió la articulación, la eficacia fue claramente menor.

Las células T son aquellas que destruyen las saludables. Cuando se completó el esquema de vacunación a la segunda dosis, los pacientes que fueron inyectadas en el mismo brazo tuvieron una eliminación del 67% sobre estos agentes dañinos. En cambio, cuando fue diferente la zona de cada dosis, la reducción de estas células fue de 43%.

“Tanto la vacunación ipsilateral como la contralateral inducen una fuerte respuesta inmunitaria, pero el refuerzo secundario es más pronunciado cuando se eligen las vías de administración de la vacuna que permiten el drenaje por los mismos ganglios linfáticos utilizados para la preparación”, señaló la investigación.

Los ganglios linfáticos no solo se encuentran en el brazo, sino en otras zonas. | Foto: Getty Images

La razón de este resultado radica en que, a nivel médico, la eficiencia de la vacuna radica en las células. En ese orden de ideas, proporcionar el fármaco en los mismos microorganismos presentes en el ganglio linfático, contribuyó a que la asimilación de los componentes de la vacuna fue más contundente.

Si las células inmunitarias de esos ganglios linfáticos se re estimulan en el mismo lugar, se produce una mayor respuesta inmunológica. Cabe mencionar que este escenario se daría en los otros ganglios, los cuales se encuentran en el cuello, pecho, abdomen y axilas.

Las células inmunitarias son fundamentales a la hora de combatir cualquier virus. De la mano con los anticuerpos, también cumple la función de evitar daños de gravedad. Es por ello que la estimulación de estas es fundamental a la hora de contrarrestar los posibles efectos del coronavirus.

Los resultados del estudio podrían ser puestos en marchas para otras vacunaciones que impliquen más de una dosis. | Foto: Semana

Por su parte, los anticuerpos del mismo brazo fueron mejores en los pacientes que se aplicaron la vacuna en la misma zona. Es decir, tanto las células como los anticuerpos se fortalecieron por aplicar las dos dosis de vacunación en un solo sector.

El estudio no pasó desapercibido en la comunidad científica, por lo que se podría comprobar la misma eficacia en otras vacunaciones o medicamentos que ameriten más de una dosis.