Una llamada telefónica alertó a la Policía. La comunidad, a través de la línea telefónica 123, reportó que posiblemente tres menores de edad estaban encerrados en una vivienda del corregimiento El Morichal de la ciudad de Yopal, en el departamento de Casanare. Las autoridades se trasladaron hasta el sitio y allí encontraron una escena conmovedora.

“Al llegar al lugar, los uniformados realizan el ingreso a la vivienda, donde encuentra en una habitación de latas de zinc, al niño de 11 años, quien se encontraba encadenado a una cama que había en la habitación, por uno de sus pies, acompañado de su hermano menor, quien se aferraba abrazándolo”, se informó en el comunicado de prensa de la Policía de Yopal.

También las autoridades de infancia y adolescencia afirmaron que, según versiones suministradas por algunos vecinos, estos hechos se venían presentando de manera repetitiva y que al parecer la madre de los menores de 11, 6 y 1 años, lo hacía con el fin de que no se fueran a la calle.

Luego de este rescate, el caso fue puesto en conocimiento del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que ya dio a conocer que adelantan un proceso para restitución de derechos de los menores.

El niño mayor de 11 años estaba encadenado de su pie a la cama. | Foto: Policía Nacional de Colombia

“Queremos informarles que desde el pasado domingo, el equipo de Defensoría de Familia fue activado y que en este momento los niños se encuentran cobijados por la medida hogar sustituto. De igual manera, realizaremos las distintas acciones con la Fiscalía General de la Nación para informar esta situación y establecer la denuncia respectiva (...), qué tipo de delito se cometió por parte de los padres y cuidadores al mismo”, explicó el director de la regional Casanare, Josué David Parales Girón.

Finalmente, tanto la Policía Nacional como el ICBF, pidieron a la ciudadanía en general “continuar trabajando para generar entornos protectores para la infancia y la adolescencia que habita en nuestro territorio”.

Perturbador: SEMANA comprobó que los Nukak viven un infierno y la realidad de explotación sexual infantil es apabullante.

Abusos sexuales, prostitución, drogadicción, abandono y hambre. Los indígenas en el Guaviare están condenados a desaparecer. Los niños son las principales víctimas de una aberrante ‘colonización’.

Convertidos en drogadictos, niños nukaks, de un poco más de 10 años, llegan hasta la ciudad para transar sus cuerpos a cambio de pegante.

Cuando empieza a llegar la noche en San José del Guaviare, los niños indígenas aparecen en las calles para satisfacer las aberraciones de algunos adultos. Esa es la sentencia y la impactante tragedia de los pueblos nukak maku y jiw que ocurre en apenas dos cuadras. Esta zona de tolerancia termina en un delgado malecón, que se convirtió en la guarida de abusos sexuales, prostitución y consumo de estupefacientes.

Todos, hasta las autoridades, saben lo que ocurre con los niños indígenas en Guaviare, pero la indiferencia y el abandono los condenó a la extinción. Lo peor de la civilización contaminó su cultura, y las instituciones se lanzaron responsabilidades, en una coyuntura que parece dramáticamente irremediable.

En 2019 se denunció un caso de abuso sexual masivo que dejó como presuntos responsables a miembros del Ejército. La ONU advirtió que los militares secuestraron a una niña nukak quien, en fila, fue abusada por al menos seis uniformados. Desde entonces, se advirtió, con indignación, que las investigaciones serían priorizadas, pero tres años después no ha pasado nada.

SEMANA llegó al Guaviare y la realidad es perturbadora. Las comunidades nukak maku y jiw, que por naturaleza son nómadas, terminaron desplazadas por la violencia. Llegaron a las zonas urbanas y arrancó su desaparición. Las tribus empezaron a heredar lo peor de la llamada civilización, y los niños, sin saberlo, se enterraron en el fango de los vicios, el consumo de drogas, pegante, y hasta la gasolina los atrapó.

En 2019 fue denunciada la violación de una niña nukak por parte de seis militares. Prometieron investigaciones y condenas, pero nunca pasó nada. Los niños se encuentran en total abandono.

Las calles de San José del Guaviare se llenaron de niños, y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) dijo, después de dos recorridos, que no los encontró. Ahora las investigaciones apuntan a identificar a los funcionarios que durante años ignoraron la problemática.