La toma del yagé es una práctica de comunidades indígenas ancestrales que, sin embargo, se ha vuelto popular entre otras poblaciones de Colombia y varios países de la región.
El yagé, que también es conocido como ayahuasca, tiene múltiples sustancias y principios activos. Algunos de ellos pueden ser psicoactivos, según lo señala el Instituto de Salud Pública de Chile.
Entre otras cosas, contiene alcaloides como del grupo betacarbolínico, que incluyen harmina, harmalina, tetrahidroharmina y harmalol, que se conocen como inhibidores de la mono-amino oxidasa. Son reconocidos por haber sido los primeros antidepresivos recetados a los pacientes, según la Clínica Mayo de Estados Unidos.
No obstante, más adelante fueron reemplazados por otros medicamentos que resultaban más seguros, pues estos inhibidores de la mono-amino oxidasa podían incrementar la presión arterial demasiado si se combinan con otros medicamentos o alimentos. Aun así, la Clínica Mayo señala que pueden ser útiles para algunos pacientes, pese a estos efectos adversos.
De otro lado, el Instituto de Salud Pública de Chile advierte que esta planta también contiene otro alcaloide conocido como N, N-dimetiltriptamina o DMT.
“El DMT es un metabolito derivado de la triptamina de potente efecto psicoactivo. Esta propiedad se debe principalmente a la afinidad que tiene por los receptores 5-HT2A al ser un agonista serotoninérgico”, señala la autoridad sanitaria chilena.
Estos agonistas serotoninérgicos se caracterizan por generar en las personas alteraciones profundas en el modo en el que las personas perciben la realidad.
“Entre los testimonios de personas que han participado en alguna experiencia o ensayo clínico con estas sustancias, se relatan alteraciones profundas de la percepción, emoción y cognición, que llevan a reflexionar sobre la propia experiencia vital: cómo uno se percibe a sí mismo (conciencia de uno mismo) y el mundo que le rodea”, explica la Sociedad Española de Medicina Integrativa.
Pero, ¿qué contiene en realidad la bebida de ayahuasca o yagé? De acuerdo con el Instituto de Salud Pública chileno, es una mezcla de Banisteriopsis caapi con Psychotria viridis y otras especies de plantas.
“Contiene considerables niveles de DMT, produciendo sinergia de los efectos psicoactivos del DMT con los alcaloides betacarbonílicos y la estimulación de liberación de dopamina”, detalla la autoridad de Chile.
Vale decir que la dopamina es conocida como la hormona de la felicidad, pero también está relacionada con múltiples respuestas del cerebro como los mecanismos de motivación y recompensa, el sueño, el aprendizaje, la capacidad de prestar atención y el humor.
Las tres fases después de probar el yagé
El Instituto de Salud Pública de Chile advierte que los efectos que provoca el consumo de ayahuasca o yagé pueden dividirse en tres fases distintas.
Para empezar, se presentan síntomas “de tipo neurovegetativo”, que incluyen signos como mareos, salivación, temblor generalizado, náuseas y una serie de contracciones y movimientos musculares en el tracto gastrointestinal que se conocen como peristaltismo, además de cólicos y vómitos. En esta fase las personas también pueden reportar efectos psicodélicos, la consciencia alterada y un aumento en la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
“En la segunda fase, estos efectos se intensifican con visiones sobre diferentes temas de índole cósmica y mística”, anota el Instituto de Salud Pública de Chile.
Y hace referencia a que en la tercera fase las personas entran en un “estado profundo de introspección”. Pueden percibir que vienen a su mente ideas de “intenso tono emocional” que se conservan en la memoria. No obstante, reviste algunos riesgos que deben tenerse en cuenta.
“El desarrollo de psicosis a largo plazo es raro y ocurre principalmente en personas que están usando otras drogas concomitantemente o que tienen antecedentes familiares de síntomas de este estado mental. No hay información concluyente acerca de los efectos a nivel fetal debido al consumo de ayahuasca”, concluye la autoridad sanitaria chilena.
A su vez, recuerda que existe el riesgo de que las personas resulten intoxicadas, por lo cual se recomienda contactar con un centro médico de forma inmediata.
“No existe un tratamiento específico y se pueden seguir las medidas tomadas para la intoxicación por triptamina. La prioridad es corregir los signos vitales del paciente con una combinación de cuidados de apoyo y sedación. Las benzodiazepinas se pueden usar para tratar la agitación, la presión arterial alta y las alucinaciones relacionadas con las drogas”, indica el Instituto de Salud Pública de Chile. Y advierte que en algunos episodios de psicosis se puede recetar el uso de antipsicóticos.
Por último, hay que decir que en Colombia y otros países de la región el consumo de esta planta está en un vacío legal que ha dificultado su regulación y, por tanto, los ciudadanos pueden estar expuestos a malas prácticas que pueden poner en riesgo su salud.