Lo primero que pensé cuando me di cuenta de que debía ir al médico por sobrepeso fue ¡A qué médico voy! Así que empecé a investigar y encontré que la obesidad y el sobrepeso se siguen viendo como factores de riesgo de otras enfermedades y no es tan claro cuál es el especialista responsable del tema. Peor aún, al preguntar me topé con muchas personas que me decían “vaya al nutricionista que eso es cuestión de que deje de comer tanto y se meta a un gimnasio”. La buena noticia es que encontré que si iba por la EPS sería el médico general el que me recomendara a quién acudir y si lo hago directamente puedo consultar un médico internista o un endocrinólogo. ¿Por qué uno de ellos? Porque estas patologías requieren de un manejo interdisciplinario. Eso claro, lo supe después.
Para encontrar la respuesta a mi primera gran pregunta estuve leyendo algunos artículos y encontré algo que me llamó mucho la atención, según el experto Diego Fernando Ocampo, lo primero que debemos comprender como pacientes con sobrepeso u obesidad es que existen muchos factores que pueden estar generando esta condición. Muchas personas, como yo, no somos gordas porque comamos mucho, sino por antecedentes familiares y por cuestiones de raza; aunque, lo que más interesante, fue llegar a entender que también hay factores psicológicos y hasta culturales que influyen en tener o no un peso saludable. En mi caso, por ejemplo, en la primera consulta con el médico me di cuenta de que es muy posible que el no tener NADA de actividad física influya. Sí, tuve que confesarle que odio hacer deporte porque ¡Odio sudar!.
Pero a pesar de que ya tenía una respuesta clara sobre cómo comenzar con este camino, es decir a qué médico ir primero, seguía con muchas dudas rondándome la mente. ¿Cómo evitar comer por impulso o tristeza? Porque, por ejemplo, cuando yo me deprimo quiero comer chocolates. ¿Es posible que esto tenga que ver con algún problema en el funcionamiento de mi organismo? porque yo no siento que coma tanto. En fin, lo único claro es que las respuestas las tenía el médico.
Al ir a mi segunda consulta me llevé una gran sorpresa porque además de hacerme un perfil metabólico a partir de los resultados de los exámenes que me pidió, sumado al índice de masa corporal (IMC), que por cierto ahí entendí por qué tengo una barriga como si tuviera 9 meses de embarazo, mentira exagero solo 7 jajaja. Bueno el caso es que una vez tuve todo el análisis de mi salud, el médico me explicó para entender todas las variables que están jugando en mi sobrepeso y recomendarme un proceso que se ajuste a mis necesidades tendré que trabajar con varios especialistas. La verdad es que no lo podía creer iba a tener una dieta acorde con mis necesidades, atención de un endocrinólogo, una psicóloga por lo de la ansiedad e incluso ¡un deportólogo que me recomiende una actividad física de acuerdo con lo que puedo hacer, necesito y me gusta!
Ahora bien, lo que más más me puso feliz, es que al contarle que en mi casa era un poco difícil el tema de las dietas, porque mi familia ama las sopitas y las harinas, y por otro lado, mi hermano y mi abuela me estresan todo el tiempo diciéndome que como estoy de gorda, me dijo que íbamos a buscar un programa que incluya medicina familiar, porque según él si quiero ver cambios drásticos debe haber cambios en mi entorno. Así que será lo máximo que aprendamos entre todos a cuidarnos y lo mejor, que ya no me recuerden todo el tiempo ¡mis kilos demás!.
Después de mi consulta decidí investigar más y encontré un comentario del médico Eder Hernández Ruiz, especialista en medicina interna y líder de la clínica de obesidad y síndrome metabólico del Hospital Universidad del Norte, que dice que el problema en Colombia, es que la obesidad y el sobrepeso no tienen un especialista como doliente propio y eso sucede porque no es considerado un problema de salud.
Esto, sin duda, me dejó ¡Plop! Porque me di cuenta de que había tenido suerte. Así que no se quede con ninguna duda, vaya al médico y pregunte todo lo que considere importante para usted, cuéntele todo lo que siente y, sobre todo, pida consulta con varios especialistas que lo puedan ayudar de manera integral.
Otra recomendación que me hizo el doctor es que antes de comerme algo muy tentador, pero poco saludable, debo pensar si tengo hambre o si me lo voy a comer solo por el gusto de hacerlo, y si decido comerlo pues no me excedo, solo me sirvo una porción ¡En ese momento pensé en los buñuelos navideños de los que por lo general me como más de uno! El doctor Mendivil también me sugirió tratar de cambiar los planes de celebración, que no siempre sea con comida o, si lo son, lo aconsejable es tener a la mano alguno de mis alimentos saludables favoritos.
Pero lo que más me llamó la atención es pensar que la zona en la que se vive también influye en la motivación, de este modo si hay andenes, si hay parques, si hay seguridad, pues seguramente nos darán más ganas de salir a hacer alguna actividad física. ¡uy! y si se ponen a pensar hasta el clima influye porque si está haciendo mucho frío, lo confieso, lo pienso dos veces para salir. Según el dr. Mendivil las autoridades deben impulsar la creación de parques, ciclovías, zonas iluminadas y que las personas vivan más cerca del trabajo para que puedan llegar caminando o en bicicleta, y ¡Yo que pensé que en una ciudad estos espacios existían solo para el entretenimiento de los ciudadanos. Se nota lo activa que soy!
De todas las recomendaciones, lo que me parece más complicado es manejar el aspecto social. Ir a un lugar sin que alguien cuestione lo que estás haciendo para cuidarte, o que te hagan recomendaciones de algún tipo para adelgazar es más común de lo que parece, porque eso sí a la hora de hablar de bajar de peso salen los amigos y familiares especialistas por todo lado.
Otro aspecto social es la dificultad que tenemos de decir “no, gracias” que, aunque no me pasa tanto, si tiende a ocurrir, tampoco es fácil, sobre todo cuando tienes la idea de que puedes pasar por descortés o que tienes que comerte todo lo que te ofrezcan o sirvan en el plato.
Cuando fui consciente de que estos ambientes existen, aunque parece obvio, entendí por qué es tan difícil cuidar la alimentación en navidad, vacaciones, cumpleaños, reuniones con amigos, fines de semana, porque ¡todo gira en torno a comer! Solo se salvan las fiestas, en las que por lo menos se baila. Así que lo que está claro es que el último paso para sobrevivir a los ambientes obesogénicos es la planeación para saber el mejor momento de comer esa porción de indulgencia y ¡tener personalidad! Para sacar mi mecato, decir no, gracias y sonreír cuando todos te quieren aconsejar, y lo más importante, no olvidar que todo es por una buena causa, que solo nos importa a cada uno de nosotros: la salud.