El huracán Floyd, uno de los mayores de la segunda mitad de este siglo, tuvo en vilo a la mayor parte de la costa este del estado norteamericano de Florida hasta el fin de la semana, cuando se dirigió hacia las costas de Georgia y Carolina del Sur. Pero su amenaza hizo que las autoridades ordenaran el éxodo de dos millones de personas que atiborraron las autopistas. La congestión y los interminables trancones hicieron pensar a muchos en la inutilidad del automóvil particular en emergencias de esta naturaleza.