En la última semana, los casos de presunta violación de menores indígenas de comunidades de Risaralda y Guaviare, por parte de miembros del Ejército Nacional, han horrorizado al país.

En la edición de este martes de ‘Al Ataque’, Salud Hernández-Mora conversó con Isabel Cuadros, experimentada psiquiatra que se desempeña como directora de la Fundación Afectos, y Jesús Prada, reconocido médico forense, sobre esos casos y especialmente sobre el perfil de las personas que cometen este tipo de delitos. Cuadros afirmó inicialmente: “La normalidad en los hombres no es excitarse con los niños y las niñas. Y digo los hombres porque es lo más frecuente, pero también hay mujeres que abusan a los niños. Entonces uno tiene que irse a un diagnóstico de psiquiatría, que sería un pedófilo psicosociopático. Es decir, es un individuo que no respeta la norma social, que solamente está a merced de su propio deseo”.

En ese sentido, manifestó que “una persona que rompe el tabú más importante de la especie humana, que es la protección de los niños, rompe cualquier norma social. De acuerdo con la experta, es “muy difícil explicar qué pasa por la cabeza de ellos. Sí se sabe que hay unas alteraciones a nivel cerebral que tienen estos individuos. La otra parte es que tienen unas distorsiones cognitivas muy graves. Por ejemplo, creen que todas las mujeres quieren tener sexo y no les importa que sea una niña. Y hay parte importante que es la  ignorancia sobre que el ejercicio de la sexualidad en Colombia que está enmarcado en el Código Penal”.    Cuadros afirmó además que no se puede generalizar la culpa por lo sucedido en estos casos en el Ejército. “No es la cultura, no es el Ejército. Yo no creo que uno tenga que hacer generalizaciones o globalizaciones porque eso diluye la responsabilidad. Aquí los responsables son los que violaron la niña embera que además tiene una protección”, subrayó.

Por su parte, Prada dijo que la experiencia de una violación marca la vida de la víctima. “Esta es una experiencia que tiende a marcar la vida de las personas. Hay un antes y un después de esta experiencia. Lo que ocurre alrededor de la experiencia también marca un antes y un después. Si la niña es escuchada en un ambiente de respeto, solidaridad, amor, terapia, seguimiento con programas que muestren resultados positivos, el pronóstico de la niña va a mejorar indudablemente. Si la niña es escuchada en un ambiente de duda, incertidumbre, insolidaridad, culpabilidad, esto va a afectar mucho más su futuro”, señaló. Por eso, considero que “lo que hagan las instituciones, la prensa misma, la familia va a ser definitivo para el futuro de la niña”. Cuadros agregó que es necesario “proveerle salud mental a las víctimas, que sea especializada, con personas que sepan qué es el trauma. El 100 % de las personas que han sido violadas, niños o mujeres y hombres adultos tienen estrés postraumático. De manera que esto es una cosa muy seria. Colombia es un país de personas traumatizadas por los demás. Los traumatismos de las violaciones masivas en el conflicto armado, los traumatismos de la violencia doméstica. En Colombia no hay una persona que no tenga un nivel de traumatización y la paradoja es que no tenemos los servicios que deberíamos tener para las víctimas”.

No obstante, señaló que “hemos mejorado. Hay sitios especializados, casi todos financiados por el Bienestar Familiar, donde se hace una atención de más calidad”. Y sobre la Fiscalía manifestó que “hay que mejorar la capacidad de investigación, la capacidad probatoria, y hay que especializar a los fiscales”.