En diálogo con Semana Noticias, Laura Escandón, una barranquillera que tiene a su padre enfermo con covid-19 en Ecuador, entregó detalles sobre cómo está atendiendo la emergencia de la pandemia el vecino país y su relato fue alarmante. Aunque su padre en este momento se encuentra en una clínica, según dijo, son ya varias las personas fallecidas por cuenta del virus que, ni siquiera, han podido ser enterradas porque hasta los cementerios están colapsados.

Laura se encuentra en la ciudad de Guayaquil, en donde ha hecho maromas por tratar de luchar por la vida de su padre, un hombre de 63 años y diagnosticado con diabetes. “Su cuadro clínico es muy complejo. Desde que se contagió con coronavirus, he buscado la forma de que lo atiendan pero acá es un caos completamente”, narra esta barranquillera desesperada. “Mi papá se va a morir en mi casa”: angustioso pedido de una colombiana en Guayaquil Dijo que lo que más le alarma, según lo que ella ha podido ver estando allá, es que las personas fallecidas por cuenta del covid-19 siguen esperando a ser enterradas. “Esto es un caos", insistió. "Hay mucha gente muerta en sus casas, en las calles, mucha gente fuera de los cementerios rogando para poder enterrar a sus muertos, estamos hablando de más de 200 personas fuera del cementerio”, agregó la ciudadana, quien responde desde la clínica donde se encuentra su padre. En palabras de Laura, hay incluso hasta listas de espera desde hace varios días para que los cuerpos de las víctimas del covid-19 puedan ser recogidos en sus casas. Y es que, según se ha reportado, Guayaquil ha sido el foco del virus en Ecuador, razón por la cual los hospitales de esa ciudad no dan abasto. Ella misma reveló que los medicamentos paliativos con los que está siendo atendido su padre, así como la bala de oxígeno que necesita, los ha conseguido ella. “Ayer que fui a buscar el oxígeno, pasé por el cementerio y vi a la gente desesperada. Acá, afuera del hospital hay personas gritando, pidiendo ayuda”, narra Laura. .Más que todo, según ha podido observar, son hombres los que llegan enfermos de covid-19, incluidos varios jóvenes de una ciudad que cuenta con poco más de dos millones de habitantes. “En medio de toda esta desgracia, me siento afortunada”, añade. Y es que para esta mujer de 28 años, dejar a su padre en el hospital donde se encuentra no es una opción. Para eso, logró contratar a su propia enfermera, a un médico particular y comprar los elementos necesarios para llevárselo a su casa. “Con la orden del médico que yo contraté, lo podré sacar”, dice. Y espera que se recupere pronto de su familia pues ha sido al que más grave le dieron los síntomas del coronavirus. “Yo creo que todos tuvimos coronavirus”, apunta esta colombiana, quien lleva ya 12 años viviendo en Ecuador. Habla de ella misma, de su esposo de 32 años, de sus dos hijos, una pequeña de 3 años y un bebé de seis meses; y de su madre. “Es que todos tuvimos los síntomas”, agrega Laura, a pesar de que confiesa que ella no se hizo los exámenes. Tampoco sabe cómo se pudo haber contagiado. “Pudo haber sido por alguno de los clientes que fue al restaurante de mi papá, que es muy concurrido”, supone ella.