En el sur de Bogotá, en el barrio Ciudad Montes, hay un portón negro que tiene dibujado un tablero de Pac–Man, es la casa de Javier Pinto, un coleccionista de videojuegos que posee miles de artículos avaluados en más de 5.000 millones de pesos. Entre los más preciados están aquellos que tienen al personaje come galletas y fantasmas.

En el sur de Bogotá, en el barrio Ciudad Montes, hay un portón negro que tiene dibujado un tablero de Pac–Man, es la casa de Javier Pinto, un coleccionista de videojuegos que posee miles de artículos avaluados en más de 5.000 millones de pesos. | Foto: Esteban Vega La-Rotta

Abrir esa puerta es desnudar su alma y entrar a un mundo de fantasía. El hombre -de 43 años- confiesa que Pac – Man es su compañero de vida. Desde que nació estaban destinados a vivir juntos por siempre. Javier nació en 1980. Cuando llegó por primera vez a Estados Unidos el videojuego arcade, creado por el diseñador de videojuegos Toru Iwatani, trabajador de Namco, una empresa japonesa desarrolladora de software de este tipo. Es precisamente por ese hecho que cada 22 de mayo se conmemora el Día Internacional de Pac-Man.

Pac-man | Foto: Esteban Vega La-Rotta

El padre de Javier compró en 1977 un atari que guardó durante 5 años para entregárselo a su primer hijo, adquirió cuatro videojuegos, uno de ellos aquel que revolucionaría la historia de este arquetipo de entretenimiento tecnológico. El personaje que nació un día que su creador comía pizza rompió esquemas, ya no eran naves que mataban marcianos, sino que este tenía un nombre y prometía no ser violento, pues no tenía que disparar ni una sola bala, por eso los padres lo vieron como un juego familiar.

El personaje que nació un día que su creador comía pizza rompió esquemas, ya no eran naves que mataban marcianos, sino que este tenía un nombre y prometía no ser violento, pues no tenía que disparar ni una sola bala, por eso los padres lo vieron como un juego familiar. | Foto: Esteban Vega La-Rotta

Cuando Javier cumplió año y medio, su padre le entregó el control negro que constaba solo de una palanca y un botón rojo, con su ayuda movilizaban al muñequito por todo el tablero. El niño fue creciendo y a los 5 años ya no quería despegarse de él, sus pequeñas manos tenían bombas de agua, eran las ampollas que delatan su pasión. Ese videojuego aún lo conserva con la caja intacta, sin saber se convirtió en la primera pieza de su colección.

Pac – Man llegó a conseguir el Record Guinness del videojuego arcade más exitoso de todos los tiempos. | Foto: Esteban Vega La-Rotta

Pac – Man llegó a conseguir el Record Guinness del videojuego arcade más exitoso de todos los tiempos. Solo en 7 años, de 1980 hasta 1987, vendió 293.822 máquinas. Algunas de ellas llegaron a Colombia. Con el paso de los años, Javier se encontró con una de estas, arrumada debajo de escaleras en un local en el sur de Bogotá. Tan pronto la vio sabía que no podía salir del establecimiento sin ella. Era una mesa vieja, negra y descuidada, en la que en los años 80 y 90 los bares y restaurantes utilizaban como mesa para departir con los amigos mientras jugaban algunas partidas de Pac–Man.

Pac-man | Foto: Esteban Vega La-Rotta

Su encuentro con la máquina se dio justo cuando él estaba pensando en emprender un negocio de comidas rápidas temático, fusionando la gastronomía con las famosas maquinitas de las que tanto sacaron con un tirón de orejas a los adolescentes de la generación X y Y. En su momento, hace más de dos décadas pagó por ella $1.400.000 hoy dice que esas mismas maquinas cuestan más de $20.000.000.

Pac-man | Foto: Esteban Vega La-Rotta
Pac-man | Foto: Esteban Vega La-Rotta

Con el tiempo, compró la arcade de Mis Pac -Man ( la novia de Pac -man), que se diferencia no solo por el moño rojo en la cabeza, sino porque tiene más tableros en los juegos. Fue tanto el éxito de este videojuego que hasta hijo tuvieron se llamó Pac -Man Junior. Sin duda, las arcades son sus máquinas más preciadas, pero Javier tiene en su colección acetatos de la música del personaje japones, teléfonos de él, consolas portátiles y otras modernas en las que el personaje ya tiene piernas y corre sin parar.

Pac–Man fue tan popular que por eso se convirtió en el personaje principal de la película Pixeles e incluso cuando la cinta fue estrenada en Colombia, Pac–Man buscó a Javier, de manera metafórica. Resulta que uno de los momentos más lucrativos para el coleccionista se dio justo cuando le propusieron en la mayoría de los cinemas de Bogotá realizar los eventos de lanzamiento. “¿Cómo no voy a considerar a Pac-Man mi amigo, mi compañero de vida? Sinn decir una sola palabra, se convirtió en mi primer videojuego, ha servido de mesa para los comensales de mi restaurante y me ha dado de comer”, dice Pinto con una sonrisa en su rostro alistando todo para la celebración de este lunes festivo.

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