En la entrega del VIII Premio de Periodismo Aqualia en el Salón de actos de la Asociación de la Prensa de Madrid, en España, el jurado le otorgó una mención extraordinaria a Juanita Gómez, Paola Vega y Juan José Parga por el reportaje publicado en SEMANA “En Colombia funciona una máquina que convierte la humedad del aire en agua”
Este premio tiene como objetivo resaltar la importancia de incrementar la cultura del agua como bien escaso y preciado.
Aquí puede ver la nota completa:
En Colombia funciona una máquina que convierte la humedad del aire en agua; hoy le garantiza el líquido a 1.300 alumnos de un humilde colegio a 20 minutos de Cartagena.
En la isla de Tierra Bomba, en una zona abandonada por el Estado, 1.300 alumnos de un colegio se benefician de una tecnología que les suministra el líquido. ¿En qué consiste?
En el país, millones de personas enfrentan el desafío de tener agua potable, eso no es nuevo para nadie. En la isla de Tierra Bomba, ubicada al sur de Cartagena, unos 9.000 habitantes padecen este problema desde hace décadas, todas y cada una de las generaciones que han crecido allí han tenido que padecer sed.
SEMANA recorrió el corregimiento de Bocachica, uno de los pueblos de la isla. Sus habitantes hacen parte del grupo de las 3.2 millones de personas que no tienen acceso a agua potable en el país.
Para llegar a esta isla, solo se puede hacer a través de una lancha. Son unos 20 minutos desde Cartagena, la ciudad amurallada y turística que recibió en 2022 a más de 7 millones de pasajeros según la Sociedad Aeroportuaria de la Costa y la que le entran miles de millones de pesos gracias al turismo y al puerto.
En Bocachica, el abandono del Estado y la miseria son evidentes. La desigualdad es desoladora. El 96 por ciento de los hogares vive en condición de pobreza, la mayoría de casas están en mal estado, algunas sin terminar, las calles están llenas de basura. Es tan desgarrador, que el puesto de salud lo están remodelando hace 8 años y no ha habido avances significativos. Los animales están completamente desnutridos.
Y ni hablar sobre el abastecimiento de agua, este territorio no cuenta con alcantarillado. A principios de este año, la Corte Constitucional emitió una sentencia que obliga al Distrito de Cartagena a garantizar el suministro de agua potable a la comunidad. En el mundo ideal, este Plan Técnico Operativo beneficiaría a 1.100 viviendas, y desde Cartagena se cargaban 330 toneladas de agua, que eran trasladadas en bongos hasta la isla. De ahí, el agua se dirigía a las albercas y, finalmente, era distribuida a cada hogar a través de motocarros.
Pero en el mundo real, según los habitantes, este proyecto está suspendido desde hace un mes y medio. Las personas que tienen las albercas se encargan de vender el agua por lata a 2.000 pesos. Por lo general, la comunidad la compra solo para tomarla. Para lo demás, usan el agua de mar o hacen pozos cisterna. Hay quienes ni siquiera cuentan con los recursos para adquirir el líquido.
Esta realidad, sin embargo, está cambiando desde hace un año y medio cuando el ingenio y la buena voluntad de los colombianos Bernhard y David Lewinski, primos y fundadores de Natura Mayim Water Systems, llegaron a Tierra Bomba. Hoy, el único lugar de Bocachica que cuenta con agua potable es la institución educativa Domingo Benkos Biohó, donde 1.300 niños se benefician de un generador atmosférico que transforma la humedad del aire en agua potable.
Según Bernhard Lewinski, la operación de producción se desarrolla así: “La máquina realiza una simulación del proceso natural de la lluvia con las diferentes condiciones climáticas. Luego, el aire con su humedad pasa por un filtro hasta llegar a una cámara que limpia las impurezas del ambiente a través de un proceso de destilación adiabática convirtiéndolo en agua potable. Posteriormente, el líquido cae en una bandeja receptora donde se ozonifica para evitar la contaminación. Por último, se filtra con componentes naturales y se mineraliza para darle así mayor calidad nutricional al líquido”.
Al día, esta máquina es capaz de generar 1.200 litros de agua. Esta novedosa tecnología es ciento por ciento colombiana, genera empleo y favorece la economía del país, mejora la calidad de vida de los colaboradores y de quienes acceden al servicio.
El traslado de la máquina a la institución fue toda una odisea, no hubo apoyo de la alcaldía, todo el esfuerzo lo hicieron Bernhard, David y algunas personas de la comunidad “Por medio de un planchón cargamos el equipo, pedimos prestado un tractor para transportarlo, tuvimos que tumbar una pared del colegio para entrarlo y entre unas 20 personas la ubicamos en la base”, agregó el empresario.
Para los niños esta máquina es una bendición. A diario llenan sus vasos para tomar agua potable. Según Benjamín Acevedo, rector de la Institución, este recurso les ha traído beneficios a los estudiantes y el rendimiento ha mejorado. “El rendimiento de los estudiantes ha mejorado, la calidad del servicio del agua es muy buena, es apta para el consumo humano. Los niños se están hidratando 3 veces al día”. Incluso, los fines de semana, adultos mayores y otras personas de la comunidad toman esta agua.
Bernhard Lewinski dice que esta tecnología reduce el impacto ambiental. “No produce emisiones de ningún tipo, el mantenimiento es casi nulo y los niños ya no usan botellas plásticas”, destaca.
Esta es una tecnología económica y efectiva que ha demostrado resultados inmediatos a comparación de otros proyectos que pueden tardar años y que pueden costar el doble o el triple. Una solución para las miles y miles de personas que durante años y con el paso de muchos gobiernos han tenido que padecer la escasez de un recurso básico para la humanidad.
Al parecer hay empresarios que hacen más por el país que el mismo Gobierno, el objetivo y la pasión de Bernhard es que no haya más muertes de niños y de adultos por falta de agua potable, en conversación con Revista Semana el empresario dijo que es una solución sencilla y que no va a descansar hasta que logre poner agua en todas las comunidades.
Hoy, los beneficiados de esta tecnología podrían ser miles más si el Gobierno garantizara el derecho fundamental al acceso al agua potable y si más personas del sector privado se suman a estas iniciativas, como la que crearon Bernhard y David, que al final tienen como objetivo salvar la niñez que durante décadas ha estado en el olvido estatal.