Como en una montaña rusa, así se puede describir la forma como los colombianos evalúan la gestión del presidente Iván Duque. Al inició de su gobierno, sus niveles de desaprobación rápidamente se incrementaron, en parte, producto del anuncio de una reforma tributaria que la final no se tradujo en todas las propuestas que se hicieron; sin embargo, afectaron sustancialmente su imagen. Luego, en 2019, tuvo una leve mejoría con su estrategia del cerco diplomático hacia el régimen de Nicolás Maduro, pero eso solo duró unas cuantas semanas. De ahí en adelante se fue al suelo. Llegó a su punto más bajo a principios de 2020, con solo un 23 % de aprobación y un 71 % de desaprobación.

‘El Poder‘, dirigido por Ariel Ávila, analizó la más reciente encuesta de Invamer, de abril, que mostraba un importante repunte. La llegada de la pandemia le dio un respiro al presidente que, como en un gran número de países, se convirtió en el capitán del barco. Ante la tormenta, se necesitaba un guía. Su estrategia de aparecer en medios todos los días, por una hora, un gabinete mucho más técnico y menos político, le permitieron pasar, en abril, al 52 % de aprobación y 39 % de desaprobación. Para junio, la tendencia se revirtió y nuevamente comenzó la caída. Tiene 52 % de desaprobación y 41 % de aprobación.

Y es que, al revisar los datos de la encuesta de Invamer, un 79 % de los colombianos cree que las cosas están empeorando y solo un 11 % cree que se va mejorando en el país.

Al presidente le va mal en cuatro aspectos clave. Por un lado, en materia de corrupción, a la pregunta sobre si se considera que la corrupción mejora o empeora, el 85 % cree que empeora y solo un 8 % que mejora. Su lema, durante los primeros meses de gobierno fue “el que la hace la paga”.

La economía, como era de esperarse, sale mal calificada, pues la población considera en un 85 % que está empeorando y solo un 9 % que mejora.

Incluso, en la encuesta, los datos sobre empleo son más que dramáticos. De las personas que manifestaron que estaban desempleadas, un 60 % manifestó que esa condición la obtuvo en medio de la pandemia. No se debe olvidar que, para expertos económicos como César Caballero, las ayudas del Gobierno para paliar la crisis fueron pocas y, sobre todo, tardías.

Igualmente, el gobierno del presidente Iván Duque sale mal librado en sus dos principales políticas y promesas de campaña. El Centro Democrático se vendió como la solución a todos los problemas de seguridad del país; de hecho, culpaban al proceso de paz y a la política del expresidente Santos. Sin embargo, tanto en datos, como en la encuesta, la población percibe un deterioro general de la seguridad. A la pregunta sobre si Colombia esta emporando o mejorando en materia de inseguridad, el 80 % respondió que empeorando. En la medición de abril había sido del 54 %. Por su parte, la percepción de mejoría en abril fue de un 32 % y para la encuesta de junio la cifra cayó al 12 %. La bandera de la seguridad, en el uribismo, está en crisis.

Igual se puede decir del tema de la percepción de la población sobre la política exterior del país. Otra de las grandes apuestas del gobierno de Iván Duque fue su política frente a Venezuela y allí ha hecho importantes esfuerzos, pero la calificación de la población no es tan buena. La valoración tanto positiva como negativa está en el 40 %.

Por último, las Fuerzas Militares y la Policía, que son las instituciones insignia de defensa del partido de gobierno, están atravesando una crisis sin presidentes. Producto de varios escándalos que van desde comportamientos en materia de derechos humanos hasta casos de corrupción, la imagen de las Fuerzas Militares cayó a los mínimos históricos. Su nivel de desaprobación escaló a un 48 %, en abril era del 13 % y su aprobación bajó del 85 % en abril al 48 % en junio. Tal como se ve en la siguiente gráfica.

Para el caso de la Policía pasa algo similar. Su aprobación en abril era del 75 % y en junio cayó al 40 %, y su desaprobación pasó del 23 % al 56 % en el mismo periodo. En el caso de la Policía el deterioro de la seguridad también le estaría pasando factura.

Obviamente, surgen dos preguntas centrales: 1. ¿Podrá el presidente Duque revertir esta situación? Más aún en medio de la una crisis económica que comienza a impactar y, sobre todo, con los grados tan altos de incertidumbre que tiene el país sobre su futuro. Y 2. ¿El uribismo sobrevivirá a esta crisis del gobierno Duque.