En medio de la pandemia por la covid-19, el mundo no solo está pensando en cómo frenar los contagios, sino en qué hacer después, en el poscoronavirus. Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad EAN, aseguró que es necesario pensar cómo hacer, mediante medidas económicas y regulatorias, que la economía se recupere sin necesidad de devorar lo que nos queda en el medioambiente.
“Creo que el gran temor que han expresado muchos pensadores en sus ensayos estos días llamando la atención sobre el poscovid en términos de economía, es que estamos en una situación absolutamente precaria, hemos incurrido en unas deudas; incluso no se sabe si tenemos con qué respaldarlas a mediano y largo plazo. Y todo eso puede llevar a una recesión. Pero salir a acelerar la depredación o el uso, para no usar una palabra necesariamente negativa, de lo poco que tenemos, es cómo vender el último anillito de oro o los areticos de la tatarabuela y ya nos quedamos sin poder comer, ‘en los rines‘ completamente”, explicó Baptiste en Semana en Vivo.
La experta, exdirectora del Instituto Humboldt, señala que no se pueden transgredir “ciertos umbrales” con los ecosistemas, y que por eso hay que regular la velocidad de las transformaciones y “aplanar la curva o aplazar la curva de nosotros como plaga”. Sin embargo, Baptiste no se considera radical y asegura que hay que hacer minería y seguir sacando petróleo, porque un frenazo en seco es imposible. Justamente, un cruce de cartas entre empresarios y ambientalistas abrió el debate en el país sobre qué tan conveniente es flexibilizar los trámites ambientales en medio de la crisis por el coronavirus. Este fue el debate en Semana en Vivo. Lo que ocurrió es que el pasado 3 de abril se filtró el borrador de una carta dirigida al presidente Iván Duque y firmada por el Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga (ICP), en representación de sectores empresariales, en la que en un párrafo se mencionaba la posibilidad de “aprobar procedimientos abreviados para temas que hoy frenan el desarrollo como son los trámites de regalías, de consulta previa y licencias ambientales en los que, sin vulnerar el ordenamiento jurídico, se simplifique su aplicación, para aumentar y acelerar la productividad en los sectores estratégicos de desarrollo económico del país”. Este aparte de la misiva, que tiene siete páginas, fue interpretado por un grupo de ambientalistas como una manera de “aprovechar la crisis para debilitar los mecanismos existentes en la legislación y la institucionalidad colombiana”, así lo expresaron en una carta que también hicieron pública. “Lo que nos pareció más desafortunado fue la lectura del momento histórico que están haciendo probablemente muchos inversionistas y empresarios. En un momento como en el que estamos, en una crisis que tiene un vínculo con el tema ambiental, decir que necesitamos acelerar el modelo de extracción o aprovechamiento de recursos de la manera más clásica y eso está atado a quitar o aligerar la carga que tiene el Estado para vigilar, suena muy feo y muy ofensivo para algunos de los que hicieron la discusión”, aseguró Brigitte Baptiste, una de las firmantes de la carta.
Sin embargo, Carlos Augusto Chacón, director académico del Instituto de Ciencia Política, aseguró que el objetivo de la carta era recoger el sentir de diversos sectores y proponer soluciones para la crisis en varias dimensiones, no solo en el que desató la polémica. “Es desafortunado que a un párrafo que tiene cuatro líneas, solo hagan referencia a la primera (...) hay varios aspectos en materia de consultas y de licencias que tienen cuello de botella muy grandes y que creemos que es el momento de subsanarlos, hay más de 1.400 solicitudes de licencia en la dirección de consulta previa”, dice Chacón, quien considera que se deben simplificar trámites y burocracia para ayudar a activar la economía. Vea el debate completo en Semana en vivo