La reunión en el apartamento del exministro Juan Fernando Cristo que sostuvieron el expresidente Juan Manuel Santos y los senadores Rodrigo Londoño (partido Farc) e Iván Cepeda (Polo Democrático) se convirtió en una polémica nacional, tras la publicación de Gustavo Rugeles, director de "El Expediente", quien entró al edificio del exministro y tomó fotografías de lo que él calificó como una “cumbre Santos-Farc”. ¿Qué significa para el país que una reunión privada se haya convertido en una noticia nacional? Este fue el debate en SEMANA en Vivo.
El anfitrión —exministro Juan Fernando Cristo— relató por qué decidieron reunirse y cuál fue la logística. “Londoño, quien se desarmó y viene a ser una voz muy importante para mantener el Acuerdo, le pidió al expresidente Santos una reunión para conversar sobre los temas del Acuerdo de Paz. Esta no es la primera ni será la última reunión del expresidente Santos con integrantes de la Farc ni de algunos de los que fuimos negociadores del Acuerdo”, aseguró. Cuando se encontraban en medio de la reunión, cuenta Cristo, la jefe de seguridad del expresidente Santos le informó que el periodista Rugeles “estaba peleando por entrar” al apartamento. Lo que no se explica el exministro es cómo entró Rugeles al conjunto ni quién lo autorizó. “La reunión fue tan normal que pasamos una lista de invitados a la portería”, dice Cristo. Sin embargo, están haciendo las averiguaciones en el conjunto para saber quién informó a Rugeles de la reunión y de sus asistentes. La versión de Rugeles es que un “vecino” le informó y le autorizó la entrada al conjunto y que “escoltas de Santos y Farc presionaron a @PoliciaColombia para que me retiraran del lugar”. Según Cristo, la reunión era para hablar de la implementación del Acuerdo de Paz y de la importancia para el sistema de justicia transicional de que el partido Farc contribuya con la “verdad plena”. “Eso lo discutimos, fue una reunión dura”, dijo Cristo. El periodista Carlos Cortés, director de "La Mesa de Centro", de la Silla Vacía, tiene la teoría de que el uribismo va a crear una profecía autocumplida para seguir en el poder. “Si el uribismo le mete trabas al Proceso de Paz, vuelve a implementar una política agresiva de fumigación, desconoce los acuerdos locales de los PDET y empieza a hablar de las nuevas Farc —porque ya los hijos de Uribe están cogiendo esas banderas—. Obviamente, se van a fragmentar los grupos, va a haber más deserciones, delitos. Entonces, ellos terminan construyendo una profecía autocumplida que en últimas nos terminan de poner en una situación en la que ellos ganaron las elecciones y ellos nos van a ofrecer la solución de ellos mismos. Pienso que al final se les va a agotar y me parece una forma perversa de querer mantener el poder”, explicó.
El exdirector de Fasecolda, Jorge Humberto Botero, aseguró que desde el punto de vista jurídico la Constitución establece tres ámbitos de la vida de las personas: la pública, la privada y la íntima. En este caso, la reunión en el apartamento del exministro corresponde a la vida privada. “La política implica actuaciones en privado, los grandes acuerdos políticos se cocinan en privado. Es perfectamente legítimo y necesario que en pro de objetivos de naturaleza pública, es decir, política, se reúnan para cosas políticas”. El exministro Cristo considera que se irrumpió en su vida privada y en la de su familia, y advierte que es parte de la radicalización de algunos sectores del país. “Esto sí hace parte de una cadena de radicalización en todos los sentidos muy miedosa y que puede generar para el proceso electoral de 2022 que la política se vuelva totalmente invivible, y que haya unos sectores que tomaron la decisión de insultar y ofender, no discutir”. Teme que se esté señalando a los defensores del Acuerdo de Paz, para impedir que sigan impulsando la implementación. “Lo anormal es no hablar de paz en un país que sigue asesinando líderes sociales”, puntualizó. El historiador y columnista Javier Ortiz Cassiani considera que este episodio demuestra que la discusión política se ha bajado a unos términos risibles, y que lo preocupante es que se esté controlando el ejercicio de la política de este país. “Lo más grave es que algunos se están acostumbrando a esta vigilancia. No hacer ruido a esa vigilancia es darle las herramientas a un poder que seguramente se va a desbordar y nos vamos a arrepentir de no haber dicho lo que teníamos que haber dicho. Muchas cosas en este país han empezado como maneras de control por la supuesta salida de un orden, y después el control termina siendo más caótico. Acordémonos que el paramilitarismo empezó controlando un orden, controlando prostitutas, gente que consumía en un parques, LGTBI, y mucha gente aplaudió eso; este tipo de cosas asustan mucho”, dijo Cassiani. Botero, por su parte, aunque considera que hubo “un abuso, una actuación ilegal”, cree que se está magnificando la importancia del episodio, porque hasta donde se sabe es una actuación de un individuo, Rugeles, “no es una acción concertada por el Gobierno y no es una postura oficial del Centro Democrático”. El exministro Cristo, aunque dice que no puede afirmar que la información se la dio alguien del Gobierno a Rugeles, considera que el Centro Democrático sí lo está haciendo como una campaña. “Estos señores todavía no se han dado cuenta que están en el Gobierno, siguen actuando como oposición, con ese lenguaje que hay en el país. El expresidente Uribe que sale y dice que los magistrados son unos mafiosos, que Cepeda es de las nuevas Farc…”, dijo el exministro, quien todavía no sale de su sorpresa, y asegura que “no nos van a impedir que sigamos trabajando por lograr que ese Acuerdo de Paz se pueda implementar”.