En diálogo con SEMANA Noticias, la estudiante Julieth Carranza, quien está suscrita a un programa de Medicina en Buenos Aires, relató el episodio que vivió con la cónsul de Colombia en Buenos Aires, María Clara Rubiano, con quien se comunicó para pedirle ayuda para su retorno al país. Lo anterior, por cuenta de la pandemia que azota a nivel global y los vuelos humanitarios que han activado algunos gobiernos para permitir el regreso de los connacionales que se quedaron varados en otro país.

Al escribirle un mensaje de texto, contó Julieth, recibió un mensaje de parte de la funcionaria en el que no solo se niega a concederle la ayuda a la estudiante, sino que, además, le advierte que la lección que le debe dejar una situación como la covid-19 es que los jóvenes no pueden creer que con solo estudiar “les alcanza”. “Fue grosera, no entendió mi situación acá, no se puso en mis zapatos ni en los de mis padres. Fue grosera y me hace entender que vine a estudiar a Argentina por capricho, y lo hice por necesidad porque en Colombia no podía pagar un semestre de medicina”. En tal sentido, dijo que no recibió ningún apoyo y, ni siquiera, una disculpa de parte de la funcionaria. No obstante, al hacerse pública la situación, contó que quien sí se comunicó con ella fue una trabajadora social y, posteriormente, Francisco Echeverri, el vicecanciller. Él fue el encargado de darle la buena noticia de que sí la van a repatriar, un viaje que quedó establecido para el próximo 11 de julio. En el mismo sentido, resaltó que la Cancillería sí le ofreció excusas en nombre de esa cartera y del Gobierno nacional. Mencionó, en ese caso, a Jorge Villamizar, otro funcionario de Cancillería, también con el cargo de cónsul en ese país, y aprovechó para alertar sobre la situación de los colombianos varados en Argentina. “Hay 140 personas que buscan ser repatriadas, pero no han sido escuchadas. Las hay entre turistas y estudiantes que quieren volver a Colombia”, agregó la joven estudiante. El costo de un vuelo humanitario desde Argentina —relató— asciende a los 500 dólares y solo tienen en cuenta a quienes, al ser consultados, responden positivamente su disposición de pagar esa suma de dinero. “Solo quiero que se dé cuenta de que no es solo mi caso y que no escribimos solo por capricho. No sabemos qué más hacer”, puntualizó Julieth Carranza.