Jamás se le ha pasado por su cabeza hacerse contar en las urnas. Y eso lo tiene claro porque su convicción es que cualquier ser humano puede hacer política si parte de no abanderar el odio en su discurso. Por eso, se confiesa preocupado en un país que se rehúsa a abandonar. “Me preocupa la polarización, porque nos mantiene peleando y nos quedamos atollados ahí en esa ‘vaina’. No hemos entendido las diferencias, no hemos sido capaces de conocernos todos y de aceptarnos”. Esas son las palabras del cantautor samario, Carlos Vives, que recién estrenó su nuevo álbum ‘Cumbiana’.
En diálogo con Vicky en Semana, este artista no solo habló de sus proyecciones en términos musicales sino que, además, destapó su lado humano, íntimo, y reveló sus temores, su motor de vida y hasta el legado que les quiere dejar a sus hijos: que aprendan a perseguir la felicidad. Sobre lo primero, es consciente de las desigualdades por las que atraviesa Colombia y, particularmente, su región: Santa Marta, una ciudad a la que, dice, se ha dedicado de lleno para lograr sacar adelante, sin réditos políticos, más allá de la satisfacción de hacer algo por sus habitantes.
“Yo he tenido iniciativa en Santa Marta y he tenido que bregar con todos los lados de la polarización allá porque cuando me reúno con un personaje de la izquierda, soy de izquierda; y cuando me reúno con alguien de derecha, soy de derecha”, dice. Pero nunca se ha sentido tentado por caer en los terrenos de lo electoral. “Mi educación, mi vida, no me permitirían entrar a jugar en costumbres políticas que no van con mi filosofía ni estilo de vida”. Por eso, es incapaz de encasillarse en una u otra corriente porque, según dice, no cabe en ningún lado. “Yo soy colombiano”, responde.
En su lado más íntimo, confesó que su motor de vida ha sido su mujer, Claudia Helena Vásquez, de quien dice “me salvé de ‘vaina’ que cante porque si no, me deja sin trabajo”. Y lo hace con la profunda certeza de la mujer que tiene al lado. “No tendría palabras para hablar de ese amor con que ha tratado a mis cosas, a mi vida, a mis hijos, nos une un amor profundo por este país, pero la manera como ella lucha y trabaja por encima de todo, lo que aprendo de ella no está escrito. Yo soy mejor persona y mejor trabajador, y mejor papá con todos mis hijos por Claudia, es un ser humano hermoso, justo, sensible”, confiesa. De hecho, confiesa que ella ha ejercido un rol importante para sacar adelante sus canciones y los proyectos musicales, no solo los recientes sino los que están por venir. Se sabe consciente del respeto por las nuevas generaciones y, en tal sentido, aclara que no busca competir con los artistas de ahora. Por eso, no le teme a la certeza de envejecer, aunque sí a la muerte. “Seamos justos en la vida para tener una muerte justa”, reflexiona Carlos Vives. Dice que lo importante es mantener el espíritu vivo, incluso en la vejez. “No me quiero poner viejo”, dice el artista samario. Una etapa que aprovecha para rememorar que su niñez, adolescencia y la juventud la vivió rodeada de personas mayores. “La gente que más me marcó en mi vida, eran mayores, nunca fui capaz de ofender a alguien por su edad, entonces creo que cuando ya estoy llegando a una edad, voy a recibir lo que sembré. Siempre respeté la sabiduría de los mayores. Hoy soy un artista moldeado por ellos. Espero que al haber sido así encuentre gente como yo que nos trate bien, es lo único que me puede preocupar”. “Que busquen la felicidad” Carlos Vives no oculta la emotividad que le genera pensar en sus hijos, su otro motor de vida. Cuando muera y ellos crezcan, dice, quiere que lo recuerden por cuenta de las lecciones que les dio de la vida misma: que tiene momentos difíciles pero que hay que saber enfrentarlos “porque vinimos para ser felices”. Por eso, su consejo es que busquen la felicidad. “Que ellos sepan que tienen derecho a ser felices, que tienen derecho a soñar, y a que esos sueños se vuelvan realidad”. ¿Quién es Dios para Carlos Vives? “Dioses somos todos”, afirma sin titubear Carlos Vives. Está convencido de que Dios es todo aquello que vive dentro de cada ser humano. Incluso, aquellos que se sienten “desventurados, tristes saben que Dios habita dentro de ellos. Dios es lo que te hace que todo el mundo te vea bonito. Ahí no hay clichés. Dios es lo que veo en mi hijo Pedro, Helena, esa belleza y esa inocencia, eso es Dios”.