El pasado 2 de julio, el presidente de la república, Iván Duque, anunció la captura de 8 personas presuntamente involucradas en el atentado contra la Escuela General Santander, perpetrado en enero de 2019 y en el que murieron 22 cadetes, además del perpetrador del hecho. Dentro de esas personas, fue mencionado el nombre de Carlos Arturo Marín Ríos, quien fue presentado por el fiscal general, Francisco Barbosa, como alias Marín, a quien acusó de haber escoltado en una moto a la camioneta que fue usada en este acto terrorista. 

No obstante, esta semana se conoció que a Marín le fue dado el beneficio de casa por cárcel mientras se avanza en las investigaciones. Y en medio de ese proceso, su hija, Érika Marín ha salido a defender a su padre al afirmar que todo esto se trata de un caso de ‘falso positivo’ y que su padre es inocente. Afirma que las fotos que se han mostrado en los medios de comunicación del presunto responsable y de su padre no coinciden y que está siendo señalado injustamente de un delito que no cometió. En diálogo con Semana Noticias, Érika afirmó que su padre ni siquiera maneja moto, que nunca ha conducido ese tipo de vehículos y que, de hecho, la única prueba que tiene la Fiscalía es el seguimiento a las celdas que hizo del celular de Carlos Arturo Marín ese día cuando se desplazó desde Zipaquirá, municipio donde vive, hasta Bogotá. Reiteró que él ese día fue hasta la capital del país en una camioneta de su propiedad y con el único objetivo de tomar un curso para ser instructor de conducción. Entre lágrimas, Érika relató que “cuando ocurrió el atentado, lo único que uno dice es que fue terrible, pero como familia ni idea, él no hizo parte de nada de eso, cuando vimos esa noticia luego, nos hacen el allanamiento y llegan a las 3 de la mañana a sacarlo… Todos quedamos consternados, y llegan a decirnos que se lo llevan que porque es un terrorista”, contó. Al mismo tiempo, indicó que en el proceso de allanamiento fueron requisados los otros miembros de la familia (su madre y hermana) y que eso generó temor a cuatro menores que viven allí. “Nosotros vivimos en una calle cerrada. Entonces, vimos que llegaron un montón de camionetas, todos haciendo fuerza y entrando así, buscando panfletos del Eln. Me empezaron a requisar, y yo pregunto: a esas horas de la madrugada uno qué más va a tener que la pijama. Fue un irrespeto total”, contó. Al mismo tiempo, reclamó que pese a que a su padre le dieron el beneficio de prisión domiciliaria, aún no le dan razón de cuándo va a volver a casa. Añadió que su padre se encuentra en un estado de salud delicado y que eso es lo que más le preocupa. “Desde el martes estamos esperando, pero nos mandan de un lado y al otro, y no dan respuesta de porqué está demorado ese proceso. Nos siguen haciendo daño”, relató Érika. “Mi papá es una persona íntegra y me duele la forma en la que han venido arrastrando su nombre”, concluyó la hija de Carlos Arturo Marín Ríos.