En su acostumbrada alocución presidencial, tras la masacre de Samaniego, el presidente Iván Duque pronunció una frase que de nuevo divide al país en torno a su gestión frente a la ola de muertes que se han desatado en el centro y sur del país. “La Policía le da a esto el tratamiento de “Homicidios Colectivos”. Es triste decirlo, pero no se trata de que volvieron sino que nunca se han ido”, expresó el mandatario. Para el representante a la Cámara por la Alianza Verde, Inti Asprilla, el término "homicidio colectivo" no es otra cosa que un eufemismo, diseñado para minimizar la tragedia que viven las familias de las víctimas y el costo político que genera para la administración de Duque. “No es cambiándole el nombre a las masacres como vamos a evitar que sigan ocurriendo: Uno no entiende como Iván Duque va a Samaniego y se pone es a prometer estadios de fútbol en vez de buscar que se haga justicia. Lo que está pasando es absolutamente grave, tiene todas las características de sistematicidad y la labor del Gobierno no es tratar de disimularlo”, denunció en diálogo con SEMANA NOTICIAS.
Resulta particular que otro congresista - contrario a la visión y la postura política de Asprilla - encontrara afinidad por lo expresado en el debate; así lo dijo el representante a la Cámara por el Centro Democrático, Gabriel Vallejo, quien aclaró que si bien existe una ole de muerte en Colombia, no ve diferencia alguna entre los términos. “Para mi decir masacre o decir homicidios colectivos es exactamente lo mismo; no entiendo la razón por la cual el Gobierno Duque quiere cambiarle el término. La realidad es que aquí están matando colombianos y que esto es producto del peor cáncer que ha tenido Colombia en los últimos 40 años: el narcotráfico”, aclaró el parlamentario. Vallejo, en su análisis, cree que la raiz de las masacres radica en el narcotráfico: “Por lo menos este gobierno está haciendo algo, cosa que el anterior no hizo. Toda esta ola de violencia tiene que ver con los cultivos de coca, que han pasado de ser 50 mil hectáreas sembradas a más de 200 mil hectáreas hoy en día; que casualidad que esto suceda tras el acuerdo de Santos con las FARC en La Habana”. En la opinión de Asprilla, este es un problema semántico, que tiene como trasfondo el deseo del Estado de manipular a los colombianos para generar una falsa sensación de seguridad. “Esto no se trata de cambiar el lenguaje o adornarlo: estamos viviendo una ola de masacres en el país sin precedentes en los últimos años. El lenguaje tiene poder y eso el Centro democrático lo sabe. Este gobierno se ha caracterizado por ser bastante rimbombante cuando de hablar de los narcoterroristas se trata, pero cuando se trata de enfrentar las masacres en este país, ahí si le bajan al lenguaje y se esconden”, Puntualizó el congresista verde.