Ángel Beccassino, asesor de Rodolfo Hernández, habló con Vicky en Semana. Lo hizo en el marco del debate por el escrito del columnista Jorge Gómez Pinilla, quien terminó ofreciendo excusas y solicitando que la despublicaran del sitio web del periódico El Espectador. En ella dejaba en tela de juicio un caso que ha sido sensible en el marco de la campaña política: el secuestro y la desaparición de Juliana Hernández Oliveros, hija del candidato presidencial Rodolfo Hernández.
“He solicitado a @elespectador que despublique la columna. Llevo 40 años ejerciendo como periodista y en esta ocasión, llevado por la calentura de una campaña electoral virulenta, me equivoqué. Es de humanos equivocarse y es de seres con nobleza aceptar errores, para enmendarlos. A margen de la obligada disculpa pública, mi columna no es ´carente de pruebas´. En dos ocasiones le pregunté a @ingrodolfohdez por lo del psiquiátrico y su respuesta fue el silencio. No puede existir duda alguna es que ese señor se escuda en el silencio para ocultar algo”, señaló el columnista.
Por cuenta de ello, Beccassino también recordó que el grupo guerrillero ELN (Ejército de Liberación Nacional), señalado de secuestrar a la hija del hoy candidato, se pronunció. Y la campaña del candidato Gustavo Petro les hizo eco. “Evidentemente, detrás de esto hay alguien que identificó esto como una debilidad, en teoría, de la posición de Rodolfo Hernández y se dedicaron a construir pruebas, lecturas de las suposiciones diversas para atacarlo. Se llegó al punto de que el ELN, en un comunicado muy raro que parecería hecho a propósito para sostener la posición de Gustavo atacando a la campaña de Rodolfo, mandó un comunicado diciendo que ellos podían garantizar que 20 años atrás no ocurrió nada de lo que se dice, que la secuestraron, etcétera, etcétera, etcétera, como si el ELN fuera el Archivo General de la Nación”, aseguró Beccassino durante la entrevista en Vicky en Semana.
“Independiente de calificarlos de criminales o lo que sea, lo que quiero ir a parar es que no podemos aceptar como un respaldo válido para una posición de otra campaña política o los militantes de esa campaña política, el apoyarse en un documento de un movimiento guerrillero que evidentemente no tiene, digamos, ninguna confiabilidad como una documentación legal. Sin evaluar esto, presentaron al ELN como si fuera un aliado de esa otra campaña, un error terrible y muestra una serie de actitudes que han tomado para sostener el ataque, así como lo han sostenido sobre temas de Vitalogic o demás historias sobre este tema de la hija. Identificaron una herida histórica en la familia Hernández y se dedicaron a punzar, punzar y punzar dentro de esa herida para provocar dolor y luego intentar desestabilizar la posición del ingeniero”, agregó el asesor de Hernández.
“La manipulación de las suposiciones es terrible. Esto va más allá de un tema político”, agregó Ángel Beccassino, quien dijo que todos los días salen “nuevas verdades” dentro de personas del petrismo. “Es parte de la estrategia que están utilizando en esta segunda vuelta”, agregó. “El país votó fue por dos opciones de cambio. Este juego de golpe bajo me parece muy repudiable y se adoptó como una de las líneas de Gustavo Petro”, aseveró.
Juliana Hernández desapareció en 2004 sin dejar rastro y en medio de una historia indescifrable que 17 años después no logra entenderse. Era la niña de sus ojos. La única hija mujer. La primera en llegar a su vida en la década de los setenta, cuando Rodolfo y Socorro Oliveros, su esposa, no podían concebir. Y ante el anhelo de Cecilia Suárez de Hernández, madre del hoy candidato, de abrazar a una nieta, optaron por adoptar a una niña. Socorro tomó un carro y pidió que la llevaran a un orfanato dirigido por religiosas católicas en Bucaramanga. Y allí, después de cumplir con las normas y documentos exigidos, le entregaron a Juliana.
Fue tanta la alegría que inundó el hogar con la niña, que Hernández pidió a su esposa regresar al mismo lugar y adoptar un segundo bebé. Querían un hombre y completar la pareja. Uno de los huérfanos, Mauricio, se aferró al dedo de Socorro al verla y no se desprendió de ella. Ambos entendieron que se trataba de un mensaje divino. Era el escogido. Luis Carlos y Rodolfo José llegaron después, cuando Socorro, que creía que no podría tener hijos, quedó encinta.
La joven se independizó pronto. Rodolfo Hernández le regaló un apartamento –como lo hizo con cada uno de sus hijos–, buscando que emprendieran su propio camino. El de Juliana está ubicado en el barrio Sotomayor, en el oriente de Bucaramanga, al lado de la iglesia San Pedro. La escritura aún reposa a su nombre. Allí vivió desde temprana edad, en un lugar privilegiado, a escasas cuadras de la casa paterna.
A Juliana, aficionada a la gimnasia y los aeróbicos, empezaron a extrañarla días después de su desaparición. Su padre llamaba al teléfono, pero ella no contestaba. Y en su residencia, tampoco respondía. El lugar permanecía desocupado. ¿Qué pasó con Juliana? Las versiones fueron varias. Una de ellas apuntó a que en 2004 salió de su apartamento con un joven a tomar una cerveza. Se dirigían a Ocaña a disfrutar de los festivales de enero. “Yo le pedí que no fuera”, rememora Rodolfo Hernández con un tono amargo.
Las chicas, junto con otras compañeras de quinto semestre de Derecho de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga, donde estudiaba Juliana, se hospedaron en una finca. De repente, según versiones de testigos, hombres sin identificar se la llevaron de la finca. Al parecer, eran delincuentes comunes que se enteraron de que era la hija de Rodolfo Hernández, el afamado ingeniero, empresario y constructor de Santander. Una de sus compañeras también fue plagiada, pero días después la dejaron libre. Ella, según contó, no tenía dinero para financiar su liberación y los captores la liberaron.
Rodolfo Hernández empezó una búsqueda que paró en 2021. Habló con intermediarios, envió mensajes a grupos armados, pero no encontró eco. Al contrario, le cobraron a través del teléfono una millonada. Él –que ya había vivido la historia del secuestro porque las Farc plagiaron a su padre– no aceptó pagar a cambio de que le devolvieran la hija.
Le exigían que –como ocurrió cuando su padre estuvo en cautiverio 135 días por las Farc– fuera y entregara el dinero. El temor en la familia era que él también terminara secuestrado. Hernández pasó varios años pensando que las Farc habían secuestrado a su pequeña. En Caracol Radio, en abril de 2016, le hicieron el puente con Humberto de la Calle, exjefe negociador de paz con las Farc, quien en la época estaba en La Habana. Él prometió interceder con esa guerrilla, pero ellos, según dijeron, no la tenían en su poder.
La familia confirmó que el ELN había sido el responsable y la delincuencia la había vendido a esa guerrilla. Hernández, cuando se convirtió en alcalde de Bucaramanga, pidió una cita y habló con el expresidente Juan Manuel Santos. “Le pedí ayuda y él prometió ayudarme, hizo lo que estuvo a su alcance”, relató el hoy candidato. En la época, Santos avanzaba en instalar una mesa de diálogo con los elenos.
El candidato presidencial empezó a hacer el duelo por su hija en 2021. Hasta ese año, él guardó una leve esperanza de que Juliana se apareciera por su oficina, o le enviara un mensaje que jamás llegó. “Ella está muerta, es lo que creo”, dijo. Su esperanza llegó a tal punto que el apartamento ubicado en Sotomayor, barrio de Bucaramanga, aún está a nombre de Juliana Hernández Oliveros y años después de su secuestro permaneció con sus pertenencias intactas. Luego se arrendó y el canon mensual va a la cuenta bancaria que aún aparece a nombre de la joven. En la junta directiva de la constructora que tiene Hernández, su hija, como los demás miembros de la familia, tiene un asiento, así el de ella siempre esté vacío.
La orden fue de Rodolfo Hernández hasta 2021 porque por razones contables el tema ha sido engorroso. Él, mediante una acción judicial, espera que a su hija la declaren como víctima de desaparición forzada y así sus cosas pasarán automáticamente a nombre de su madre, Socorro. “No creo que ella esté viva, si lo estuviera ya me hubiera mandado una razón. A ella la ajusticiaron, seguramente, ante mi negativa de no sacar plata para pagar al grupo armado”, reconoció el candidato.
Los colombianos irán a las urnas el 19 de junio y elegirán entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández al próximo presidente de Colombia, que ocupará el cargo durante cuatro años.