El alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, declaró el estado de cuidado total en la ciudad con el fin de extremar los cuidados de la población y salvar vidas, luego de que la capital de Antioquia entrara en la etapa más peligrosa por el coronavirus. Su gestión durante la pandemia ha sido reconocida, pero también criticada. ¿Por qué?

En entrevista con Vicky Dávila, el mandatario aseguró que no le importa ser un alcalde con reconocimiento y no tener detrás padrinos políticos, ni jefes, ni apellidos. Por el contrario, indicó que lo considera como una ventaja porque puede tomar las decisiones que considera correctas, y con la ayuda de expertos, sin importar los intereses de ciertos grupos y poderes. "Yo no quiero pertenecer a esas élites", reveló. "Yo estoy bien con mi vida como la llevo, yo prefiero pasar con mis amigos y con mi familia mis ratos libres, y no tener que dedicarme a hacer ejercicios de lobby, como si estuviéramos en reinados o cosas de ese tipo en donde uno tiene que ser cortés y tratar de caerle bien a todo el mundo", señaló el alcalde, quien agregó además que ha tratado de gobernar en Medellín pensando y reconociendo que hay más cosas que unen que las que separan.

A quienes lo han llamado "tibio" el alcalde les responde que por momentos es fácil "ser tibio", por el hecho de que no toma partido por ninguno de los extremos. Pero asegura que el verdadero trabajo de un líder, ya sea en el sector económico, político o social, es hacer el esfuerzo por reconocer si las dos opciones son iguales o no. Por eso, destaca que él se ha encargado de gobernar, porque ha tenido que decidir entre dos posiciones difíciles. "No me gusta que me digan tibio porque yo he hecho toda una carrera de vida en la que me ha tocado muchas batallas, y donde me hubiera quedado quieto en medio de las injusticias o de mil cosas que pasaron no estaría acá (...) El gobernar es decidir, ahí es donde el esfuerzo tiene que llevarse al máximo para tratar de reconocer qué puede generar un menor impacto negativo o uno muy bueno positivo", manifestó el alcalde.

Además, en Vicky en Semana, contó que al igual que muchas personas en el país tuvo que retirarse de la universidad porque no tenía con qué pagar la universidad, por lo que recurrió a salir a vender postres, confites y hasta ropa en el centro de la ciudad, y hasta en buses, para dar la batalla y cambiar su historia. "Ay, y me gustaba hacer bonsáis, los cultivaba y los sembraba y luego salía y los vendía", comentó. Por este motivo, el funcionario informó que en lo que va de esta semana tomaron la decisión de que en las instituciones de educación superior de Medellín, adscritas a la Alcaldía, cerca de 24.000 estudiantes no paguen su matrícula "con esa idea de no dejar a nadie atrás".