A pesar de que el gobierno del presidente Gustavo Petro ha abogado por la denominada ‘paz total’ y los respectivos diálogos con el ELN, la guerrilla parece no tener voluntad respecto al cese de hostilidades.
En las últimas horas se conoció que la sargento segundo del Ejército Nacional Ghislaine Karina Ramírez Chitiva y sus dos hijos menores de edad, presuntamente, fueron retenidos por un grupo armado al margen de la ley.
Los padres de la sargento Ramírez dieron detalles sobre los últimos momentos que compartieron con su hija antes de que partiera rumbo al departamento de Arauca.
En primer lugar, el señor Gerardo Ramírez, padre de la sargento, precisó que aunque el secuestro se conoció hasta la madrugada de este miércoles 5 de julio, está desaparecida desde el pasado lunes: “Ella salió de aquí de Melgar el domingo, a las 3:30 p. m. El trasteo lo envió ella cuatro horas adelante y llegó bien, pero mi hija iba en su carro, con los niños y una perrita”, relató.
La familia no ha recibido mayor información sobre el paradero de su hija y nietos. De hecho, don Gerardo tuvo la intención de hacer el mismo recorrido que la sargento, con la esperanza de encontrar alguna pista, sin embargo, desde el Ejército le hicieron un llamado a la paciencia.
“Lo único que me dijeron era que tenía que tener tranquilidad y paciencia; les dije que paciencia no puedo tener porque yo tengo que mirar a ver qué hago. Estaba pensando madrugar hoy e irme a hacer la ruta que ella hizo para ver si la puedo localizar, pero debido a unas visitas que tuve del Ejército, psicólogos... me decían que lo mejor era esperar”, contó el señor Gerardo en diálogo con SEMANA.
Para el padre de la sargento, la demora entre el momento en que su hija desapareció y la confirmación del Ejército Nacional tiene una razón de ser: “No querían que los medios de comunicación supieran”.
En ese orden de ideas, Gerardo Ramírez consideró que el Ejército pretendía que la situación se resolviera lo más pronto posible, aunque evitando que el secuestro de la sargento Ghislaine Karina Ramírez Chitiva se convirtiera en noticia.
Mientras que desde el Ejército invitaban a Gerardo a que estuviera tranquilo, él optó por todo lo contrario, pues argumenta que se trata de su hija y no se va a quedar quieto.
“Es mi hija, son mis nietos y yo no puedo quedarme quieto”, apostilló.
“No lo entendemos”
Los padres de la sargento Ramírez se mostraron orgullosos por el hecho de que su hija perteneciera al Ejército Nacional, sin embargo, la noticia del traslado a Arauca les cayó como un baldado de agua fría.
“A ella la trasladaron porque ya había cumplido tres años en un sitio y por eso la enviaron a Arauca, yo le dije, no se vaya por allá, mire las condiciones del niño, usted tiene que estar con él, porque el niño menor es autista y está en tratamiento permanente”, dijo don Gerardo.
Incluso pensó en interponer una acción de tutela, aunque esperó a que ella se instalara para proceder. La preocupación principal giraba en torno, precisamente, al pequeño hijo de la sargento Ghislaine Karina, de tan solo seis años, pues es autista y requiere de un cuidado especial.
“No lo entendemos. Varias veces le pregunté a mi hija y ella me dijo: ‘Son decisiones que toman en el Ejército. Ordenan y yo tengo que cumplir’”, mencionó el padre de la sargento en entrevista con SEMANA.
La familia de Karina Ramírez le hizo un llamado a la guerrilla para que les respete la vida a su hija y a sus nietos. Incluso, el señor Gerardo aseguró que -si es el caso- él está dispuesto a canjearse por ellos, pero que los liberen lo más pronto posible.
El hecho de que el hijo de la sargento sea autista no resulta menor. De hecho, configura uno de los elementos por los que la familia no comprende cómo fue que se hija recibió la orden de trasladarse a Arauca.
“Lo que más me angustia es que él no puede estar separado de la mamá (...). Yo lo que pido es que no lo separen de ella”, anotó María Chitiva, madre de Ghislaine Karina.
De paso, anotó que Camilo, nombre del pequeño, “se desespera con todo y muy rápido”. Además, puede reaccionar con golpes o rasguños, según como se sienta. Por esta razón, temen que la respuesta de sus secuestradores atente contra la integridad del menor. “Lo van a tratar mal”, concluyó.