Álvaro Gómez Hurtado fue asesinado el 2 de noviembre de 1995 en un semáforo de la salida de la Universidad Sergio Arboleda, en Bogotá. Cuatro disparos apagaron la vida del líder conservador. Desde entonces, su muerte sigue siendo uno de los más grandes misterios para la justicia colombiana.
El caso sigue sin ser resuelto y, entretanto, aparecen nuevas pruebas de lo que habría provocado su muerte, un asesinato que tomó por sorpresa a todo un país que luchaba contra el narcotráfico. Gómez Hurtado era uno de los principales voceros que pedían la renuncia de Ernesto Samper, cuando ya se había desatado el proceso 8.000.
Este martes, el senador Julián Gallo, conocido como Carlos Antonio Lozada cuando ejerció como excomandante de la Farc, llevó a cabo una rueda de prensa para revelar pruebas sobre el caso de Álvaro Gómez Hurtado, con las que busca demostrar la responsabilidad de las Farc en el magnicidio del líder conservador.
En diálogo con Vicky en Semana, el abogado de la familia de Álvaro Gómez Hurtado, Enrique Gómez Martínez, reaccionó a las pruebas presentadas por Julián Gallo.
“Tornillo es su nombre de guerra, con el que gustaba ser conocido cuando asolaba los campos y ciudades de Colombia, nos muestra hoy un refrito”, destacó el abogado.
Explicó que las pruebas presentadas por el excomandante de las Farc “son extractos de un documento que se ha dado en llamar el libro de Marulanda, yo conozco todo el documento, es un paquete de unas 200 fotocopias de unos supuestos correos”.
“Esos documentos fueron dados a conocer, curiosamente, por José Obdulio Gaviria, con ocasión de los diálogos del Caguán y en ese entonces se llevaron a la Fiscalía 20 de la Unidad Nacional Antiterrorismo con un fiscal especialista en Farc que los evaluó a través del CTI y de la Unidad de Delito Electrónico de la Policía Nacional y ninguno de esos correos ni sus referencias pudieron ser ubicados en los computadores verdaderos de los miembros del secretariado, incautados en múltiples operativos a lo largo de los últimos 20 años”, dijo.
El abogado de la familia de Álvaro Gómez Hurtado explicó que, con razón a lo anterior, esos documentos no han tenido trascendencia porque “no tienen autenticidad ni nadie que los valide”.
“De allí saca Tornillo unas referencias, creo que son 10 u 11, esas ya hacen parte de la investigación y fueron descartadas en su momento por la Fiscalía porque es determinante en esto que no tienen autenticidad. Cuando se dice que algo es apócrifo es que es falsificado o puede ser creado o no tiene muestras que permitan validar o convalidar. Lo que ustedes ven ahí es un señor que se está ahogando en sus propias mentiras y que corre el serio riesgo de ser excluido de la JEP, como debe serlo, y que será denunciado o que será ampliada la denuncia que yo ya interpuse en su contra por falso testimonio y fraude procesal por tratar de desviar la investigación del homicidio de Álvaro Gómez”, anotó.
Enrique Gómez Martínez insistió que los documentos presentados por Julián Gallo son solo fotocopias y explicó que son considerados como apócrifos por tres motivos. Primero, no salen los correos electrónicos de donde fueron enviados, segundo, solo están los mensajes enviados más no las respuestas y, tercero, no están las IP ni los protocolos de impresión que suelen ser conocidos cuando una persona imprime un correo electrónico.
“Ninguno de estos mensajes tiene ese detalle determinante para verificar su autenticidad, por una parte. Por otra parte, los textos con palabras claves fueron cruzados con los verdaderos computadores de los miembros del secretario como el Mono Jojoy, Raúl Reyes, el mismo Tornillo, y ninguno de esos mensajes sale en esos computadores”, relató.
Para Gómez Martínez, Carlos Antonio Lozada recurrió a estos documentos tras haber sido confrontado por Mauricio Gómez y él “de manera clara, con su total desconocimiento del supuesto homicidio o asesinato que había ordenado. Nosotros en una audiencia lamentable, adelantada el martes hace ocho días ante la JEP, vimos cómo este señor que reclama el asesinato de seis personas indefensas sin armas como actos de guerra y se postula ante el país como un gran comandante militar por asesinar por la espalda a personas indefensas”.
“En esa ironía lo que se pudo apreciar en el contrainterrogatorio es que él no tenía ningún dominio, ningún conocimiento de las circunstancias de tiempo, modo y lugar en las que supuestamente él ordenó el homicidio”, destacó el abogado de la familia del líder conservador.
Recalcó que el desconocimiento de Julián Gallo era “dramático”. “Dijo que el chofer había muerto, no es cierto. No nos pudo decir cómo escogió los sicarios, dando a entender que había delegado eso en un señor cuyo nombre no recuerda, que era supuestamente su gestor de homicidios, su jefe de sicarios. No se acordaba ni de su jefe de sicarios, no pudo precisarles ni a la JEP ni al país por qué razón escogieron matar a Álvaro Gómez ese día, por qué a la salida, por qué no a la entrada. Es decir, una cantidad de vacíos que creo que demuestran, en cualquier escenario de sana crítica que el señor está mintiendo”.