En Colombia ya se había vuelto costumbre que en cada reforma tributaria se mete una ‘amnistía’ tributaria para perdonar multas e intereses a los que habían omitido mostrar sus ingresos con el fin de quitarse de encima la obligación de tributaria. El término (′amnistía’) está prohibido por orden de la Corte Constitucional, por eso, en las leyes sobre impuestos que se han tramitado en los últimos años, se ha incluido como ‘Normalización tributaria’.
Pues esa práctica ya no va más. El nuevo director de la Dian, Luis Carlos Reyes, anunció en entrevista con Vicky Dávila que en el gobierno de Gustavo Petro no habrá más ‘amnistías’ tributarias, pues ahora se trata de tumbar la cultura del no pago de impuestos, lo que afecta la competitividad de las empresas que le juegan legal al Estado, y genera inequidad entre las personas naturales que cumplen con la obligación tributaria.
¿Para qué se han usado las ‘amnistías’?
El fin de esas medidas ha sido justificado en Colombia con una buena causa: algo así como perder primero para ganar después. La estrategia, aplicada en las cuatro últimas reformas tributarias que ha tenido el país, se ha enfocado en invitar a los ciudadanos a mostrar a la luz del Sol los bienes que han mantenido ocultos, con el fin de no pagar impuestos sobre ellos. A cambio, por mandato de ley, les ofrecían (a los morosos y evasores) eximirlos de las multas y rebajarles, o a veces quitarles casi la totalidad de los intereses por mora en el pago de la obligación tributaria.
La ventaja que hasta el momento se ha sustentado en las reformas tributarias en las que se ha incluido la llamada ‘normalización tributaria’ es que, una vez se tiene en el lente al que había sido evasor, ya no habrá forma de que siga ocultando lo que tiene, sobre lo cual debe pagar impuestos, como lo hacen gran parte de los ciudadanos.
La famosa normalización tributaria se incluyó en las siguientes leyes: en la Ley 1729 de 2014 y aplicó para el periodo comprendido entre 2015 y 2017. En 2019 se retomó la misma idea y se incluyó en la Ley 1943. En 2020 tampoco faltó una ‘amnistía’ en la reforma tributaria implementada a través de la Ley 2010. Y en 2022 también está vigente la misma medida, incluida en la Ley 2155.
Sobre el fin de las ‘amnistías’, Reyes sostuvo que debe ser lo primero en desaparecer cuando se busca implementar una cultura tributaria de la legalidad como la que está proponiendo. “Es necesario borrar esa idea de que no pagar impuestos es un privilegio”, insistió. Y agregó, “las responsabilidades no necesariamente son divertidas, pero se deben cumplir con la convicción de que ‘yo estuve donde se me necesitó'”.
‘La cárcel es una herramienta necesaria para casos graves de evasión’
En la ruta por hacer del pago tributario algo más equitativo, es decir, que paguen todos los que deben hacerlo, como se hace en un hogar (todos ponen para los gastos que son colectivos), Reyes habló de cárcel como una herramienta que usan en otros países y que, a su juicio, es necesaria para casos graves de evasión.
En las respuestas a los interrogantes sobre el tema, dejó ver que facilitaría el camino para que exista una veeduría más amplia que ayude a destapar la evasión, teniendo en cuenta que en el país aplica la reserva tributaria (no es posible divulgar información de los evasores). “Una vez tenga el timón de la entidad daré estimaciones mucho más precisas, pero, además, haré todo el esfuerzo para poner esos datos a disposición de otros académicos, de ciudadanos que puedan hacer veeduría, incluso a este gobierno en el cual estoy participando”.
La cultura tributaria no se logra con ‘hashtag’
El nuevo director de la Dian, al ser interrogado sobre su situación frente a la Dian, entidad que ahora dirigirá, dijo que en la actualidad tiene un patrimonio neto negativo, lo que literalmente implica que debe más de lo que tiene. Su pago en renta no supera el 10 %, puesto que en su condición, no es sujeto del impuesto al patrimonio. Por ello, recordó que, durante su paso por Estados Unidos, donde vivió entre los 18 y los 30 años y fue su lugar de estudio y de trabajo, pagaba el 40 % de lo que se ganaba, entre impuestos estatales y federales. Esa información le dio pie para hablar de la corrupción con los recursos públicos, lo que ha llevado a los colombianos a un estado de desconfianza en la institucionalidad. Por ello, mostró su intención de cambiar la cultura tributaria, para lo cual, está convencido de que es una tarea que no se logra con ‘hashtag’ ni con campañas de mercadeo, sino con generación de confianza y respeto por el que aporta.