“Para ser un hombre que supuestamente ganó una elección, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, parece preocupado. El llamativo chándal que usó durante gran parte de la campaña ha sido cambiado por un traje formal solemne. Parece irritable y exhausto en las repetidas diatribas televisivas en las que critica a sus enemigos “fascistas”. Días después de unas elecciones amañadas, aún no está claro si podrá permanecer en el poder”.
De esta manera, ‘The Economist’ publicó una versión según la cual el gobierno de Estados Unidos le ofreció al régimen venezolano, en cabeza de Nicolás Maduro, que se vaya de Venezuela a cambio de “lo que quiera”.
“Una fuente afirma que Estados Unidos ha dicho que si Maduro renuncia “le daremos lo que quiera”, incluida la promesa de no exigir su extradición. Sin embargo, admiten que es poco probable que Maduro renuncie a menos que lo presionen. Otros sugieren que los partidos tal vez tengan que conformarse con celebrar nuevas elecciones. La señora Machado (María Corina) y otros líderes de la oposición se opondrían con razón a esto”, señala la versión del medio, con sede en Londres (Inglaterra). “La abultada cúpula militar se beneficia del capitalismo clientelista de Maduro. Éste ha advertido reiteradamente al ejército que tiene mucho que perder si lo abandona. El futuro de Venezuela depende de si le creen o no”, señala la versión referida.
“Que Maduro admita la derrota depende de tres factores interconectados. El primero es el malestar interno. El segundo se refiere a los intentos de Brasil, Colombia y México de mediar conjuntamente para una solución entre la oposición y el régimen. (The Economist habló con varios diplomáticos conocedores de las negociaciones, que pidieron permanecer en el anonimato). La voluntad del régimen de participar en las conversaciones depende de un tercer factor: la lealtad de las fuerzas armadas. Comience con los manifestantes. La oposición ha tratado de demostrar que las elecciones fueron robadas mediante la recopilación de actas, los recibos individuales que imprime cada máquina de votación. A pesar de los esfuerzos concertados para detenerlos, los voluntarios sacaron actas de contrabando, en algunos casos metiéndolas en sus calzoncillos. En total, la oposición recopiló cuatro quintas partes de las impresiones y las puso en línea. Muestran que González recibió más de 7 millones de votos frente a los miserables 3 millones de Maduro”, indicó The Economist.
“Una fuente alternativa de presión podría provenir de los gobiernos de Brasil, Colombia y México. Los líderes de izquierda de los tres países han tenido estrechos vínculos con Maduro. La esperanza es que esto les dé más influencia. Están impulsando una estrategia doble: lograr que el régimen publique resultados detallados de la votación y establecer discusiones directas entre la oposición y Maduro. Los presidentes de los tres países han pedido una “verificación imparcial” de los resultados, aunque no está claro qué se considera imparcial. Su tarea es endiabladamente difícil, sobre todo porque la estrategia tiene lagunas y el trío está menos unido de lo que parece. Por un lado, no se ha fijado ningún plazo para que el régimen presente pruebas sobre el recuento de votos. La demora juega a favor del régimen mientras espera que decaiga el impulso de la oposición. En teoría, el próximo presidente tomará posesión el 10 de enero. También hay pocos avances en las conversaciones. “María Corina nos ha dicho claramente: ‘¿Por qué voy a negociar resultados electorales cuando el pueblo venezolano ya lo decidió?’”, dice un funcionario extranjero involucrado en las negociaciones. El régimen tampoco está interesado. Una idea es excluir a Machado de las discusiones basándose en que González es más aceptable para el gobierno. Sin embargo, esto está “cerca de un último esfuerzo”, admite otro observador”, agregó la versión.
En diálogo con ‘Vicky en SEMANA’, Gaby Arellano, exdiputada venezolana refugiada en Bogotá, aseguró que sí tiene asidero tal versión. “Todo lo que sea necesario para la transición hay que hacerlo. Hay garantías a los que dejen solos a los responsables de la tiranía. Si lo que dice ‘The Economist’ es cierto es por la necesidad del pueblo venezolano”. Arellano agregó que sí conocía la versión del medio inglés, al tiempo que dijo que, para ella, la clave la tienen México, Brasil y Colombia, con sus presidentes, para que “Maduro se aparte de la barbarie”.
La entrevista completa con Gaby Arellano:
“Incluso si se organiza una reunión entre los bandos rivales, los objetivos siguen sin estar claros. Una fuente afirma que Estados Unidos ha dicho que si Maduro dimite “le daremos lo que quiera”, incluida la promesa de no exigir su extradición. Ni siquiera está claro si los líderes de Brasil y México creen que Maduro perdió. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, conocido como Lula, ha expresado confianza en la capacidad de los tribunales de Venezuela, repletos de compinches del régimen, para verificar los resultados y describió las elecciones como “normales”. El gobierno de México parece aún más reacio a condenar el fraude. Las fracturas entre potencias externas contrastan con el gobierno de Maduro, que está “muy unido en este momento”, según el funcionario en las conversaciones”, acentuó el medio inglés.