Desde que el actor y exconcejal de Bogotá Bruno Díaz denunció que el senador Gustavo Bolívar “estafó” y “robó” a su hijo Diego Díaz, fallecido por coronavirus, en un contrato sobre paneles solares para el hotel del petrista, no paran de ‘llover’ las críticas en contra de Bolívar, quien asegura que todo es mentira y que incluso emprenderá acciones legales.
Sin embargo, su versión no convenció del todo a Felipe Pasos, un amigo cercano de Diego Díaz y quien señaló en los últimos días que Bolívar nunca les dio la cara para pagar el dinero del contrato.
El joven habló en Vicky en Semana y contó todos los detalles de esta polémica.
En principio, el amigo de Diego Díaz afirmó que los hechos no ocurrieron en 2018, como plantea Bolívar, sino en 2017. Fue allí cuando, según su relato, “Diego se endeudó con entidades financieras y amigos para cumplirle a Bolívar con el contrato y cuando no le pagaron empezaron los problemas, lo reportaron en data crédito y también le debía a amigos que le habían prestado el dinero”.
Asimismo, Felipe Pasos dijo que fue él quien empezó a insistirle a Diego no quedarse quietos con el tema: “Yo a Diego lo distinguí en 2018 y en 2019 me comentó del tema y le dije: ‘no nos quedemos quietos, mandemos derechos de petición’”, aseguró.
También reveló que fueron muchas las ocasiones en las que Bolívar los citó en el hotel, “pero nunca llegaba, inclusive una vez el administrador nos mandó a la Policía. Llegábamos a las 9 de la mañana y nos devolvíamos a las 5 de la tarde a Bogotá (...) Diego estaba desesperado y muerto de la rabia, Bolívar pero nunca nos dio la cara, inclusive me tiene bloqueado de WhatsApp porque lo llamábamos desde mi numero”, contó.
De acuerdo con su relato, cuando llegaban al hotel junto con Diego, el administrador del lugar, Henry Garzón, les decía que Bolívar no estaba o no los podía atender. Asimismo, dijo: “Cuando nos mandó a la Policía estábamos en la portería del hotel y nos dijeron que nos teníamos que retirar, para evitarnos problemas salimos del sitio, me sentí humillado”.
Sobre el estado en el que se encontraba el hijo de Bruno Díaz para ese entonces, el joven Pasos contó que “Diego estaba en un proceso de depresión (...) era muy noble, muy calmado, pero estaba pasando por este momento tan difícil. Diego tenía muchos proyectos, pero en esos momentos no tenía la plata y tenía que pagar los proveedores, a la gente que trabajó con el; verlo en esa situación es muy horrible, él (Diego) se sentía mal y decía: ‘en qué rollo me metí, por hacer las cosas bien todo me sale mal’”.
De otro lado, el joven amigo de Diego también reveló que muchos amigos los ayudaron a entrar al Congreso de la República para buscar a Bolívar: “Nunca nos respondió, entrábamos al Congreso pero Bolívar nos evadía y se escondía, eso es un acto de cobardía”, aseveró.
Mientras esto ocurría y tanto Diego como su amigo Felipe se buscaban la forma de hablar con el senador, los bancos llamaban constantemente a Diego para cobrar el dinero, por lo que en varias ocasiones “mandaba cartas pidiendo plazos, pero los intereses crecieron más”, relató Felipe Pasos.
Sin embargo, todo vino empeorando y Diego falleció en abril de este año por coronavirus, sin tampoco tener paz mental por la situación que le estaba ocurriendo. “Después de la muerte de Diego nos llegó una carta de un banco diciendo que las personas codeudoras debían hacerse cargo de la deuda, esas personas éramos la mamá y yo”, señaló. Posterior a ello les llegó un cobro jurídico, pero tanto él como la mamá de Diego no tenían cómo pagarle a los bancos.
Ante esto, el mejor amigo de Diego lamentó la situación: “Diego invirtió su tiempo para sacar el proyecto de Bolívar adelante, y cuando el senador dijo que iba a donar su sueldo a las madres de Soacha, yo pensé: ‘pero senador Bolívar primero hay que pagar las deudas que tiene’”.
Finalmente, el joven Pasos insistió en que esto no es un tema político: “No me interesa quién sea el candidato, me interesa que el señor (Bolívar) pueda pagarle a la mamá de Diego y al papá de Diego”.
En ese sentido manifestó la tristeza que sintió cuando vio a Diego pasar sus últimos días sin poder haber cumplido los proyectos que tenía en mente: “Diego quería montar muchos proyectos en Nariño, Cesar y verlo triste es muy difícil, ver sus últimos días me parte el alma, es muy indignante ver cómo tu mejor amigo tenía tantos problemas y nunca vio una salida (...) Me llamaba a las 3 de la mañana llorando y me decía: ‘no encuentro una salida’”.