Vivir con un familiar con alzheimer suele representar un drama silencioso para miles de familias. Ver que las personas amadas no pueden valerse por si mismas o no recuerdan a nadie significa un dolor muy grande para quienes los acompañan. La periodista Claudia Palacios relató en Vicky en Semana cómo siente a su mamá, paciente de alzhéimer, muerta en vida, debido a una enfermedad que se llevó todo lo que alguna vez fue.
Para Palacios, es claro que su mamá no está viviendo como hubiera querido y se pregunta si tiene sentido todo el cuidado que ella y sus hermanos le dan a diario para mantenerla con vida.
“Si ella ya no es capaz de por ella misma comer, de por ella misma moverse, ¿por qué llevamos años forzándola a que lo haga para mantenerla viva? (...) ¿por qué no la acompañamos a que muera?”, dijo Palacios, quien explicó que el deterioro de su madre es tal, que ya ni siquiera reconoce a sus hijos.
De hecho, recordó que en una época le gustaba cantarle y que lo hicieran juntas, porque sabía que la hacía feliz. “Era la única manera en que yo veía que ella disfrutaba algo en el día”, relató, aún cuando incluso ya no la reconocía.
Sin embargo, hubo un momento en que su mamá no pudo seguir cantando. “Yo le canto y ella no hace nada. No se alegra, no tiene una reacción. Para mí, ese fue un momento incluso más duro, porque es lo último que a mí me quedó de ella, que nosotras podíamos cantar”, contó, con lágrimas en los ojos.
La periodista explicó que durante un tiempo buscó soluciones para su madre y así se dio cuenta de que muchas personas en Colombia viven así: sin autonomía de su propio cuerpo, sin la capacidad de siquiera saber quiénes son sus hijos.
Todo lo que le pasa a su mamá ha hecho que pueda unirse con sus hermanos. Aunque no es fácil y ha habido desencuentros, porque la situación de su mamá es dramática y muchas veces hay posturas encontradas.
Para ella, es doloroso que en Colombia sea tan difícil acceder a una eutanasia. Desea la muerte de su madre, quien ya no es ella. Pero no cumple con los requisitos, porque su enfermedad no es terminal y es posible que le queden años de vida por delante.
Además, tampoco tuvo la oportunidad de escribir un consentimiento, aclarando cómo quería morir. La periodista por eso cree que todos deberían dejar ese documento escrito con anticipación, “para no trasladarle a nuestra familia, a nuestros hijos, cada uno que diga cómo quiere morirse”.
No pide que la eutanasia sea obligatoria ni tampoco que todos deban practicarla, pero sí que exista la posibilidad de elegir, aun en casos como los de su mamá, que sabe que se asemeja a los de miles de colombianos.
“Yo creo que así las familias podemos estar mucho más tranquilas y no tener que estar adivinando cuál hubiera sido la voluntad de la persona”, explicó.
Por otra parte, cree que su deseo de que su mamá pueda tener una muerte digna no va en contra de su fe religiosa. “Creo que también aceptar la voluntad de Dios, es que esta es una enfermedad que hay que aceptar, no estar pensando cómo la curo. Aceptar esa voluntad de Dios es si esta es una persona que ya no puede comer, ¿para qué yo le sigo dando carne, papa, aguacate?”, señaló.
Palacios dijo que no se siente una “mala cristiana” por desear la muerte de su madre y de hecho, reconoce que no sabe si sería capaz de tomar la decisión de acabar con su vida si la eutanasia, para su caso, estuviera permitida. “Me da temor de Dios tomar la decisión. Quisiera que fuera legal, pero quisiera que no me tocara usar ese derecho”, explicó, con dolor.
“No es fácil exponer algo tan doloroso y tan personal de manera pública, pero yo lo estoy diciendo porque creo que de algo debe servir”, señaló, frente a su columna en El Tiempo, en la cual contó por primera vez el drama que vive su mamá, que vive en Palmira, Valle del Cauca.
Después de contar cuál es la situación que vive actualmente, hizo un llamado a las personas a no juzgar, especialmente si no han pasado por algo similar, y a entender por qué algunas personas toman determinadas decisiones.
Pero en este caso, no se trata de una decisión, sino de un deseo. “No es lo que yo quiero, sino lo que yo creo que mi mamá hubiera querido”, concluyó.