La senadora María Fernanda Cabal habló con Vicky en Semana. En el marco del programa, fue consultada por la situación particular que vive. Su esposo, José Félix Lafaurie, es el presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) y, al tiempo, integrante del equipo negociador de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el mismo grupo guerrillero que, de acuerdo con información del Comando Especial Estratégico del Ejército Nacional, quiere asesinarla a ella.
Según la congresista, el tema sí lo habla con su esposo y reconoce que él ha pedido explicaciones al respecto. De todas formas, reconoció, sí le molesta que esto suceda y espera que él le tenga razones concretas ahora que vuelva a hablar con ese grupo criminal. “Me molesta que José Félix sienta que su rol es importante cuando tu contrario es un asesino en serie”, aseveró la congresista.
De acuerdo con la senadora, “sus días deben estar contados en esa mesa”, al señalar la supuesta lógica que debe primar en estos casos en que él dialoga con la guerrilla que quiere asesinarla. “Él escribió un artículo a propósito de esto. La conversación ha sido que él ya se reunió con los fiscales del caso y tiene que contarme porque él está allá ahora con estos personajes. Tiene que contarme qué le dijeron, ¿le van a decir que todo es mentira?”, aseguró.
Lafaurie, a su turno, dijo que busca descartar que la delegación del ELN tenga conocimiento de los planes terroristas para atentar contra el fiscal general de la nación, Francisco Barbosa; el general (r) Eduardo Zapateiro y su esposa, la senadora María Fernanda Cabal. “Las amenazas actuales, como las develadas contra el fiscal, el general Zapateiro y mi esposa, María Fernanda Cabal, son un riesgo latente para los amenazados y sus familias, pero son, sobre todo, atentados contra… la paz”, indicó el alto ejecutivo en su escrito semanal titulado “Atentados contra… la paz” y publicado en los principales diarios del país.
La entrevista con María Fernanda Cabal en el programa Vicky en Semana:
Al mismo tiempo, Lafaurie reiteró que la paz no se negocia ni se firma. “Las negociaciones señalan compromisos, pero la verdadera paz, a partir del silencio de las armas es una construcción permanente y colectiva, bajo el imperio de la ley como base de la convivencia y sustento del Estado de derecho. La paz, así entendida, es lo que nos caracteriza como sociedad civilizada”.
Por esto, manifestó que no resulta consecuente, en principio, que un grupo que negocia la paz, al mismo tiempo planee atentados orientados al exterminio de enemigos políticos y al amedrentamiento social. “Desde fuentes oficiales se divulgó la presunta responsabilidad del ELN, sobre lo cual tengo mi propia percepción como miembro de la comisión gubernamental y ciudadano afectado en su entorno familiar”, anotó.
“Quiero creer -ya lo dije el 3 de agosto- en el compromiso del ELN con el cese, y por eso prefiero descartar que la delegación del ELN o sus líderes tuvieran conocimiento, con lo que incurrirían en perfidia o deslealtad o maldad extrema y, en mi caso personal, en perfidia agravada, pues yo quedaría en la posición surrealista de negociar desprevenido con quienes quieren asesinar a mi esposa”, aseveró.
“Si los líderes del ELN no tenían conocimiento, estaríamos ante una ausencia de control sobre las unidades armadas en los territorios y en Venezuela, lo cual es una amenaza latente de incumplimientos al cese por cuenta de frentes de guerra disidentes. Esa película ya la vivimos con el atentado a la Escuela General Santander”, acentuó.
Lafaurie explicó que no quiere descartar que “terceros malintencionados a quienes la paz no les conviene, para proteger sus rentas ilícitas, intenten boicotear un proceso con vocación de locomotora del programa de paz del Gobierno”.