Durante la noche del sábado, en el barrio Patio Bonito, localidad de Kennedy en el sur Bogotá, el joven Miller Stiven Falla, de 15 años de edad, fue atacado con arma de fuego por delincuentes en medio de un atraco.
En diálogo con Vicky en Semana, John Falla, padre del joven y promesa del deporte, relató que su hijo salió a las 4:00 p. m. rumbo al centro comercial El Tintal con unas compañeras. “Tipo 8:00 p. m., se disponía a ir a casa, él siempre llegaba a esa hora. Fueron a comer una ensalada de frutas con las amigas. Cuando venían de regreso, se metieron por una calle y salieron tres sujetos. Uno de ellos le puso el revólver en el pecho a una de las niñas”, contó.
“Yo le he dicho a mi hijo, por un celular no se deje matar, pásele ese celular. La vida vale mucho, el celular se consigue”, manifestó Falla, por lo que su hijo le dio el aparato al delincuente sin oponer resistencia; sin embargo, este le disparó en el abdomen sin mediar palabra. “Cobardemente, asesinó a mi hijo”, lamentó John Falla.
En medio de su relato, las lágrimas y el dolor eran ineludibles. John Falla contó que su hijo cayó al suelo y les dijo a sus compañeras: “Tranquis, yo voy a estar bien”. En su desespero, una de las menores gritaba su nombre, pidiéndole que no se fuera y haciendo todo lo que estaba a su alcance para evitar que perdiera el conocimiento.
“El niño cerró los ojitos para siempre y acabaron con la vida de mi hijo y con los sueños de nuestra familia. Un niño que tenía todo el futuro por delante, pero no, así es la inseguridad de este país”, dijo el señor John Falla.
Tras lo sucedido, una de las muchachas se comunicó con la madre del joven, quien quedó en shock al escuchar lo sucedido. “Su hijo está en la clínica y está herido”, fue lo que le dijeron. “Yo soy taxista, y estaba en Unicentro cuando me llamaron [...]. Hermano, eso fue como un baldado de agua fría. Cogí ese carro por toda la Boyacá y llegué a la clínica, pero ya había fallecido”, anotó el padre de Miller Stiven Falla.
Pese a no haberse resistido al atraco, el desenlace del joven fue fatal. Según contó su padre, las prendas que llevaba esa noche no sufrieron ningún daño, por lo que suponen que le dispararon en el momento en que se levantó la camisa para sacar el celular.
“Mi hijo en ningún momento se agarró a hacer fuerza con los ‘manes’. No, él pasó el celular. Es tan extraño que el tiro le ingresó en el abdomen y en ningún momento le perforó el bucito que él llevaba. El saco y el buzo quedaron en buenas condiciones. Cuando el niño alzó la camisita para pasar el celular, la persona le metió el tiro”, reseñó John Falla en Vicky en Semana.
“Quería ser como Cristiano Ronaldo”
Miller Stiven Falla era hijo único, un joven que nunca se enfermó de gravedad ni requirió ser ingresado a clínicas por urgencias, según destaca su padre. Le apasionaba el fútbol y jugaba como lateral izquierdo.
“Desde los cinco años, él entrenaba fútbol. Comenzó en una escuela del barrio”, recordó John Falla. Tenía talento, condiciones físicas y toda la motivación para hacerse un camino en el deporte, por lo que se inscribió en la escuela de fútbol del América, en Bogotá, hizo pruebas, pasó y “esa fue su felicidad más grande, poder jugar fútbol”, algo que hacía a la par que cursaba sus estudios en el colegio.
“Un hijo excepcional, muy comprensivo con nosotros, un niño bien”, fueron algunas de las palabras con las que John Falla definió a Miller. “Como cualquier familia colombiana que quiere ver a su hijo triunfar, hacíamos sacrificios para él, para poderle dar lo mejor, fue un buen ser humano y nos cortaron esa ilusión”, anotó.
Miller se estaba formando para ser futbolista. Lo tenía todo para ser profesional, pero la delincuencia apagó su luz y provocó que sus sueños se quedaran en eso, en solo sueños.
“Yo le decía: ‘Hijo, en la vida todo lo que usted se propone, lo consigue’. Y me respondía: ‘Sí, papi, todo bien’ [...]. Él trabajaba duro. Yo, a veces, me quedaba aterrado con su disciplina. Los fines de semana tenía entrenamiento en las canchas de Siberia, en la vía a Cota. A las 5:00 a. m. se levantaba, iba a la habitación y le daba un beso a su madre [...]”.
Es precisamente esa disciplina lo que hacía brillar a Miller. Su padre cuenta que nunca lo vio con pereza de ir a jugar fútbol. “Estaba muy entregado, él admiraba mucho a Cristiano Ronaldo, porque él se perfilaba así [...] Se metió al gimnasio para ganar masa muscular”, destacó John Falla.