Jesús Quintero es el padre de Sebastián Quintero, uno de los ocho jóvenes asesinados en Samaniego (Nariño). Hasta ahora el misterio ronda respecto a lo ocurrido y el municipio nariñense está totalmente conmovido tras lo que aconteció el sábado anterior. Exclusivo: así departían los jóvenes de Samaniego minutos antes de la masacre
Ese día, cuenta don Jesús, su hijo fue invitado a una fiesta en una finca ubicada en Samaniego. Llegó invitado por el propietario del lugar, que le pidió que asistiera a una celebración privada. Siendo las nueve de la noche, asegura Quintero que le contó su sobrino, presente en el asado y sobreviviente, un grupo de personas se acercó al lugar y, sin mediar palabra, empezó a disparar contra los presentes. Según cuenta, los agresores la emprendieron contra estudiantes universitarios allí presentes y dispararon sin distingo alguno. De hecho, aseguró que no es cierto que los asesinos hayan llegado con lista en mano o preguntando por personas en específico. Hasta ahora, dijo, lo único claro es que ocho jóvenes fueron asesinados, entre ellos su hijo.
De acuerdo con su relato, su hijo era estudiante universitario en la ciudad de Pasto, amante del fútbol, y terminó pagando con su vida por el hecho de asistir a una fiesta en el marco del confinamiento que vive el país. “Sebastián era un ser humano humilde, excelente hijo, hermano. Un excelente deportista. Estuvo ad portas de entrar al fútbol profesional. Lo tuve en Armenia, lo tuve en Bogotá. Desafortunadamente, por falta de recursos económicos y apoyo de entidades del municipio, tuvo que regresar. No tuvo una amenaza, un conflicto, no hallamos razón”, aseguró. “No encontramos explicación. Esto es un problema que nos afecta a todos, a la población colombiana”, agregó, al descartar que se tratara de un ajuste de cuentas y señalar que, según la información recibida, su hijo se fue a un asado, en donde encontró la muerte.
También apuntó a decir que no es cierto que su hijo estuviera relacionado con asuntos de narcotráfico. Al sostener que es una realidad que les respira en el municipio, aseveró que Sebastián se dedicaba a estudiar y jugar fútbol y nunca a asuntos ilegales. De hecho apuntó a decir que se sostenía por cuenta de él como su padre y bajo el cuidado y cariño de una familia humilde.
Las autoridades investigan la masacre mientras la población mantiene el temor y la incertidumbre tras lo ocurrido. Don Jesús dice que es un municipio de gente amable, trabajadora y de ahí que la incertidumbre y el pánico se apoderen de sus lugareños. El relato de los sobrevivientes, más de 30 personas en la fiesta, puede ser determinante para esclarecer los hechos.