La tasa de cambio le está comenzando a pasar factura al negocio de vending –máquinas dispensadoras automáticas– en el país. Aunque este sector sigue creciendo, no lo hace al ritmo de años anteriores, como 2012 o 2013, cuando alcanzó alzas de hasta 30%.El potencial de compradores existe, pues según un análisis de la firma importadora Inssa, en el país hay unas 12.000 máquinas dispensadoras -con diferentes medios de pago-, algo así como una por cada 3.900 habitantes; sin embargo, los altos costos de los equipos frenaron las importaciones.El negocio de vending en el país está segmentado en dos. Por un lado, los operadores y, por otro, los importadores. En el primer grupo dos grandes compañías se disputan la mayor tajada del mercado: Novaventa, del Grupo Nutresa, dueña y operadora de sus propias máquinas, y Autosnack, propiedad de Biomax. De este mismo lado está el grupo de jugadores independientes; es decir, aquellos empresarios que tienen entre 1 y 200 máquinas.Del segundo grupo forman parte importadores y distribuidores como Inssa, CI Talsa, Diveco y Azcoyen, entre muchas otras..Datos de Euromonitor indican que al cierre de 2015 las ventas de este sector se situaron en $6,4 billones, cifra que no incluye las máquinas para público cautivo –las que están ubicadas en oficinas, hospitales y cárceles, entre otros–. La cifra es muy interesante si se tiene en cuenta que este tipo de establecimientos son los que más aportan a este negocioLea también: Las más recientes tendencias que retailers y consumidores deben saberLa consultora solo tiene en cuenta las dispensadoras que están en espacios públicos o semicautivos, como hoteles, centros comerciales, estaciones de servicio, a la vez que tampoco contempla las ventas de Novaventa, la más grande del mercado, con 10.000 máquinas vending. Los datos indican que desde 2010 al año pasado el promedio de ventas del sector fue el mismo, sin embargo, prevé que este año las condiciones cambien.La devaluación motivó a que las grandes operadoras frenaran sus importaciones, pues el precio de una máquina que podía ser de $17 millones o $18 millones, hoy puede llegar por lo menos a $25 millones, dependiendo de sus características y tecnología.Aunque las grandes importadoras logran economías de escala y esto les permite obtener mejores precios; aun así, la reducción en las compras se ha dado.Menos máquinasAndrés Rodríguez, gerente de Autosnack, segunda operadora del mercado, con alrededor de 3.000 unidades –entre equipos de café y bebidas calientes y dispensadoras de snacks de productos de Coca-Cola y PepsiCo, principalmente–, señala que su organización importaba entre 300 y 500 máquinas al año y en 2016 la proyección es de 100, incluidas las que se cambian por mantenimiento.Una máquina dispensadora puede vender en promedio al mes entre $1 millón y $3 millones, dependiendo de la ubicación, el tráfico y las condiciones en las que el operador presente los productos.La rentabilidad bruta, dicen los empresarios, puede ubicarse entre 30% y 40% y, aunque pareciera una cifra alta, resulta menor pues deben asumir unos costos fijos, no solo de mantenimiento técnico del equipo, sino de surtido y costos logísticos. Esto significa que al final del día el beneficio neto no es muy alto, dicen los operadores.“El negocio se ha frenado no porque no haya clientes, sino porque la maquinaria se volvió muy costosa y la recuperación de la inversión pasó de tres años a por lo menos seis o siete años”, dice Rodríguez.Fernery García, gerente de Novaventa, dice que, además del alza en los equipos, se presentaron incrementos de precios en algunos de los productos que se expenden en el canal, como consecuencia del efecto inflacionario de la devaluación.Al respecto, Elena Ariza, gerente de Diveco, importadora exclusiva de las máquinas italianas Rheavendors y que también distribuye la marca estadounidense Crane, considera que más que el alza en la tasa de cambio, la volatilidad es la que ha dificultado las negociaciones con los fabricantes a la hora de realizar los pedidos.Al tema cambiario se suman aspectos como la necesidad de transformar de manera constante los monederos y billeteros. Los cambios registrados por el Emisor en monedas y billetes hacen que las máquinas deban adecuarse para facilitar las compras con estas nuevas formas de pago, incluidas tarjetas de crédito. Estos son costos adicionales para el negocio.Eliécer García, gerente financiero y logístico de VendPoint, operadora de 60 máquinas, reconoce el impacto del dólar, pero considera que los pequeños empresarios han venido encontrando nuevas oportunidades porque les ha sido más fácil adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado.A reinventarseEs claro que con esta coyuntura los empresarios han debido reinventarse, ser muy estratégicos a la hora de escoger los sitios para ubicar los equipos y brindar un excelente servicio a precios competitivos.Elena Ariza dice que, con cinco años de experiencia, la compañía ha entendido que igual o más importante que venderle el equipo a un operador es ayudarle a identificar cuáles pueden ser los negocios potenciales que le permitan crecer y lograr una recuperación de la inversión lo antes posible. Capacitaciones, temas técnicos, comerciales y tributarios son determinantes para mantener cautivos a los clientes.La tecnología también juega un papel determinante. En la medida en que se han generado nuevas modalidades de pago, las máquinas dispensadoras han migrado a ofrecer otro tipo de productos, como medicamentos, higiene personal y óptica, entre otros.Javier Ossa, gerente de Inssa, señala que la industria ha dado grandes pasos en este sentido y eso facilita un crecimiento en la operación, porque se pueden ubicar productos de mayor valor en los dispensadores.Su empresa ha comenzado a adecuar máquinas para realizar pagos con tarjeta de crédito, luego de acondicionar los correspondientes sistemas que están homologados con Credibanco. La biometría y la telemetría son otros avances en los que trabaja esta organización, con el fin de que los operadores puedan llegarles a los clientes con productos novedosos.Si bien este negocio ya no resulta tan “redondo” como hace unos años, lo cierto es que se trata de un modelo que busca satisfacer al consumidor desde una perspectiva de conveniencia.