El gran día de Silvia Tcherassi en Milán empezó temprano. A las 9 ya todos los organizadores de la agencia Urrá, encargada de la organización del desfile, la directora, los asistentes, maquilladores y modelos estaban en el recinto de la Feria de Milán. A las 11 de la mañana, una hora antes de la cita, periodistas y funcionarios de la embajada de Colombia se encontraban en la entrada, algunos de ellos tenían dificultades para ingresar porque la muestra de la moda en la Feria de Milán no es un evento masivo, no es una pasarela comercial abierta al público. Se trata de un espacio para invitados exclusivos, conocedores, industriales y periodistas del área que registran cada seis meses las tendencias del prêt-à-porter (es decir, de la moda lista para llevar). Por esto las pocas personas que entraban a esa hora, así como los otros invitados, hacían gala de una invitación con nombre propio. En la ciudad, en cambio, la presencia de las modelos se avistaba en seguida: mujeres que parecen haber salido de un anuncio publicitario, con estatura y medidas fuera de lo común y esa leve sensación de 'cara conocida', subían y bajaban de las estaciones del metro y los tranvías; entraban a los negocios de Vía Montenapoleone o del Corso Vittorio Emmanuelle. Mientras la ciudad vive de la moda, la moda se reinventa en ese centro exclusivo, reservado a algunos pocos nombres que han llevado a Italia, en las últimas cuatro décadas, a convertirse en el corazón del diseño. El país produce el 9,3 por ciento del mercado mundial de la moda. De ello dan fe marcas mundialmente conocidas como Gucci, Ferragamo, Armani, Prada, Missoni...Esto hace que las pasarelas italianas sean cuidadas con extremo celo por la Cámara de la Moda, dirigida por Giulia Pirovano, ente que organiza varios eventos en Milán y Roma encaminados a mostrar las tendencias de las mejores agujas europeas, y en el espacio de New Designers muestra las que se perfilan como las mejores del futuro. Una selección hecha al dedillo por un comité de siete miembros, entre quienes se encuentran Vittorio Missoni, Giovanna Ferragamo y Ermanno Ronchi. Silvia Tcherassi entró a formar parte de ese grupo. Ahí, durante el desfile, estaban el cavellier Mario Boselli, presidente de la Cámara de la Moda, y su presidente honorario, Beppe Modenese, importantes industriales del sector. Por si fuera poco, la diseñadora colombiana recibió una carta de Giorgio Armani invitándola a su sfiliata el próximo 3 de marzo en su Showroom de la Vía Bergognone, diagonal a la plaza San Babila, en el corazón de la ciudad. Una de las actividades después del estrés del martes que la diseñadora disfrutará, sin duda alguna. Esto, porque como repitió a los micrófonos italianos, en Armani encuentra una de las mejores expresiones de la moda y el diseño, un ejemplo por seguir. El cartel que anunciaba el lugar del desfile llevaba solamente el nombre de la diseñadora y la hora 12 del día. Ninguna referencia a la nacionalidad o el origen, que poco o nada importan cuando se llega a este nivel. Junto a ella aparecían otros nombres del panorama europeo: Kristina Ti, Coverti de Francesco Martini, Aigner de la austríaca Inés Valentinisch y Clips. Antes del desfile, algunas entrevistas para la televisión. Sobre la pasarela, aún protegida con un plástico, estaba la diseñadora junto a Anna Mascolo, periodista de TeleLombardia, quien le preguntó acerca de sus gustos, de su admiración por la moda italiana y del cuidado que le presta ella a los detalles como peinado o maquillaje. Silvia respondió en un italiano aprendido por necesidad, con una sonrisa tranquila, mientras en los camerinos las modelos terminaban de arreglarse. Sin embargo de esto habla mejor Tala Restrepo, modelo desde hace algunos años para Tcherassi, quien cuenta cómo el día anterior hicieron las pruebas y la diseñadora entregó a una por una de las 20 modelos las piezas, los accesorios y los zapatos, cuidando que fueran las que tenía pensadas para cada una de ellas. Faltaban pocos minutos para comenzar y Rosa Ferrari, directora del desfile, llamó a las asistentes que ayudarían a las modelos en los cambios. Todas se organizaban mientras afuera empezaron a llegar los invitados. Uno a uno entraron fotógrafos, camarógrafos y periodistas especializados en moda que se ubicaron en la zona de prensa. La primera fila la ocuparon un gran número de asociados a la Cámara de la Moda e industriales italianos, entre los que se destacaban los representantes de las agencias WandaMode y White Sr. Pero también había personajes de varios sectores de la vida nacional. Muchos viajaron desde Colombia expresamente para el desfile. Entre las personalidades estaban María Emma Mejía, Pilar Castaño, Julio Sánchez Cristo, Fabio Valencia Cossio -embajador de Colombia en Italia-, su homólogo en Gran Bretaña, Alfonso López Caballero, y personas cercanas a la diseñadora, sus amigas y familiares. También estaban la ex primera dama Nohra Puyana y la modelo Paola Andrea Betancur. No había una sola silla vacía. Todos los invitados llenaron una sala de más de 600 puestos y lo más importante es que toda la prensa especializada estuvo presente. Pasado el medio día se encendieron las luces y al ritmo de los bajos de la música electrónica que programó el DJ colombiano David Espinal aparecieron las primeras piezas de la esperada colección, titulada En el bosque, una interpretación del otoño sobre el cuerpo femenino. "Esta muestra está inspirada en imágenes de troncos y viejos árboles con madera bruñida y desgastada como los que hay en tantas ciudades y que encierran muchas historias", dijo a SEMANA Silvia Tcherassi. Con sedas, chantú y lana pesada que parecían deshojarse como los arboles en el otoño, las 20 modelos escogidas por la diseñadora y su directora de desfile dejaron ver lo mejor de Tcherassi hasta el momento. Las colombianas Tala Restrepo, Tuti Barrera, Camila Barreneche y Catalina Acosta, reconocida por haber ganado el año pasado el reinado de Miss Italia en el mundo, mostraron diseños para la noche. Algunos vestidos largos con espalda descubierta y muchas cintas en los pies y en la cintura. Una evocación del romanticismo para mujeres modernas, sencillas y elegantes. Algunos trajes para el día y abrigos, que mantienen la línea de movimiento y ligereza que ha caracterizado el trabajo de Tcherassi (ver recuadro). Después de 20 minutos de luces, color y texturas el evento llegó a su fin. Silvia tuvo que salir cuatro veces para recibir los aplausos de un público que no se cansaba de elogiar su trabajo. Terminaron así meses de organización, de viajes a Italia y Francia para conseguir los mejores textiles; de reuniones con la agencia organizadora, con la embajada de Italia y con los funcionarios de Proexport. Pero no fue el final de la historia. Como consecuencia de este desfile la Cámara Italiana de la Moda decidió invitarla a la Semana de Alta Moda, que se celebra en julio en Roma, un evento tan importante como la Semana de la Moda de Milán. Valió la pena todo este esfuerzo que, mucho más que un sueño, es sin duda alguna un logro que propone nuevos recorridos tanto a la diseñadora barranquillera como a todo el sector y la industria textil. Porque es necesario reconocer que detrás de un gran talento y creatividad como el de Silvia Tcherassi hay trabajo en equipo de sectores oficiales y de una empresa organizada y pujante que ha servido de punta de lanza para nuevos mercados a los que diseñadores colombianos no habían llegado pisando, como lo hicieron ese día, con pasos de animal grande.