Debo lamentar que revista tan prestigiosa como SEMANA haya sido víctima, al igual que otras publicaciones, de la insidia de ciertos personajes caldenses que, cubiertos por la oscuridad y en su afán de abrirse espacios políticos, no escatiman procedimientos innobles para atacarme y atentar contra mi reputación.Es un axioma que el Estado colombiano no cumple a cabalidad con sus obligaciones sociales. Más del 60 por ciento de pobreza y un desempleo del 16 ó 17 por ciento lo confirman. Hay regiones del país desamparadas e igual sucede con porcentajes amplísimos de población. Por ello, es natural que las personas apelen a los servidores públicos y en la mayoría de las ramas del poder para conseguir solución a sus angustias. Es el caso de este servidor, que si no acude a las oficinas públicas para atender estos menesteres, sí reclama de sus colaboradores atención a la presencia ciudadana, sin incurrir, como no incurre Josué Jaramillo, ni en presiones indebidas, ni en indelicadezas que impliquen beneficios distintos a la satisfacción del servicio.Lamento que abra paso acudir a los medios para escandalizar y presionar las decisiones de la justicia. Y lamento también que funcionarios que deben ser probos, entreguen o sustraigan documentos protegidos por la reserva sumarial, para condenar ante la opinión a quienes la justicia aún no ha calificado.