En los últimos meses del año y hasta finales de abril, el país y los vecinos tropicales se convierten en un hogar temporal para cientos de aves que migran desde sus hábitats naturales en época de invierno, para acceder a recursos alimenticios y ambientes cálidos, mientras empieza la primavera en sus países de origen.
Los colores, las alas, la diversidad y el plumaje, se convierten en protagonistas no solo en los humedales y parques de Bogotá, sino en los distintos paisajes de Colombia.
La capital del país es una de las principales receptoras de estas especies, muchas de las cuales son cazadas o quedan en lugares que las pueden volver vulnerables frente a los humanos debido al cansancio de sus largos viajes.
En los últimos días, la Secretaría de Ambiente liberó 70 individuos que fueron recuperados y rehabilitados en el nuevo Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre.
En total regresaron a la libertad 40 tinguas, 5 chamones, 6 mirlas, 18 torcazas y un azulejo, animales que alzaron vuelo en los humedales Jaboque, Córdoba y Guaymaral.
“Estas aves fueron rehabilitadas en nuestro Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre. En el caso de las tinguas fueron animales que se desorientaron y necesitaron atención por parte de la entidad”, indicó el subsecretario de Ambiente, Julio César Pulido.
La Secretaría de Ambiente, con el apoyo de la ciudadanía, ha logrado recuperar más de 2.400 aves que sufrieron algún tipo de inconveniente en su paso migratorio por Bogotá.
El llamado oportuno de los ciudadanos y la atención por parte de los profesionales de la Secretaría de Ambiente, ha permitido que más de 1.850 aves migratorias hayan sido liberadas en los diferentes humedales de la ciudad.
La tingua azul es un animal que recorre cientos de kilómetros en las épocas migratorias y debido a su alto desgaste energético, pueden extraviarse y terminar en tejados, parques o en vía pública, cansadas y desorientadas.
La campaña de “Recuperación y liberación de la tingua azul (Porphyrio martinica) en Bogotá”, tiene como objetivo rescatar y rehabilitar todos los individuos de esta especie que suelen sufrir accidentes en su paso por la ciudad.
En busca de alimento
Según datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, al país llegan unas 275 especies de estas aves que utilizan para su movilización rutas que pueden ser latitudinales de larga distancia, transfronterizas y locales.
Estas aves empiezan a abandonar sus hábitats naturales, la mayoría desde Norteamérica, entre septiembre y octubre y llegan a los países tropicales para alimentarse. “No se reproducen, solo comen y sobreviven. Finalmente, en marzo y abril vuelven a sus territorios”, manifestó Natalia Ocampo, ecóloga y experta en conservación de aves.
En Colombia y el resto de países a los que migran, estas aves, según explicó Ocampo, encuentran una gran variedad de recursos para su alimentación como frutas e insectos, por lo que para ellas es mucho mejor volar grandes distancias hasta el trópico para sobrevivir y regresar a reproducirse. “Allá hay menos depredadores que en el país, por lo que aquí no tienen crías”, dijo.
Estas ves llegan a distintas partes del país, dependiendo de las condiciones que mejor se acomoden a su forma de vida, dicen los expertos.
“Casi todas las regiones de Colombia reciben aves migratorias. Por ejemplo, la mayor concentración de playeras se da en el Pacífico, parece como si fueran insectos. Las reinitas prefieren los bosques de niebla, los bosques andinos cerca a Bogotá o los que están en otras cordilleras. Hay otras especies que prefieren tierras bajas, como las amazónicas. Y también hay algunas que prefieren los cultivos de café con sombra, o los cítricos”, explicó Ocampo.